De toda la abundantísima analítica acumulada sobre Las Meninas podemos concluir dos hechos: 1.- Que Las Meninas se ha convertido en un material ejemplar para la discusión metodológica, la epistemología, la historia y la crítica del arte del espacio. 2.- Que toda interpretación parte de alguna determinada reconstrucción del espacio representado. Este texto describe el proceso de fabricación de un modelo geométrico tridimensional que pretende reconstruir el espacio representado en la pintura. Las condiciones que se le imponen al modelo son: Congruencia con el cuadro, coherencia con los datos documentales y consistencia interna. El espacio es entendido como espacio escénico, dramatúrgico. El resultado de la reconstrucción es un ¿set¿, una martingala escénica. Veremos las diferencias entre el espacio ¿representado¿, la tramoya, y el espacio ¿real¿, la sala del Alcázar de Madrid, y el por qué de esas diferencias. El modelo confirmará el origen de la imagen del espejo de los Reyes, con lo que pierden sustentación las interpretaciones más prestigiosas, basadas precisamente en suposiciones sobre el espejo que se demostraran falsas. Se desvelará el artificio óptico necesario para reconstruir la imagen representada. Veremos a Velázquez como escenógrafo y como arquitecto. Tendremos oportunidad de recorrer las salas protocolarias del viejo Alcázar de Madrid, producto del ingenio del maestro, y descubriremos un genius loci, un espíritu velazqueño, disimulado, preciso y minimalista, que lo impregna todo, un único universo geométrico que engloba cuadro y Palacio, simbolizado en un sistema de números enteros relacionados entre sí por el arcano de la proporción áurea.
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