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La poética de José Antonio Muñoz Rojas en las cosas del campo

  • Autores: Juan Luis Hernández Mirón
  • Directores de la Tesis: Ana Calvo Revilla (dir. tes.)
  • Lectura: En la Universidad CEU San Pablo ( España ) en 2009
  • Idioma: español
  • Tribunal Calificador de la Tesis: María Dolores de Asís (presid.), Pilar Fernández Martínez (secret.), Luis Alberto de Cuenca (voc.), Jesús Sánchez Lobato (voc.), Tomás Albaladejo (voc.)
  • Materias:
  • Texto completo no disponible (Saber más ...)
  • Resumen
    • 1. Hemos hecho un estudio correlativo de la vida y la obra del autor, deteniéndonos especialmente en aquellos momentos en los que ambas se interrelacionan. Nos hemos detenido brevemente en el análisis del contexto histórico-cultural que ha vivido y hemos percibido la impronta que en él dejaron: el ambiente de la Residencia de Estudiantes, su amistad con José Castillejo y Alberto Jiménez Fraud, sus estancias en Cambridge y las relaciones entabladas con destacados hispanistas ingleses, quienes le llevaron a profundizar en los poetas metafísicos ingleses.

      2. Hemos abordado también su adscripción a un grupo generacional; aun cuando le encuadramos en la llamada Generación del 36, concluimos que en muchos aspectos José Antonio Muñoz Rojas presenta afinidades no solo afectivas, sino temáticas y estilísticas con la Generación del 27: relaciones de amistad con Vicente Aleixandre. Dámaso Alonso, etc.; inicial admiración por Góngora y Juan Ramón Jiménez; influencias del surrealismo; huellas en su poesía amorosa de la vertiente neorromántica de Pedro Salinas, etc., como hemos ido desarrollando a lo largo de nuestra investigación.

      3. Aportamos un estudio bibliográfico exhaustivo de la obra literaria en prosa y en verso del poeta, así como la obra crítica producida sobre el autor. Puesto que el escritor desde los últimos años de la década de los veinte había ido haciendo tímidas entregas de una obra, cuyos poemarios fue configurando tras revisiones y modificaciones diversas, estudiamos, siguiendo un orden cronológico, la historia de cada uno de ellos, teniendo en cuenta dos referencias bibliográficas fundamentales de su obra: la antología de Cristóbal Cuevas García (1989), José Antonio Muñoz Rojas. Poesía 1929-1980, Málaga, Excmo. Ayuntamiento de Málaga (Col.Ciudad del Paraíso¿, I); y la de Clara Martínez Mesa (2008), La alacena olvidada. Obra Completa en verso, Valencia-Madrid, Pre-Textos-Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales (Biblioteca de Clásicos Contemporáneos.

      Ofrecemos así el primer estudio comparativo del proceso de transformación que algunos poemas y poemarios han ido sufriendo y facilitamos el acceso del lector a aquellos poemas que solo han recibido una publicación inicial, en su mayor parte en revistas o libros a los que el lector en la actualidad podría tener difícil acceso, especialmente en los casos de poemas fechados en la primera mitad del siglo XX.

      4. En cuanto a la obra objeto de nuestra investigación, Las cosas del campo, este es el primer estudio realizado. Hemos investigado la historia del texto, la estructura y las distintas ediciones que han ido sucediéndose. Siguiendo un proceso de escritura habitual en José Antonio Muñoz Rojas, esta obra ha ido tomando forma y cuerpo definitivo en el crisol del tiempo, tras un largo proceso de sedimentación y depuración hasta su constitución definitiva. Ninguno de los poemas en prosa que configuran la obra había sido publicado con anterioridad en revistas, donde habían visto la luz algunos de sus textos, tanto en prosa como en verso, unas veces por propio deseo del autor y otras para dar cumplimiento a los deseos de algunos amigos o editores.

      5. Las cosas del campo es una obra recopilada con afán de totalidad, con una nítida voluntad de libro. El exquisito cuidado en la distribución de las composiciones invita a constatar la presencia en el poemario de una dispositio marcada a lo largo de las sucesivas ediciones. Dicha organización revela una dispositio horaciana, presidida por los principios de la armonía y el equilibrio. El poeta liga unos poemas con otros y unas partes con otras, siendo el motivo del campo el nudo semántico de la obra. Contribuyen, asimismo, a la unidad de la arquitectura macrotextual del poemario, entre otros, los siguientes indicadores: el número equilibrado de composiciones que integran cada una de las cuatro partes; los vínculos establecidos entre los diversos poemas en prosa; el grado de coherencia en el tratamiento de la sustancia poética, a través de un tono de profundo lirismo; el léxico cuidado y la elaboración retórico-estilística; los intensos esquemas rítmicos que ligan la sustancia y la palabra poética, etc.

      6. Tras revisar las muy discrepantes opiniones sobre el género literario del poema en prosa, su diferenciación respecto de la prosa poética, y partiendo de los criterios fijados por la teoría y crítica literarias sobre lo que ha de ser un poema en prosa, especialmente seguimos las tesis expuesta por Suzanne Bernard en Le poème en prose de Baudelaire jusqua nous jours (1959), donde define las claves teóricas que enmarcan el género: la autonomía, la brevedad, la intencionalidad y la gratuidad (atemporalidad), concluimos que Las cosas del campo inequívocamente es un poemario en prosa. Aun cuando a lo largo de nuestro estudio nos hayamos referido indistintamente a cada una de las cincuenta unidades que lo componen como capítulo, o poema, o capítulo-poema en prosa o capitulillo, o composición, en cada una de ellas es patente su intención lírica, pues, como el mismo poeta ha señalado, la carga poética nutre los aspectos descriptivos y hacen de cada unidad un verdadero poema en prosa.

      7. Nuestro autor enlaza con la tradición literaria y, consecuentemente, su obra se halla plenamente engarzada en el continuum de la tradición lírica occidental, de acuerdo con la concepción eliotiana. Las cosas del campo se inserta en el marco de una tradición literaria secular, que desde la antigüedad clásica ha girado en torno a la Naturaleza y al paisaje; se funden en ella el poeta geórgico, amante del campo antequerano, y el bucólico, que lo sitúa en línea de continuidad no solo con la antigüedad clásica grecolatina, sino también con la estética renacentista, forjada en torno al símbolo de la primavera, pero liberada de todo formalismo, sin aparecer ahogada por los artificios bucólicos; el amor a la belleza, la claridad y la armonía y la limpieza del lenguaje, propios de la poesía renacentista, están presentes en Las cosas del campo. Aunque la obra contiene, como la Arcadia renacentista, bellísimas descripciones del campo andaluz, no remite al lector a un mundo platónico, lejano e idealizado, utópico, en definitiva. Como en Fray Luis de León o Fray Luis de Granada, la contemplación de la Naturaleza en todas sus manifestaciones se une a un fervoroso sentimiento cristiano.

      Junto a la huella de la tradición de la poesía española, desde sus orígenes hispano-arábigos hasta sus coetáneos, hemos observado una influencia predominante de la poética de Machado. Estos tonos machadianos los hemos estudiado deteniéndonos especialmente en el análisis de los conceptos de espacio, tiempo, campo, paisaje del alma, recreación, evocación, etc., impregnados de ecos románticos. La obra entraña muchos paseos, idas y venidas por el campo andaluz, que le han permitido fijar pormenores y detalles, como hicieran Azorín y Machado.

      8. Formulamos a continuación algunos principios que presiden la poética de Las cosas del campo, fijándonos en dos dimensiones esenciales: su concepción del poeta y de la poesía, y los principios que nutren la obra misma.

      a) En cuanto a lo primero, el autor concibe al poeta como un ser aprehendido por la belleza circundante, sacudido por el rayo intuitivo que provoca la idea creadora, según la concepción maritainiana; en él alcanza plenitud etimológica el vocablo poesía como creación, como don procedente de lo alto, que le ha sido regalado al poeta por la mano de Dios para tender un puente al mundo. Ahonda Muñoz Rojas en la dimensión contemplativa de la poesía y en la concepción de la misma como la respuesta que el poeta ofrece a la llamada de la perfección, la cual se traduce en el redondeamiento de cualquier hecho, y en la palabra verdadera, en continuidad clara con Machado. Asimismo, está presente en José Antonio Muñoz Rojas la poesía como quehacer íntimo y diario del poeta, vislumbrado a través de la cotidianeidad; y, puesto que la vida del poeta antequerano es indisociable de la cotidianeidad del campo, se entiende que este esté presente como un pilar donde se asienta su vocación poética. Concibe la poesía como una planta de excepción que hunde sus raíces en la tierra, como un derivado telúrico; hay buena poesía si es buena la tierra que la produce. Partiendo, asimismo, del paralelismo que establece en la Carta de Gredos entre la perfección humana y la cristiana, y puesto que la hermosura de lo creado no acaba nunca de acabarse y dado que es permanente e inasible la belleza de la tierra, es permanente también en el poeta el gozo, el temblor y el estremecimiento, ante la contemplación de la Naturaleza en su manifestación telúrica.

      b) En Las cosas del campo Muñoz Rojas emprende la recreación del tema de la Naturaleza como esencial materia poética. Parte para ello de los materiales virginales, puros, que la Casería del Conde y su campo le ofrecen, tal y como se presentan a su mirada; de ahí que su poética aparezca presidida por las siguientes dimensiones: un tratamiento muy personal y un sincero sentimiento de la Naturaleza, que brotan del contacto vívido y directo con el campo sin mediación alguna; y de la memoria como instrumento de recuperación de la infancia, de acuerdo con la concepción machadiana de la poesía.

      c) La poeticidad de Las cosas del campo no depende exclusivamente de la estructura material del texto ni de los recursos que en ella se activan, sino que se encuentra en el espacio poético creado, donde se acentúan las posibilidades expresivas de la palabra, a través, unas veces, de leves apuntes sensuales, de insinuaciones y elipsis; otras, por el acierto en la elección y por una adecuada disposición de los vocablos, por el dominio del matiz expresivo, de metáforas de intenso lirismo, o del empleo sostenido del hipérbaton, etc.

      d) El lenguaje poético en Las cosas del campo no difiere del lenguaje de la vida real, de donde nacen la sencillez y naturalidad que la caracterizan. Es sencillísimo. No hay elementos crípticos que dificulten la comprensión del mensaje. El autor purifica y cercena la lengua, la somete a poda, como el talador de olivos, hasta reducirla a la palabra esencial que logra reflejar el asombro del poeta. Parece como si el poeta persiguiera el afán de transparencia y que este fuera un hondo deseo y un acto conscientemente elegido para que la forma del mensaje poético se encuentre en perfecta consonancia con la transparencia y sencillez del campo mismo y de sus gentes, en un intento por lograr que el lector goce del campo y alcance una plena comunión con la Naturaleza, a través del texto poético.

      9. Estamos, en consecuencia, ante una poética que podríamos denominar esencialista, visible en la preferencia por el valor del nombre que capta la esencia de las cosas; en la abundancia de rasgos propios del estilo nominal: la regularidad de los acentos, las insistentes exclamaciones reflejo de la prodigalidad emotiva del poeta, el predominio de nombres y adjetivos sobre el verbo; y en los valores sinestésicos y plásticos en el uso de los vocablos. José Antonio Muñoz Rojas dota a su prosa de un énfasis especial, marcado por el uso de la exclamatio, que le confiere un estilo afectuoso; por una cierta contención de corte clásico; por la precipitación en cascada de vocablos; por las aliteraciones, que otorgan sonoridad musical al texto y unidad semántica. En definitiva, Las cosas del campo es un libro diáfano, transparente, de corte clasicista y de sobria elegancia, cuyo natural fluir es el fruto de la poda del poeta que, con mano artesanal y con una deliciosa y descuidada sencillez, ha trabajado un estilo sin ropajes externos, la musicalidad y la cadencia de las palabras.

      10. Hemos elaborado una edición crítica, en la que ofrecemos las variantes textuales que ha ido presentando el texto a lo largo de las distintas ediciones hasta alcanzar su configuración definitiva. Junto a este aspecto figuran en la presente edición las referencias intertextuales e intratextuales que consideramos más significativas, junto a unos comentarios de estilo; y, para facilitar la comprensión de la obra, un breve glosario en el que, de manera sucinta y clara, señalamos los significados de aquellos términos específicos que, quizá a un lector común, ajeno al mundo del campo, pudieran resultar difíciles de comprender. Cuando lo hemos considerado pertinente, incluimos anotaciones sobre la etimología del término.

      11. Y, por último, inspirados por las siguientes palabras del autor:

      Qué sería de la obra poética si sólo dependiera del poeta? La obra, como es bien sabido, se recrea en los demás. Los demás van poniendo en ella continuamente, añadiéndola, enriqueciéndola, recreándola, presentamos también una lectura hermenéutica personal, que intenta plasmar la experiencia lectora de una obra, Las cosas del campo, caracterizada por lo que podríamos denominar como una Poética de las sugerencias.


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