Los sucesos viven sumidos en una paradoja. La información sobre crímenes, accidentes, tragedias o catástrofes acompaña al Periodismo incluso antes de que éste recibiera tal nombre. Sin embargo, desde el campo teórico de los medios de comunicación, en España, al igual que en otros países, se ha pasado de puntillas, cuando no se ha obviado de manera flagrante, un campo de investigación casi inexplorado. No resulta fácil establecer las causas de este olvido, pero la realidad persiste irrefutable: los sucesos siguen publicándose en los diarios, en España y en el resto del mundo, continúan atrayendo a los lectores y ejercen de testimonio informativo de vivencias personales en el límite, basadas en la mayoría de los casos en el dolor y el sufrimiento inesperado. Esta condición, la de los seres humanos y su dolor como objeto de información, convierte a esta parcela del Periodismo en un campo de alta sensibilidad y relevancia. Merece, por tanto, un análisis específico que redunde en un tratamiento periodístico impoluto, que en más ocasiones de las deseadas no se produce. En este contexto se enmarca esta investigación, en la que se ha estudiado la evolución de la cobertura periodística a cargo de los principales diarios de información general españoles (El País, ABC, La Vanguardia de Barcelona, El Periódico de Catalunya, El Correo Español-El Pueblo Vasco, El Mundo y Diario 16) de once sucesos de gran impacto ocurridos en España y distribuidos entre 1977, con la reinstauración de la democracia, hasta 2000.
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