José María Pemán parte del modernismo y del costumbrismo y llega al neopopularismo y el simbolismo. La tesis pasa revista a sus reflexiones sobre la poesía pura, ofrece ocasión para comentar el uso de los recursos simbolistas en la expresión religiosa, analiza el trasfondo de Las flores del Bien. Pemán vuelve a la analogía de origen tomista, en cuanto a expresión de la belleza, verdad y bien del Dios personal. Se comentan tres enfoques en los que se inspiró: el esquema meditativo de los Ejercicios de San Ignacio de Loyola y su mística del servicio; la mística nupcial de los poetas carmelitas y la mística de la amistad de Ramón Llull. Su poesía cristiana reconoce lazos de un ser humano con Dios. Negamos que pueda aplicarse estrictamente a la obra pemaniana el término mística, que más se ajusta a la ascética. Destacamos su deuda con el platonismo y el tomismo, con Maritain, DÓrs, Balmes y Poussin. Comentamos el papel del clasicismo como filtro de las corrientes poéticas; el concepto del oficio artesano, la idea, los cuatro trascendentales del ser. La metapoesía preside todos sus poemarios, explica el deseo de la poesía que ascienda a Dios por el mundo visible. Numerosos poemas toman forma de oraciones y salmos. Entre los conceptos más recurridos están las diversas ciencias. El cruce entre el conocimiento racional y la experiencia del amor divino lleva al poeta a conciliarlos en la ciencia del amor. Oscila entre el Dios del mysterium tremendum y el de ternura. Analizamos el papel de la música y los motivos bíblicos. Pemán presenta premisas de asombro, alegría, sencillez y belleza, la afirmación del cuerpo humano. Su poesía recoge diversas manifestaciones de la vida humana y los contextos de uso del vocabulario sacro.
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