Se estudió la sucesión de las comunidades vegetales establecidas experimentalmente en tierras de cultivo abandonadas durante siete años de muestreo, bajo el desarrollo del proyecto CLUE (CHANGING LAND USAGE, Enhancement of biodiversity and ecosystem funtioning). En este tipo de tierras, las malas hierbas de cultivo que dominan la sucesión inicial, se convierten en una fuerza limitante de la dinámica de la vegetación ya que ralentizan la vuelta a las condiciones naturales previas al cultivo. Para contrarrestar su impacto negativo, se manipuló la diversidad de especies mediante la siembra de plantas características de estadios más tardíos de la sucesión natural, en dos tratamientos de siembra: uno con 4 especies o baja diversidad (BD) y otro con 15 especies o alta diversidad (AD), que se compararon entre sí y con condiciones naturales (CN) siguiendo un diseño de bloques completamente aleatorizados.
Sólo cuatro de las quince especies sembradas fueron dominantes durante la mayor parte del tiempo examinado, la mitad de las restantes quedaron subordinadas y las otras desaparecieron completamente. La más exitosa fue la gramínea exótica, Bromus inermis, que repercutió negativamente sobre el desarrollo de Plantago lanceolata, Sanguisorba minor y la leguminosa Lotus corniculatus¸ especies que solamente alcanzaron un alto grado de dominancia en ausencia de la gramínea anterior. En general, cuando las especies sembradas disminuyeron tanto en número como en cobertura, a través del tiempo, el tratamiento BD tendió a parecerse a AD, aunque en todo momento estuvo más fuertemente relacionado a CN, al no existir una especie dominante sembrada que influyera considerablemente sobre la dominancia de las malas hierbas de cultivo.
El efecto de la siembra sobre la supresión de las malas hierbas se hizo más perceptible cuando se analizó a una escala espacial pequeña (1m2), asociada a la formación de parches heterogéneos por Bromus inermis; mientras que a una escala espacial mayor (100 m2), este efecto quedó ocluido debido a que las malas hierbas presentaron mayores posibilidades de expresión entre los diferentes parches. Estos parches no dejaron espacio disponible para nuevas colonizaciones pero al mismo tiempo permitieron que algunas malas hierbas ya presentes aumentaran relativamente su cobertura. Este resultado siguió la hipótesis de Elton que predice en comunidades más organizadas una mayor resistencia a nuevas colonizaciones. Consecuentemente, B. inermis promueve un reemplazo funcional al excluir por competencia interespecífica otras gramíneas, mientras que permite el desarrollo, hasta cierto límite de espacio, de especies pertenecientes a otras familias distintas a las leguminosas.
A pesar del importante efecto funcional encontrado, la siembra no revertió la baja productividad de las comunidades establecidas. Es más, siguieron la misma relación negativa entre la productividad y diversidad que muchos autores han reportado para diversas zonas de dehesa. Por lo tanto, otros componentes distintos a la riqueza de especies fueron responsables de la baja productividad del ecosistema, por ejemplo, la alta presencia de especies de bajo porte pero baja de leguminosas. Se confirmó también que el efecto de la diversidad fue muy dependiente del efecto de identidad de B. inermis, ya que su forma de crecimiento clonal, facilitó unas especies pero eliminó otras, cambiando funcionalmente la comunidad de plantas pero sin ningún aumento de la biomasa de las especies involucradas en el proceso.
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