San Andrés tiene algo distintivo y excepcional con respecto a los pueblos circundantes, y es la posesión de una Dehesa y de un Arca-archivo con documentación referente a la gestión de los bienes comunales desde el siglo XIV. Estos dos elementos posibilitan obtener una visión antropológica desde el elemento histórico y el medio natural que en muy contadas ocasiones aparecen con tanta claridad.
Pero se da un hecho más en este caso que es importante, y es que todavía a principios del siglo XXI este sistema de valores basado en la igualdad permanece. Por este motivo, la búsqueda por entender el diálogo entre pasado y presente adquiere una cierta urgencia, ya que todavía queda en la memoria de los habitantes del pueblo, de los hijos y de algunos nietos, mucho de aquello.
El objetivo de la investigación es conocer en profundidad el significado y construcción del valor de la igualdad, y explicar los elementos que aparecen en la construcción del valor de la igualdad relacionados con la gestión de los bienes comunales en San Andrés de Soria.
La hipótesis de la que parto era considerar la igualdad como una forma de estructurar la sociedad y de estructurar las relaciones de poder que en ella se configuran por tal de conseguir la supervivencia y bienestar de la comunidad primeramente, y después de sus miembros.
El valor del Arca desde la perspectiva etnohistórica es muy alto, pues nos aporta información secuenciada de la gestión de un bien comunal durante seis siglos. Desde el siglo XIV hasta el siglo XX se recogen por escrito datos sobre la organización de los pueblos de San Andrés y Almarza, y de la capacidad de éstos de defender su patrimonio delante de instituciones poderosas como la Comunidad de Villa y Tierra, o la Mesta.
El traslado del Arca de un pueblo a otro permitía sostener una corresponsabilidad y cooperación en lo referente a la gestión de la Dehesa. La importancia implícita en el acontecimiento de cesión de una responsabilidad también se veía impregnada de cesión de un poder, tal que a la vez que se pasaba el Arca en custodia al otro pueblo, se le traspasaba los problemas actuales derivados de ésta gestión y el poder decidir en determinadas cosas, aunque la existencia de un Concejo en cada pueblo que compartía decisiones, permitía mantener el equilibrio socio-económico de las relaciones de las dos aldeas.
La comunidad de San Andrés de Soria sigue manteniendo característica de comunidad corporada, sus habitantes se diferencian de otros por su sistema simbólico de representación e interrelación, y en el que existen esferas de inclusión o exclusión, sin que ello obligue a generar una integración desigual o nula.
Durante el proceso de análisis aparecieron diversas categorías que se agrupan en tres bloques que los podemos denominar códigos culturales: 1) Social: en el que se integran todas las categorías relacionadas con reglas sociales de la igualdad, cooperación, corporativismo, vecino, común, concejo e identidad común.
2) Tradicional: Donde aparecen las expresiones simbólicas y sacralizaciones a través de las fiestas y tradiciones como el traslado del Arca 3) Ecológico: centrado en la Dehesa como forma de explotación comunal, de aprovechamiento y de adaptación al medio natural.
En el caso de San Andrés sus miembros resaltan ciertas categorías culturales: igualdad, comunales, vecindad, ayuda mutua, prestación personal. Procesos sociales dinámicos que se reformulan constantemente como respuesta adaptativa a las situaciones que se viven. La cultura, por consiguiente, puede ser explicada en relación a la situación de la comunidad que se da en cada momento (más o menos condicionante).
Durante muchos siglos esto ha sido así. La revisión de la documentación del Arca, así como las entrevistas a los informantes, nos ha mostrado que hasta el siglo XX la igualdad impregnaba todas las dimensiones de la comunidad de San Andrés. Era el valor central sobre el que se articulaba todo un sistema de valores que legitimaba y reproducía la igualdad social.
Actualmente, se empieza a constituir una nueva comunidad con relaciones y valores diferentes que posiblemente respondan a los nuevos retos que tiene la comunidad para sobrevivir como pueblo en el siglo XXI.
Se resignifica el código ecológico de la comunidad, pues en la actualidad el bien común está orientado al progreso de las personas y no de la comunidad, por lo que la Dehesa pasa a tener valor para cada uno de los vecinos como patrimonio ecológico y elemento de prestigio. Sigue siendo un bien, pero deja de ser un bien comunal para ser un bien individual.
Al desaparecer la gestión comunal desaparece la necesidad de la igualdad. El uso y disfrute del bien no es necesario administrarlo y cuidarlo como en el pasado, por lo que se establecerán nuevas formas de gestión comunal de la Dehesa y un nuevo sistema de valores asociados ella.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados