La relación existente entre la situación laboral de las personas y las decisiones que éstas toman en distintos momentos de su vida constituye el objeto de estudio de esta tesis doctoral. En concreto, las decisiones de movilidad interregional de los trabajadores y de emancipación de los jóvenes son analizadas con el fin de presentar nuevas teorías que contribuyan al entendimiento de las mismas y, en particular, a explicar el diferencial que los países del sur de Europa (España, Grecia, Italia y Portugal) mantienen con los demás países desarrollados en estas dimensiones. Asimismo, el último capítulo de la tesis profundiza en el conocimiento del mercado de trabajo español mediante la evaluación de las dos reformas laborales implementadas en la década de los noventa para promover la contratación indefinida. Los temas analizados en esta tesis doctoral están estrechamente conectados entre sí. Los jóvenes adultos que prolongan su estancia en el hogar paterno son más propensos a buscar trabajo en su mercado local que los ya emancipados. Así, el estudio de los determinantes de la emancipación de los jóvenes adultos resulta de interés para el análisis de la movilidad geográfica interna de la población de un país. En segundo lugar, los resultados presentados en esta tesis doctoral indican que los jóvenes adultos son más propensos a abandonar el hogar familiar cuando la inseguridad laboral en su puesto de trabajo es reducida, esto es, cuando trabajan bajo un contrato indefinido. Por tanto, la evaluación del efecto que las reformas laborales introducidas en España han tenido en la probabilidad de los jóvenes de conseguir un contrato indefinido tiene implicaciones potenciales relevantes en términos de la tasa de emancipación de los trabajadores jóvenes españoles. A continuación, presento de forma resumida el contenido de los tres capítulos que conforman la tesis doctoral destacando, en cada caso, el objeto de estudio, el estado actual de la literatura sobre el mismo, la/s hipótesis a contrastar y los resultados obtenidos. En el primer capítulo de la tesis analizo los factores que determinan la movilidad interregional de la población de un país y, en concreto, el por qué de la reducida movilidad geográfica que caracteriza a los países del sur de Europa en el ámbito de los países desarrollados. El porcentaje de población que cambia de región de residencia al cabo de un año es substancialmente superior en Estados Unidos que en la mayoría de los países europeos. En Europa, la situación no es uniforme. Mientras que el Reino Unido y Francia presentan unas tasas de movilidad interregional ligeramente inferiores a las de Estados Unidos, países del sur de Europa como España, Grecia, Italia y Portugal destacan por la reducida movilidad geográfica de su población. Las estadísticas disponibles (OCDE, 2005) ponen de manifiesto que los jóvenes y las personas con estudios universitarios son los dos grupos de población con mayor tasa de movilidad interregional. La reducida movilidad de la población en los países del sur de Europa puede ilustrarse en el hecho de que las tasas de movilidad interregional de estos dos grupos en Grecia y España son inferiores a las de las personas de edad avanzada y a las que tienen estudios primarios, respectivamente, en Francia, Alemania y el Reino Unido (OCDE, 2005). Promover la movilidad interregional no debe ser un objetivo de política económica en sí mismo, aunque puede ser importante como un instrumento para reducir las disparidades regionales en términos de desempleo en aquellas economías en las que dichas disparidades son pronunciadas, como es el caso de los países del sur de Europa (OCDE, 2005). La investigación sobre los determinantes de la reducida movilidad interna del factor trabajo ha señalado al sistema de protección por desempleo y a la modalidad de tenencia de vivienda como los principales factores responsables de la misma. Estos factores incrementan la vinculación de los trabajadores a un determinado territorio, reduciendo su propensión a abandonarlo. No obstante, la evidencia disponible acerca del efecto de estos dos factores en la movilidad interna de una población es mixta. Respecto a las prestaciones por desempleo, Mortensen (1977) señala que éstas incrementan la utilidad que los trabajadores obtienen al estar en desempleo al proporcionarles una fuente de renta, incrementando su salario de reserva y reduciendo el esfuerzo de búsqueda de empleo. Hassler y otros (2003) argumentan que el diferencial en movilidad interregional entre Estados Unidos y Europa puede explicarse por las diferencias en la generosidad de las prestaciones por desempleo, donde Europa estaría caracterizada por unas prestaciones por desempleo más generosas y una menor movilidad interna de la población. La evidencia empírica disponible para España también señala al efecto negativo que la percepción de prestaciones por desempleo tiene en la probabilidad de que los trabajadores desempleados cambien de región de residencia o salgan de la situación de desempleo. Bover y otros (2002) encuentran que los perceptores de prestaciones por desempleo en España tienen una probabilidad más reducida de abandonar el desempleo que los no perceptores. Antolín y Bover (1997) encuentran que la inscripción en la Oficina Pública de Empleo reduce la probabilidad de cambiar de región de residencia de los varones desempleados. Los autores interpretan este resultado como evidencia a favor de que la percepción de prestaciones por desempleo afecta negativamente a la propensión a cambiar de residencia de los varones desempleados, ya que la inscripción en la Oficina Pública de Empleo es una condición necesaria para recibir dichas prestaciones en España. No obstante, son numerosos también los estudios que cuestionan que la percepción de prestaciones por desempleo tenga un efecto negativo en la duración del desempleo y la movilidad de los trabajadores. Barron y Mellow (1979) señalan que los perceptores de prestaciones por desempleo dedican menos tiempo a la búsqueda de empleo pero incrementan la productividad del tiempo empleado en dicha búsqueda gracias a la mayor capacidad de gasto derivada de las prestaciones siendo, por tanto, ambiguo el efecto neto de la percepción de prestaciones por desempleo en la duración del mismo. Wadsworth (1991) encuentra, con datos del Reino Unido, que las prestaciones por desempleo pueden incrementar la eficiencia de los emparejamientos entre desempleados y vacantes al incrementar la productividad de la búsqueda de empleo. Finalmente, Tatsiramos (2004) y Goss y Paul (1990) analizan, utilizando datos de varios países europeos y de Estados Unidos, respectivamente, el efecto de las prestaciones por desempleo en la movilidad geográfica de los trabajadores. Los dos estudios concluyen que las prestaciones por desempleo no afectan a la movilidad de los trabajadores en situación de desempleo. Los beneficiarios de las prestaciones por desempleo dedican menos tiempo a la búsqueda de empleo pero disponen de una fuente de ingresos adicional para financiar los costes derivados de la movilidad. Respecto a la modalidad de tenencia de vivienda, Barceló (2003), utilizando datos de diversos países europeos, Gobillon (2001) para Francia y Gardner y otros (2001) para el Reino Unido, han demostrado que ésta afecta a la propensión de los trabajadores desempleados a aceptar un empleo que conlleva un cambio de domicilio. En concreto, los desempleados que viven en una vivienda de su propiedad y, en menor medida, los que viven en régimen de alquiler social, son menos propensos a cambiar de residencia por cuestiones laborales que los que residen en viviendas de alquiler privado. No obstante, la modalidad de tenencia de vivienda no puede, por sí sola, explicar las diferencias observadas entre países desarrollados en términos de la movilidad interregional de la población. Por un lado, la proporción de viviendas en régimen de propiedad privada en el Reino Unido y Estados Unidos es muy similar a la observada en Grecia e Italia, siendo substancialmente inferiores las tasas de movilidad interregional en estos dos últimos países. Asimismo, los países en los que la propiedad privada y el alquiler social representan un porcentaje más elevado del total de viviendas existentes son precisamente aquellos en los que las tasas de movilidad interregional son más elevadas: Reino Unido, Estados Unidos y Suecia. Esto es, a nivel macroeconómico no hay una correlación significativa entre la distribución del stock de viviendas entre las distintas modalidades de tenencia en un país y el porcentaje de población que cambia de región de residencia en un año. Este trabajo presenta una nueva teoría para explicar la reducida movilidad interregional que caracteriza a los países del Sur de Europa. Para ello centro el análisis en el grupo de población con mayor propensión a cambiar de región de residencia: los jóvenes emancipados, esto es, aquellos que han abandonado el hogar paterno. El argumento de esta teoría es el siguiente: las mujeres que viven en un país del sur de Europa y tienen niños pequeños aprovechan la reducida participación laboral de sus propias madres (las abuelas) para conciliar su vida profesional y familiar. Las parejas con hijos pequeños en las que la mujer trabaja pierden los servicios de cuidado de menores que proveen sus familiares si viven lejos de ellos, lo que afecta negativamente a su propensión a migrar cuando otros servicios de coste y calidad similares son escasos. Este efecto desincentivador es particularmente relevante en los países del sur de Europa por dos razones. En primer lugar, estos países disponen del mayor stock de potenciales cuidadoras dentro de la red familiar, ya que presentan las tasas de actividad más reducidas del conjunto de países desarrollados para mujeres mayores de 45 años. En segundo término, los servicios públicos de guardería están severamente racionados en estos países y, debido a la intensa regulación, las alternativas privadas son escasas. A nivel macroeconómico, documento que los países en los que las tasas de movilidad interregional son más reducidas son aquellos con valores más elevados de las siguientes variables: proporción de hijas emancipadas que viven cerca de sus madres, transferencias de las madres a las hijas en tiempo de cuidado de nietos, diferencia intergeneracional madres-hijas en términos de nivel medio de estudios, tasa de actividad y de ocupación, grado de racionamiento en la provisión de servicios públicos de guardería, porcentaje de mujeres que tienen al menos un hijo al final de su vida fértil. Asimismo, las tasas de movilidad intraregional de los países de menor movilidad interregional no difieren de forma significativa de las observadas en otros países desarrollados. Esto es, la movilidad geográfica sólo caracteriza a los países del sur de Europa cuando ésta se define sobre grandes distancias. Datos de la Survey of Health, Aging and Retirement (SHARE) para algunos países europeos y del Health and Retirement Study (HRS) para Estados Unidos ponen de manifiesto que el tiempo medio que las abuelas dedican a cuidar de sus nietos es substancialmente superior en los países del sur de Europa que en otros países europeos y en Estados Unidos. Además, el tiempo medio de cuidado de nietos en el sur de Europa es mayor cuando la hija (la madre) trabaja y se mantiene en niveles elevados incluso cuando el nieto va al colegio y tiene entre seis y nueve años. En algunos países del sur de Europa el tiempo medio semanal de cuidado de nietos coincide, cuando la madre trabaja, con la duración semanal de la jornada laboral a tiempo completo, la más frecuente en estos países. A partir de esta evidencia macroeconómica desarrollo un modelo de equilibrio parcial de búsqueda de empleo en el que las parejas toman decisiones de fertilidad, participación laboral femenina y movilidad tomando como dada la disponibilidad de las distintas formas de cuidado de niños en su región de residencia y en otra región del país. El modelo parte del supuesto de que los cuidadores del entorno familiar no cambian de región de residencia si la pareja decide hacerlo, reduciendo así la propensión a moverse de las parejas con menores dependientes, particularmente de aquellas en las que la mujer trabaja. A partir de este modelo analizo los efectos de cambios permanentes en el valor de algunos parámetros como, por ejemplo, un incremento en el número de plazas disponibles en guarderías públicas, una reducción en el precio de los servicios públicos o privados de cuidado de menores o una reducción en el tiempo de cuidado de menores que proveen los familiares. Los resultados de la simulación permiten afirmar que la forma más eficaz de incrementar la fertilidad, la participación laboral de las madres y la tasa de movilidad interregional de una economía es reducir el precio de los servicios privados de guardería. En este sentido, el importante incremento de población inmigrante experimentado en los últimos años en algunos países del sur de Europa como España o Italia puede contribuir a lograr dicho objetivo. La inmigración incrementa la oferta de trabajo no cualificado y, por tanto, reduce el precio relativo de los servicios intensivos en este tipo de trabajo, como son los relacionados con el cuidado de menores. A nivel microeconómico, utilizo datos del Panel de Hogares para el periodo 1994-2001 para analizar los factores que determinan la probabilidad de que las parejas europeas cambien de lugar de residencia dentro de su país. Las estimaciones obtenidas señalan que las parejas con hijos pequeños en las que la mujer trabaja son menos propensas a cambiar de residencia sólo si viven en un país del sur de Europa. Este resultado se obtiene para cambios de residencia dentro de la misma región y también al analizar la movilidad interregional, siendo substancialmente más relevante en cuantía y significatividad en este último caso. La probabilidad de cambiar de región de residencia de una pareja del sur de Europa se reduce en mayor medida si tienen un hijo y la mujer trabaja que si viven en una vivienda de su propiedad. Finalmente, el trabajo plantea explicaciones alternativas al hecho de que las abuelas cuiden a sus nietos. El altruismo es, sin duda, la primera explicación posible a este hecho. La función de utilidad de las abuelas puede depender de la utilidad de sus hijos. En este caso, las abuelas estarían dispuestas a sacrificar tiempo de ocio por tiempo de cuidado de nietos para, de esta forma, ayudar a la conciliación de trabajo y familia de sus hijos, con el consiguiente aumento de renta y consumo para éstos, y de utilidad para la abuela. No obstante, un modelo que no suponga altruismo puede, igualmente, explicar por qué las abuelas cuidan a sus nietos. El trabajo de Cigno (1993) sobre constituciones familiares o el desarrollado posteriormente por Rangel (2003) permite explicar el cuidado de nietos en el contexto de generaciones egoístas. Este último autor distingue dos tipos de transferencias intergeneracionales: hacia delante y hacia atrás. La primera categoría incluye las transferencias de la generación presente a las siguientes generaciones como, por ejemplo, la inversión que realizan los padres en la formación de sus hijos o, en el presente contexto, el cuidado de nietos por parte de las abuelas. Las transferencias hacia atrás son las realizadas de la generación futura a la generación presente. Ejemplo de este tipo de transferencia serían el sistema de reparto de pensiones o el tiempo que los hijos dedican a cuidar a sus padres u otros familiares mayores en situación de dependencia. Rangel (2003) demuestra que las transferencias hacia atrás que generan un excedente positivo son sostenibles en el tiempo, mientras que las transferencias hacia delante no lo son. Sin embargo, incluso con generaciones egoístas, las transferencias hacia delante pueden ser sostenibles si la norma social de equilibrio condiciona el cumplimiento de las transferencias hacia delante al cumplimiento de las transferencias hacia atrás. Así, los servicios de cuidado de menores que las abuelas prestan a sus hijos son sostenibles si las normas familiares imperantes (constitución familiar) establecen que cuidar a los nietos es un requisito previo para poder ser cuidado por los hijos cuando los abuelos estén en situación de dependencia. Esta última explicación, basada en las normas o constituciones familiares, podría explicar el elevado porcentaje de personas mayores que conviven con sus hijos en los países del sur de Europa. Mientras que entre el 30 (Italia) y el 45 (España) por ciento de las mujeres mayores de 80 años viven en casa de sus hijos en los países del sur de Europa, los porcentajes correspondientes a Francia, Alemania, Reino Unido y Dinamarca son 16, 12, 10 y 3 por ciento. El artículo no determina cuál es la verdadera motivación que subyace al cuidado de nietos en los países del sur de Europa. Eso sí, establece claramente que el efecto negativo en términos de movilidad de los padres derivado del hecho de que las abuelas cuiden a los nietos sería mayor si la verdadera razón de dicho cuidado es la existencia de una constitución familiar como la previamente descrita. En el segundo capítulo de la tesis analizo los determinantes de la decisión de emancipación de los jóvenes. Este capítulo realiza tres aportaciones a la literatura sobre emancipación. En primer lugar, analiza el papel de la pareja, sus características sociodemográficas y laborales en la decisión de emancipación de los jóvenes, aspecto no abordado hasta el momento en los artículos sobre el tema. En segundo término, estudia la información que las expectativas laborales y personales de los jóvenes no emancipados aportan sobre su probabilidad de emancipación y la medida en la que dicha información resulta adicional a la ya obtenida mediante indicadores objetivos. Finalmente, puesto que estas dos cuestiones no pueden ser analizadas con las bases de datos existentes, se procedió a diseñar y recoger una muestra única representativa del colectivo de egresados de la Universidad de Murcia con una edad comprendida entre los 25 y los 29 años en el momento de la primera encuesta, esto es, en el cuarto trimestre del año 2004. La motivación del estudio se encuentra en la observación de que la edad media a la que los jóvenes abandonan el hogar paterno difiere de forma muy significativa entre los países desarrollados. En 2001 las tasa de coresidencia para los jóvenes europeos de entre 25 y 29 años oscilaba desde menos del 10 por ciento en los países nórdicos (Dinamarca, Finlandia y Suecia) hasta más de 50 por ciento en los países sureños (Grecia, Italia, Portugal y España) e Irlanda, con porcentajes intermedios que oscilan entre el 20 y 30 por ciento en Reno Unido, Francia y Alemania. En Grecia, Irlanda e Italia las tasas de coresidencia superan el 70 por ciento. Las disparidades en tasa de coresidencia están relacionadas con diferencias en variables económicamente relevantes como la fertilidad y la movilidad interna de la población. Los países europeos donde los hijos viven más tiempo con sus familias son aquellos con las menores tasas de fertilidad y migración interna. Primero, el matrimonio es a gran distancia la modalidad más común de convivencia para la gente con hijos en estos países y, por tanto, prolongar la estancia con la familia implica posponer la procreación. Segundo, los jóvenes adultos que viven con sus familias son más propensos a buscar trabajo en su mercado local que los ya emancipados. La literatura económica sobre emancipación ha documentado que la opción de vivir con los padres sirve como un seguro contra perturbaciones negativas en el ingreso de los jóvenes (McElroy, 1955; Rosenzweig y Wolpin, 1993). La mayor preponderancia de las tasas de coresidencia en algunos países se explica por la combinación de una reducida inseguridad laboral de los padres y una elevada inseguridad laboral de los hijos (Fogli, 2004; y Becker et al, 2007), sugiriendo que la coresidencia es un bien normal para los padres italianos (Manacorda y Moretti, 2006), resaltando el papel de las imperfecciones en el mercado hipotecario (Guiso y Japelli, 2002; y Martins y Villanueva, 2006) o señalando a los cambios en la tolerancia que le revolución sexual ha inducido en los padres mediterráneos (Guiliano, 2007). Los estudios previos analizan la emancipación como una decisión que afecta a un joven adulto y a su familia. No obstante, en el sur de Europa y en una menor medida en otros países desarrollados, la emancipación es una decisión que toman simultáneamente dos jóvenes adultos que abandonan sus respectivos hogares familiares para formar un nuevo hogar. La falta de datos apropiados ha impedido a los investigadores incorporar esta información en sus estudios de emancipación. Las bases de datos existentes no recogen, para los jóvenes adultos que todavía viven con sus familias, información sobre su situación de pareja ni sobre las características socio-demográficas y laborales de sus parejas. Además, la misma información debería estar disponible para los jóvenes emancipados pero referida al momento en que tomaron la decisión de abandonar el nido. Estos requerimientos se cumplen en la base de datos recogida en la Región de Murcia, la séptima región más poblada de España. La muestra de aproximadamente 1,600 individuos es representativa de la población universitaria egresada de la Universidad de Murcia con una edad comprendida entre los 25 y los 29 años en el momento de la primera encuesta en 2004. La encuesta fue realizada por teléfono y asistida por ordenador. La tasa de respuesta efectiva fue ligeramente superior al 97 por ciento. Los participantes no emancipados fueron re-entrevistados 12 y 24 meses después de la entrevista inicial (aproximadamente un 12 por ciento de los no emancipados en una ola rechazaron participar en la siguiente o no pudieron ser localizados). En cada entrevista se obtuvieron sus creencias subjetivas sobre la probabilidad a un año vista de varios eventos personales y laborales tales como: mantener la misma pareja y casarse o vivir en cohabitación (sin vinculo matrimonial) con su pareja, si tienen una, y para aquellos con empleo, la probabilidad de perder su trabajo, de encontrar uno al menos tan bueno como el actual, si no continúan en su empleo, y de trabajar con un contrato indefinido si son asalariados temporales. Asimismo, las preguntas sobre expectativas laborales se realizaron referidas a la pareja del encuestado, si éste tiene una, y a la persona de referencia en su hogar familiar. La persona de referencia es la que realiza la mayor aportación de ingresos al mantenimiento del hogar familiar. Un porcentaje ligeramente superior al 95 por ciento de los encuestados señaló a su padre como la persona de referencia de su hogar. Asimismo, para los entrevistados no casados, una pareja es una persona con la que mantiene, de acuerdo con su propio criterio, una relación afectiva estable. Para distinguir entre las causas y las consecuencias de la emancipación, la información de las variables independientes empleadas en el análisis va referida al momento temporal en que los entrevistados emancipados en la primera encuesta decidieron abandonar el hogar familiar y al año precedente al de la emancipación para los emancipados durante el periodo muestral. El objetivo del estudio es doble. En primer lugar, analizar el efecto que la situación laboral y de pareja de los encuestados tiene en su probabilidad de emancipación, así como la medida en la que este último efecto varía en función de las características socio-demográficas y laborales de la pareja. En segundo término, estudiar si las respuestas a las preguntas sobre expectativas contienen información que ayuda a predecir tanto la variable que adelantan como la emancipación de los encuestados, al tiempo que se determina si dicha información es adicional a la obtenida mediante indicadores objetivos. Asimismo, las respuestas a las cuestiones sobre expectativas laborales permiten analizar el efecto de la inseguridad laboral que los encuestados no emancipados perciben para ellos mismos y para los otros agentes que participan de su decisión de emancipación: la persona de referencia en su hogar y su pareja, si tiene una. Los resultados obtenidos indican que la inclusión de información sobre la pareja mejora notablemente la bondad de ajuste de los modelos estimados. Esta mejora es particularmente acusada en el caso de las mujeres, donde se obtienen incrementos de hasta el 35% en la bondad de ajuste (14% para los hombres). Además, la inclusión de información sobre la pareja no altera de forma significativa el valor de los demás coeficientes y la significatividad de los mismos en la muestra de egresadas. En el caso de los varones se observa una débil correlación positiva entre su situación laboral y de pareja. Esto es, no tener en cuenta la situación de pareja de los varones llevaría a sobreestimar el impacto directo que tener un empleo tiene en su probabilidad de emancipación. En concreto, encuentro que tanto tener pareja como tener empleo incrementan de forma significativa la probabilidad de que los universitarios abandonen el hogar familiar. Para los hombres, tener pareja es tan relevante como estar empleado. Para las mujeres, el efecto marginal de tener pareja es mas de tres veces mayor que el de trabajar. La importancia de la situación de pareja para explicar la pauta de emancipación tardía de los jóvenes españoles puede inferirse a partir de los datos que proporciona el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS, 2000). El 43 (50) por ciento de las mujeres (hombres) de entre 25 y 29 años de edad que coresidían en el hogar paterno en 2000 no tenían pareja estable y el 21 (25) por ciento declaró no haberla tenido nunca. Por el contrario, el porcentaje de mujeres (hombres) emancipadas entre 25 y 29 años sin pareja es del 15 (23) por ciento. Asimismo, encuentro que la probabilidad de que las mujeres universitarias abandonen el hogar paterno sólo se incrementa, respecto a no tener empleo, si la inseguridad laboral en su puesto de trabajo es reducida, esto es, si son asalariadas indefinidas, funcionarias o autónomas. Por el contrario, la probabilidad de emancipación de los hombres siempre se incrementa si éstos tienen un empleo, independientemente de si trabajan por cuenta propia o ajena o del tipo de contrato que tengan si son asalariados. Eso sí, la probabilidad de emancipación de los hombres únicamente se incrementa, respecto a no tener pareja, si ésta es asalariada indefinida. Este resultado, unido a la fuerte interrelación entre matrimonio y nacimiento del primer hijo en España (Baizan y otros, 2003), sugiere que la probabilidad de emancipación de las parejas españolas se incrementa si las mujeres pueden conciliar su vida familiar y laboral. Las estimaciones realizadas ponen de manifiesto la escasa influencia de la situación laboral y del nivel de estudios de los padres en la probabilidad de emancipación de sus hijos universitarios. Respecto a las respuestas a las preguntas sobre expectativas, los resultados obtenidos señalan que éstas revelan información no disponible en regresores objetivos sobre la realización de la variable que adelantan. Así, la probabilidad que los encuestados no emancipados con empleo asignan al hecho de que ellos y/o su pareja, en caso de tenerla y de que ésta tenga empleo, pierdan su actual empleo o estén en desempleo al cabo de un año permiten predecir su situación laboral a un año vista incluso después de condicionar en un amplio conjunto de variables objetivas relevantes. Idéntico resultado se obtiene para la probabilidad de que los encuestados asalariados temporales y/o sus parejas en dicha situación laboral puedan conseguir un contrato indefinido y para la probabilidad de mantener la misma pareja dentro de un año. Finalmente, las expectativas de los individuos con pareja acerca de la probabilidad de mantenerla, vivir con ella o de que su pareja trabajadora pierda su actual empleo resultan ser fuertes predictores de la emancipación de los encuestados incluso después de condicionar en un amplio conjunto de características objetivas relevantes. En concreto, si los encuestados con pareja trabajadora pasan de estar seguros de que su pareja mantendrá su actual empleo a estar seguros de que su pareja estará desempleada dentro de un año, su probabilidad de emancipación a un año vista se reduce en 85 puntos porcentuales. Asimismo, la probabilidad de emancipación de los encuestados con pareja, empleada o no, se incrementa en 40 puntos porcentuales si pasan de estar seguros de que no van a casarse o convivir con su pareja dentro de un año a estar seguros de lo contrario. En el tercer y último capítulo de la tesis presento la primera evaluación de las dos reformas laborales introducidas en la década de los noventa en España para fomentar la contratación indefinida. Las conclusiones de este trabajo tienen implicaciones para el objeto de estudio de los dos capítulos previos en los que se ha analizado la influencia que la estabilidad laboral de los trabajadores tiene en sus decisiones de movilidad interregional y de emancipación del hogar familiar. El crecimiento del desempleo registrado hasta mediados de la década de los ochenta llevó a Francia, Alemania, Grecia, Italia, Holanda, Portugal y España a incrementar la flexibilidad de sus mercados de trabajo permitiendo el uso de contratos de duración determinada no causales, también llamados contratos temporales. Aunque la regulación de estos contratos varía de un país a otro, un rasgo común en todos los países es la menor protección frente al despido de los contratos de duración determinada frente a los contratos de duración indeterminada o contratos indefinidos. Desde su aparición, los contratos de duración determinada explican la mayor parte de las contrataciones realizadas en estos países (OCDE, 1993). El caso de España es especialmente llamativo. Pocos años después de la liberalización de los contratos temporales en 1984 el porcentaje de asalariados con contrato temporal se situó en el nivel más elevado del conjunto de países desarrollados. La reforma laboral de 1984 provocó la dualización del mercado de trabajo español, con un tercio de los asalariados permanentemente empleado con un contrato temporal, recibiendo un salario inferior al de los asalariados indefinidos (Bentolila y Dolado, 1994; De la Rica, 2004), con un riesgo más elevado de sufrir un accidente laboral (Guadalupe, 2003), una menor probabilidad de recibir formación en el puesto de trabajo (Alba-Ramirez, 1994), de emanciparse y de tener hijos una vez emancipados (De la Rica and Iza, 2005). La magnitud del fenómeno situó a la contratación temporal en el centro del debate político y motivó la aplicación en la década de los noventa de contra-reformas destinadas a fomentar la contratación indefinida. Así, la reforma laboral de 1994 reestableció el principio de causalidad en la contratación temporal (i.e. se requería de una causa objetiva para utilizar estos contratos) y estableció incentivos fiscales a la conversión de contratos temporales en indefinidos para determinados grupos de trabajadores. Dos años después de esta reforma la tasa de temporalidad permanecía inalterada. La presumible ineficacia de esta reforma, unida a la caída del gobierno socialista en 1996 y su sustitución por un gobierno conservador explican que el nuevo intento de reducir el peso relativo del empleo temporal en España tuviera lugar tan solo tres años después del primer intento. La reforma laboral de 1997 introdujo una nueva modalidad de contrato indefinido con menores costes laborales y de despido que los establecidos en el contrato indefinido ordinario, cuya regulación se mantuvo inalterada. Cualquier trabajador, excepto los desempleados mayores de 30 y menores de 45 años, podía ser contratado con el nuevo contrato de fomento del empleo indefinido. El objetivo de este trabajo es evaluar el éxito de las reformas laborales de 1994 y 1997 en el fomento de las contrataciones indefinidas de trabajadores desempleados y la conversión de contratos temporales en indefinidos. De esta forma, este trabajo contribuye al debate existente acerca del efecto de las reducciones de costes laborales y de despido en la contratación indefinida (OCDE, 1999, Nickell y Layard, 1999). Si bien la reforma laboral de 1994 no ha sido formalmente evaluada, el efecto de la reforma de 1997 en la proporción de trabajadores temporales, las transiciones hacia el empleo indefinido, los ingresos salariales y la inseguridad laboral percibida por los trabajadores ha sido analizado en Dolado y otros (2002), Kugler y otros (2003), Plá y Ramos (2007) y Trevisán (2007), respectivamente. Bajo el supuesto de que los trabajadores con una edad comprendida entre los 30 y los 45 años no podían ser contratados con el nuevo contrato de fomento del empleo indefinido, estos autores concluyen que la reforma de 1997 redujo la proporción de asalariados temporales en el sector privado, incrementó la probabilidad de conseguir un contrato indefinido y los ingresos salariales de los trabajadores elegibles, al tiempo que redujo su inseguridad laboral percibida. No obstante, la estrategia de identificación utilizada en estos artículos es incorrecta y, por tanto, sus conclusiones son engañosas. Los desempleados mayores de 30 y menores de 45 años podían ser contratados con el nuevo contrato indefinido siempre que previamente fuesen contratados con un contrato temporal, puesto que la reforma de 1997 no establecía ningún límite de edad para la conversión de contratos temporales en el nuevo contrato indefinido. Esto es, la reforma laboral de 1997 es una política de aplicación al conjunto de trabajadores temporales y desempleados y, por tanto, los estudios previos no identifican el efecto de la reducción en los costes de despido, que no dependía de la edad del trabajador contratado, sino el que emana de las diferentes estructuras de bonificaciones fiscales establecidas para los trabajadores de distintos grupos de edad. Además, el periodo post-reforma utilizado en estos trabajos confunde el efecto de la reforma de 1997 con el correspondiente al Plan Nacional de Empleo para el año 1999. El 30 de diciembre de 1998 el Gobierno de España aprueba dicho Plan y anuncia que la duración de los incentivos fiscales establecidos en la reforma de 1997 se incrementaría en un año para los contratos indefinidos firmados antes de mayo de 1999, pero serían substancialmente inferiores en cuantía y duración a los establecidos en la reforma de 1997 a partir de mayo de 1999. La estrategia de identificación en el presente trabajo permite analizar el efecto de una política de implementación global como son las reformas de 1994 y 1997 y el Plan Nacional de Empleo para el año 1999. En concreto, presento una familia de estimadores semiparamétricos que predicen el valor que la variable dependiente hubiese registrado tras la entrada en vigor de un tratamiento global de no haber sido implementado dicho tratamiento utilizando la variación temporal de la variable dependiente en el periodo previo al tratamiento. Asimismo, considero otros contrafactuales mediante la implementación de estimadores inter-grupos. Finalmente, el efecto de la reforma laboral de 1997 es identificado de forma separada al del Plan Nacional de Empleo para el año 1999. Las estimaciones realizadas utilizando datos de la Encuesta de Población Activa ponen de manifiesto que las reformas laborales de 1994 y 1997 fallaron en su intento de incrementar la tasa de transformación de contratos temporales en indefinidos. Este resultado sugiere que la contratación temporal era una práctica habitual de las empresas españolas en 1994 y las restricciones establecidas al uso de los contratos temporales no causales condujeron, probablemente, a un incremento en el uso de otro tipo de contratos temporales, pero no lograron fomentar la contratación indefinida. Asimismo, la reducción de costes laborales y de despido para contratos indefinidos introducida en 1997 no logró estimular la transformación de contratos temporales en indefinidos, decisión que depende en mayor medida de los requerimientos de flexibilidad de la empresa y de la presión de los sindicatos (Amuedo-Dorantes, 2001). Respecto a los desempleados, los resultados apuntan a la ineficacia de la reforma de 1994 y al éxito de la de 1997, que consiguió incrementar la contratación indefinida de trabajadores desempleados, también de los que tenían una edad comprendida entre los 30 y los 45 años. Este resultado permite rechazar la estrategia de identificación de experimento natural utilizada en los trabajos previos que han analizado los efectos de la de la reforma laboral de 1997. Finalmente, las estimaciones realizadas permiten afirmar que los empresarios españoles tomaron buena nota de la reducción de incentivos fiscales a la contratación indefinida anunciada en el Plan Nacional de Empleo para el año 1999 e incrementaron de forma significativa la transformación de contratos temporales en indefinidos y las contrataciones indefinidas directas en la primera mitad del año 1999. Este efecto es observado para los trabajadores de todos los grupos de edad, incluyendo a los que tienen entre 30 y 45 años. En resumen, la reforma laboral de 1994 no modificó la probabilidad de conseguir un contrato indefinido de los asalariados temporales y de los desempleados españoles. Por su parte, la reforma laboral de 1997 falló en su intento de reducir la tasa de temporalidad al no lograr incrementar la tasa de conversión de contratos temporales en indefinidos, ya que cerca del 85 por ciento de los nuevos contratos indefinidos firmados en España son transformaciones de contratos temporales previos. Cebrián y otros (2005) señalan otra razón por la que la tasa de temporalidad no se ha reducido en España tras la reforma de 1997. Estos autores analizan datos administrativos sobre contratos y encuentran que el riesgo de que el contrato finalice es entre un 15 y un 30 por ciento superior, dependiendo de la edad del trabajador, en los nuevos contratos de fomento del empleo indefinido firmados con desempleados que en los contratos indefinidos ordinarios. A partir de esta evidencia, estos autores concluyen que los empresarios españoles aprovecharon las reducciones de costes laborales y de despido para sustituir contratos temporales por nuevos contratos de fomento de empleo. Los resultados obtenidos no sustentan la hipótesis de que los elevados costes laborales y, sobre todo, los costes de despido, son la razón que subyace a la importancia relativa de la contratación temporal en España. Por el contrario, estos resultados sugieren que los empresarios españoles no están dispuestos a reducir el grado de flexibilidad laboral de sus empresas, independientemente del coste laboral.
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