La dimensión estética de la salud en el candomblé ilê axé Ijexá Orixa Olufon -sur de Bahía, Brasil-
- Autores: Maria Consuelo Oliveira Santos
- Directores de la Tesis: Joan Muela Ribera (codir. tes.), Jaume Vallverdú Vallverdú (codir. tes.)
- Lectura: En la Universitat Rovira i Virgili ( España ) en 2013
- Idioma: español
- Tribunal Calificador de la Tesis: Joan Prat i Carós (presid.), Jesús Blas Vicens Vich (secret.), Maria de Lurdes Barros da Paixão (voc.)
- Materias:
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- Resumen
Esta investigación tiene por objeto comprender, desde una perspectiva antropológica y etnográfica la interrelación entre la salud y la estética en un candomblé, el Ilê Axé Ijexá Orixá Olufon, situado en el sur de Bahia, Brasil, cuya episteme expresa saberes sincréticos de diferentes etnias africanas que fueron forzadas a vivir en Brasil, en la condición de esclavitud. Es una religión iniciática en la que el cuerpo tiene un gran protagonismo y va se trasformando mediante las iniciaciones cuyo objetivo es ser la morada de la divinidad. Ello conlleva un estilo de vida y una sociabilidad, propias del grupo, que se construyen a partir de una visión de la interdependencia de todas las cosas. El terreiro de candomblé es un espacio en el que la música, la danza, la vestimenta, la comida, la arquitectura, el uso de las hierbas medicinales, el cuidado con el cuerpo, la relación con los cuatro elementos de la naturaleza, etc, forman parte de su identidad, que se construye mediante la relación entre los orixás, los seres humanos y demás seres. En este ámbito se generan construcciones de valores y mecanismos de control social que se articulan en actitudes ético-políticas, ideológicas e identitarias. El terreiro de canbomblé establece un modo de vida complejo bajo una jerarquía sacralizada que define pautas comportamentales y exige obediencia. Las performances rituales en este grupo se expresan a través de la estética del cuerpo, del afecto, de la ofrenda y de la fiesta. El candomblé constituye una agencia de salud, cuya noción de curación se basa en el equilibrio de la persona a través de relaciones de proximidad entre el ser humano y el divino.
En todo ello, la estética desempaña un papel preponderante interrelacionada con la dimensión lúdica y con las relaciones de poder. En un cotidiano influido por una simbología exuberante, la dimensión estética vivida en todo el ámbito de la experiencia religiosa, comprende mecanismos que favorecen la curación y el bienestar.
