Resumen de El adjetivo visual: de la figura retórica al significado de la imagen fotográfica
La creación poética en la fotografía ha podido sentirse relegada a un segundo plano, e incluso vetada ante planteamientos relativos a su incursión en el arte, ya desde su nacimiento. La escasa confianza que provocaba su encuentro con las artes visuales supuso un enorme rechazo por parte de la crítica. Sin embargo, si hay algo que haya supuesto una evidencia es que la captura de la realidad es capaz de ofrecer algo más que un simple documento gráfico. El surgimiento de los movimientos artísticos de vanguardia provocaron una remodelación del arte y la creación, y la búsqueda de nuevos formatos invitaron a la fotografía a convertirse en su nuevo aliado y compañero del tradicional lienzo. Lo que resultó eficaz en las nuevas formas de expresión se convirtió en un simple instrumento capaz de provocar y emocionar con su apariencia pero sin dejar demasiada constancia de quién era. Es a partir de los años 70 cuando el matrimonio Becher, en Düsseldorf, materializa un nuevo modo de trabajo capaz de revolucionar la fotografía, la técnica, la tradición¿ en aras de la creación de un nuevo concepto de trabajo, similar a los proyectos presentados por los coetáneos artistas pero enfatizando cual era la verdadera herramienta capaz de realizarlo; la cámara fotográfica. En esta investigación todo nace de un sentimiento un tanto escéptico con respecto al viciado término que ha venido acompañando a la fotografía de última generación; metáfora visual. Todos aquellos que así definían a un tipo de fotografía vinculado con las artes visuales, en realidad querían referirse a cierta imagen poética hermanada con el arte. Es entonces cuando surge la cuestión: ¿por qué nos referimos a la metáfora cuando en realidad queremos decir poesía? ¿Por qué poesía cuando queremos decir arte? Claramente, si la poesía existe y los poetas ya se encargaron de definirla, lo más conveniente sería desglosar su modus operandi y tratar de entender cómo y con qué herramientas han conseguido apelar a los sentimientos con tanta eficacia. Entendiendo sus reglas, sus pautas y sus métodos tan paradójicamente precisos, la fotografía podría adoptar su comportamiento si la finalidad última es la obtención de la belleza a través de los elementos que conforman una imagen. Por lo tanto, si la disposición controlada de las palabras puede contener un mensaje específico con fines poéticos entonces la fotografía, ubicando a su vez sus elementos estratégicamente, también puede dirigir conscientemente su mensaje lírico. Y si los poetas, a través de unos parámetros lógicos y precisos como son las figuras retóricas, presionan al lenguaje a comportarse como poema, entonces la fotografía que pretenda fines poéticos, si utiliza y realiza las mismas acciones que las palabras para los poetas, probablemente obtendrá la esencia que se reclamaba. Las palabras que componen el recurso estilístico, y que a su vez ofrecen poesía, pueden ser cualquiera de las categorías que componen el entramado gramatical (verbos, adverbios, sustantivos¿). En este estudio de investigación se escogió el adjetivo por ser el hipotético desencadenante de la esencia poética en la escritura. A través de esta designación la finalidad en este trabajo de indagación residió en localizar el adjetivo visual, en vincularlo con una o más figuras retóricas y por lo tanto ofrecer el mismo significado poético que proponen los poetas de la palabra. Por ello, la materialización de unas pautas de comportamiento en el arte fotográfico se considera fundamental. La fotografía debe conocer el proceso creador adecuadamente antes de obtener la idea creativa. Así se asegurará la finalidad del poema visual que consistirá en apelar a la emoción. Partiendo de una pequeña categoría denominada adjetivo, que esta vez será visible a los ojos, se verificará la premisa que presenta el verdadero origen del poema.
