La tesis considera el estudio de los beneficios no monetarios de la educación sobre el consumo, es decir, los efectos de la educación sobre el patrón de consumo de los individuos no debidos a los aumentos de renta que la educación puede generar (que constituyen efectos monetarios).
El estudio considera el consumo de bienes vinculados con la salud (tabaco y alcohol), servicios culturales (cine, teatro y musicales) y artículos con un claro componente de ostentación (joyas y viajes de vacaciones).
El análisis empírico se realiza con datos de la encuesta nacional de salud de 1997 y la encuesta continua de presupuestos familiares de 1998.
Los resultados muestran que la educación genera efectos no monetarios sobre el consumo.
Se concluye que los resultados no pueden explicarse a partir de la teoría del capital humano y la nueva teoría del consumo (ambas neoclásicas) y se proponen explicaciones procedentes del marco institucionalista.
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