La provisión de cuidados hacia otras personas (niños y niñas, personas adultas dependientes) no es un fenómeno nuevo. En nuestra especie, al igual que en muchas otras, los cuidados hacia los miembros más frágiles han estado ligados a la supervivencia del grupo en su totalidad. Históricamente, han sido las mujeres las que se han ocupado el papel de cuidadoras tanto a nivel profesional (principalmente a través de la figura de la enfermera, pero también a través de otros perfiles como maestras, cuidadoras o auxiliares) como a nivel informal, en el seno de las familias.
Ahora bien, a raíz de los cambios sociodemográficos acaecidos en las últimas décadas en nuestra sociedad, los cuidados informales han pasado de la invisibilidad del ámbito doméstico a convertirse en uno de los principales focos de atención de la investigación a nivel europeo. El progresivo envejecimiento de la población y la incorporación de la mujer al mercado laboral, por una parte y, por otra parte, la falta de políticas públicas que garanticen los servicios de cuidados a toda la ciudadanía, especialmente en España, han propiciado que se adopte el término crisis de los cuidados para poner de relieve el exceso de preguntas sin respuestas a las que se enfrenta nuestra sociedad. Si las mujeres están trabajando fuera de casa y los recursos públicos son limitados, ¿quién se ocupa ahora de proporcionar los cuidados necesarios a niños y niñas?, ¿quién va a atender a todas esas personas mayores que se encuentran con algún grado de dependencia para realizar las actividades básicas de la vida diaria? Y, lo que resulta aún más relevante, ¿a qué coste se van a proporcionar esos cuidados para la salud y el bienestar de las personas cuidadoras? Hasta el momento los datos que arroja la ciencia son concluyentes: la provisión de cuidados sigue ejerciéndose en el seno de las familias, pero no se reparte de forma equitativa entre sus miembros. Los cuidados siguen siendo asumidos en el contexto familiar mayoritariamente por las mujeres, habiéndose producido, más que un cambio, una acumulación de roles, generando muchas veces una sobrecarga de tareas, esfuerzo y estrés sobre la persona cuidadora con importantes repercusiones para su salud.
La presente tesis doctoral se centra específicamente en una generación de mujeres que, por el momento del ciclo vital que atraviesan, concentra potencialmente la mayor carga de cuidados dentro de la familia. Se trata de aquellas mujeres que, por un lado, ya son abuelas y, por tanto, son susceptibles de asumir el cuidado de sus nietos y/o nietas y, por otro lado, todavía son hijas o nueras de una generación mayor, caracterizada con frecuencia por altos niveles de dependencia. Por tanto, estas mujeres, incluidas por algunos autores en el heterogéneo grupo de la generación sándwich, se encuentran en una situación en la que la presión del ciclo vital familiar en cuanto a demandas de cuidado puede alcanzar un nivel especialmente intenso no ya hacia una, sino hacia varias generaciones al mismo tiempo. A pesar de la especial situación en cuanto a demandas de cuidados en la que esta generación se encuentra y, previsiblemente, se encontrará cada vez con más frecuencia, hasta el momento es un colectivo que, dentro del amplio grupo que conforman las personas cuidadoras y particularmente dentro de la generación sándwich, ha recibido poca atención por parte tanto de la comunidad científica como de los profesionales especializados en la intervención social.
Ahora bien, si bien es cierto que la provisión de cuidados puede convertirse en una situación estresante para las personas cuidadoras, también hay que tener en cuenta que, igualmente, puede suponer una fuente de satisfacción y felicidad para ellas. En ese sentido, diversas investigaciones en este ámbito han constatado que tanto las estrategias de afrontamiento del estrés por parte de la persona cuidadora como la ausencia de conflictividad familiar o un alto nivel de apoyo social se conforman como elementos clave para que esto suceda. Sin embargo, hay muchos factores, como por ejemplo la inteligencia emocional o la disposición al optimismo que, presumiblemente, han de influir en los procesos de resiliencia en estas mujeres pero que aún no han sido suficientemente estudiados en el contexto de los cuidados, especialmente en la segunda generación de mujeres en familias de cuatro generaciones.
Por tanto, como primer objetivo general, este trabajo se propone analizar la relación entre la carga de cuidados que están asumiendo las abuelas que, a su vez, son todavía hijas o nueras de una generación anterior y su nivel de ajuste biopsicosocial, a través del estrés y diferentes áreas de salud (salud global autopercibida, salud física, salud psicológica y bienestar subjetivo). El segundo objetivo general se centra en conocer la relación existente entre las estrategias de afrontamiento ante el estrés empleadas por estas mujeres y su nivel de ajuste biopsicosocial. El tercer objetivo general trata de conocer la relación existente entre la inteligencia emocional de estas mujeres, a través de sus dominios de flexibilidad, tolerancia al estrés y control de los impulsos; y su nivel de ajuste biopsicosocial. El cuarto objetivo general consiste en analizar la relación entre la tendencia al optimismo de las mujeres estudiadas y su nivel de ajuste biopsicosocial. Por último, el quinto objetivo general de este trabajo es conocer cómo influyen de manera conjunta la carga de cuidados asumidos, las estrategias de afrontamiento, la inteligencia emocional y el nivel de optimismo de las mujeres estudiadas, junto con otras variables personales, familiares y sociales, sobre su ajuste biopsicosocial.
Al hilo de estos objetivos generales, este trabajo se divide en cinco estudios. En el capítulo de Resultados se detallan los objetivos específicos correspondientes a cada objetivo general descrito más arriba, así como los resultados obtenidos en cada uno de ellos.
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