El teatro de Gil Vicente es un teatro de sátira social, un teatro de ideas, un teatro polémico.
A lo largo de toda su obra combate a los Papas simoníacos y a los frailes parásitos y disolutos.
Su sátira alcanza también a las órdenes religiosas (franciscanos y dominicos).
No ve ninguna incongruencia en atacar al clero, porque piensa que de esta manera puede convencer a los hombres para que restablezcan el rigor de la disciplina.
Su actitud crítica le llevó a la censura inquisitorial y, consiguientemente, al recorte de sus obras.
Gil Vicente suspira y desea el retorno a la antigua armonía, ya que la recuperación de la vida pasada implica, no sólo el reconocimiento de la historicidad perdida, sino el restablecimiento de la confianza en el propio ser humano.
Gil Vicente es un autor de transición entre la Edad Media y el Renacimiento.
Con las ventanas viradas hacia el campo, y desde la Corte, observa la realidad social de su época. La diversidad de tipos vicentinos, así como su profunda religiosidad e inquietud moral, que impregnan toda la obra, se reflejan en el lenguaje. Las obras del autor portugues fueron publicadas una parte en pliegos sueltos y el resto en la Copilaçam, cuya primera edición data de 1562 y la segunda, que apareció muy mutilada a causa de la censura inquisitorial, de 1586.
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