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Resumen de Comportamiento migratorio de la avutarda común en la península ibérica

Carlos Palacín

  • Se investigó el comportamiento migratorio de los machos de Avutarda Común mediante el radio-seguimiento mensual de 142 individuos. Se confirma el patrón generalizado de migración parcial de los machos en el contexto peninsular: el 30% fueron sedentarios y el 70% restante realizó algún tipo de movimiento estacional. Los machos mostraron una fidelidad casi completa al patrón migratorio y a las áreas de agregación posreproductivas. El 90% de los migradores estivales abandonó el área de reproducción a finales de mayo o principios de junio, una vez finalizados los apareamientos, y entre 2 ó 3 semanas antes de la eclosión. La migración prenupcial ocurrió entre septiembre y marzo. La distancia media de migración fue de 55 km y la máxima de 261 km. La direccion preferente de migración fue N-NE. Las áreas estivales de los machos migradores se encontraron a mayor altitud que las de reproducción y cuanto mayor fue la distancia entre el área de reproducción y el área estival, mayor fue la diferencia de altitud entre ambas. Las diferencias en latitud y altitud entre las áreas de reproducción y las áreas estivales estuvieron relacionadas con la búsqueda de ambientes más frios durante el verano. Los machos migradores con áreas de reproducción situadas en los pisos bioclimáticos termo y mesomediterráneo manifestaron un verdadero comportamiento migratorio, a diferencia de los septentrionales (con áreas de reproducción en el piso supramediterráneo). Estas diferencias tienen un sentido biogeográfico: los machos manifestaron un comportamiento migratorio estival diferente ante escenarios ambientales distintos. Los machos migradores meridionales seleccionaron áreas estivales situadas a mayor altitud, con menor temperatura y con menor superficie de cultivos de secano que las áreas de reproducción; aspectos relacionados con la termorregulación. Las áreas estivales presentaron menor densidad humana, lo cual estaría relacionado con la selección de lugares sin molestias humanas. El análisis de microhábitat indicó que los machos migradores seleccionaron cultivos de girasol y parcelas arboladas en las áreas estivales. El comportamiento migratorio de las hembras se estudió en España Central mediante el radioseguimiento de 68 hembras. Se definió un patrón de migración parcial, siendo el 51% migradoras y el resto sedentarias. La migración posnupcial sucedió entre octubre y diciembre. Los desplazamientos invernales tuvieron 50 km de media, con dirección a SE: La migración prenupcial ocurrió entre febrero y abril. El cambio del patrón migratorio (un 25% de las hembras lo hizo) estuvo asociado al éxito de cría: más del 70% de las hembras migradoras que criaron con éxito cambiaron su patrón migratorio y se hicieron sedentarias. Las hembras invernaron en las mismas zonas en el 88% de las ocasiones, mostrando una elevada fidelidad. Las diferencias intersexuales observadas indican un claro modelo de migración diferencial sexual en las avutardas del centro peninsular: la asincronía intersexual del inicio de la migración posnupcial está relacionada con el papel desempeñado por cada sexo en el cuidado parental. La conducta migratoria descrita constituye un ejemplo de variabilidad del comportamiento migratorio que varía según los intereses de los diferentes segmentos poblacionales y de los escenarios ambientales. Por último, se discute la relación entre dispersión juvenil y migración mediante el radioseguimiento de 31 machos y 25 hembras marcados de jóvenes en España Central y con historia vital conocida hasta su tercer año de vida. Los movimientos invernales efectuados por las hembras jóvenes no difirieron de los realizados por las hembras adultas. El término "dispersión juvenil" no parece adecuado para definir los desplazamientos invernales de las hembras jóvenes. De igual modo, los lugares de agregación estival de machos inmaduros y adultos coincidieron temporal y espacialmente; y efectuaron los mismos desplazamientos que el resto de la población, por tanto, el concepto de "dispersión juvenil" tampoco parece adecuado para definir los desplazamientos estivales de los machos inmaduros.


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