El lenguaje poético empleado por Ángel González, autor perteneciente a la segunda generación de posguerra, ha sido definido en numerosas ocasiones como «común» o «cotidiano». Sin embargo, hemos encontrado que no existe un tratamiento riguroso que demuestre tal aseveración, ya que existe una confusión terminológica, que equipara la variedad propia del discurso conversacional con la variedad «vulgar».
Este trabajo pretende llenar ese vacío, a partir de un estudio sistemático sobre el uso literario de la lengua coloquial, caracterizada por diferentes rasgos situacionales (de producción-recepción o conversacionales, contextuales, sintácticos y léxico-semánticos). Se han analizado estas estrategias en toda la obra del poeta asturiano, lo que ha posibilitado conocer la importancia de cada una de ellas, su función en el texto y su incidencia a lo largo del tiempo. Por un lado, se han examinado de forma independiente, una a una en el contexto de cada poema. Por otro, se han estudiado de manera conjunta, con el fin de comprender su evolución, desde su primera publicación, Áspero mundo, en 1956, hasta su último libro Nada grave, compilación póstuma del año 2008.
Se evidencia una utilización de los procedimientos coloquializadores a lo largo de toda su trayectoria, tanto en su faceta más social —que era lo admitido hasta ahora—, como en composiciones de temática amorosa y existencial. Por tanto, no se trata de una tendencia pasajera, sino que es una constante, que subyace de forma uniforme a lo largo del tiempo, incluso en los momentos de mayor experimentación lingüística. Dicha unidad obliga a dejar atrás la tradicional clasificación de la poesía de Ángel González en varias etapas, al menos en lo que respecta al plano lingüístico. El uso de la lengua cotidiana como recurso artístico, de esta forma, se contempla como una peculiaridad esencial en la totalidad de su producción poética.
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