El estudio se sitúa en Olla de Caldera, La Serena, IV Región de Chile; una Comunidad Agrícola de ocupación territorial ancestral, con profusión de instalaciones incaicas.
La tesis plantea en el área, una red vial inca con senderos interconectados, desmintiendo la hipótesis de solo dos caminos N S. Quinientos años de uso dificultan su prospección, no obstante, la metodología permite reconocerlos mediante: revisión de documentación original, registro histórico-geográfico, arqueología y toponimia; topografía y cartografía disponible desde la conquista; rastreo Google Earth y trabajo de campo con expediciones a Los Puntiudos - Los Infieles, complejos mineros incaicos.
Una red caminera, cuya trama surca gran parte de la Región, se verifica por evidencias ensayadas en el trabajo de campo. Destacan, trazados rectos pedestres, con baja densidad de uso; obsoletos desde la conquista por la práctica exclusiva de la montura.
Hallazgo fundamental es el concepto de territorio-urbe, continuo y de muy baja densidad poblacional durante el incario; un territorio unitario articulado por su red vial, asociada a un imaginario simbólico de culto solar, y adhesión a prácticas estatales: tributo mitayo, distribución de bienes, censos y transferencias de población, relativas a espacios productivos y sus pisos ecológicos. El imperio fluye por su red comunicacional, la cual constituye territorio en sí mismo.
Costumbres arraigadas se proyectan y actualizan en el día a día de los habitantes y su territorio. En su sistema, resuelto en aparente pobreza, subyace un apreciable equilibrio con el ecosistema. Un turismo ecológico-cultural sustentable de pequeña escala, soporte del potencial humano, geográfico y arqueológico que subyace en el lugar, puede ser administrado por la propia Comunidad, asociado a su rutina y prácticas ancestrales. Podría señalar además, ajustes a actuales paradigmas de ordenación territorial.
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