Según las guías internacionales de reanimación neonatal se establece que, de los parámetros que guiarán tanto el inicio de la reanimación como la progresión de la misma, el aumento de la frecuencia cardíaca, FC, es el indicador más fiable y rápido de una correcta realización de las maniobras de reanimación. En la última actualización de las recomendaciones para la reanimación neonatal se establece que en el caso de que se prevea la necesidad de reanimación se deberá colocar un PO preductal para monitorizar la SatO2 y la FC. El principal inconveniente del PO en la medición de la FC es el tiempo, pudiendo tardar hasta 90 s en aportar lectura fiable de FC. Es pues necesario encontrar un método de medición que aporte datos precoces y fiables que permitan una correcta aplicación de las guías de reanimación neonatal. El ECG se considera el patrón oro para la medición de la FC, está descrito un tiempo medio hasta lectura fiable entre de 30-80 s. Existen pocos datos sobre la correlación entre PO y ECG durante la reanimación de recién nacidos de muy bajo peso al nacer, que son precisamente aquellos en los que una cuidadosa y precisa reanimación tiene potencialmente más relevancia en la morbimortalidad subsiguiente. El objetivo de nuestro trabajo es estudiar si la monitorización de la FC mediante ECG aporta datos más precoces y fiables que la PO durante la reanimación del recién nacido prematuro. Se diseñó un estudio prospectivo realizado en sala de partos en recién nacidos de menos de 32 semanas de edad gestacional o menor de 1500 g al nacimiento. Para la recogida de los datos se realizó vídeo-grabación de las reanimaciones. Tras el nacimiento, se conectó el sensor del PO en localización preductal y posteriormente los 3 electrodos del ECG. Registrando las mediciones de FC mediante ambos dispositivos cada 5 s desde el nacimiento y hasta los primeros 10 minutos de vida. Se recogieron los tiempos de colocación, hasta lectura fiable desde el inicio y fin de la colocación y el tiempo de pérdida de señal de ambos dispositivos. Se registraron las maniobras de reanimación realizadas y la medición de FC por PO y ECG al inicio de las mismas. Se registraron los episodios de bradicardia en cada dispositivo y su correlación en el contrario. Los tiempos de colocación y hasta lectura fiable del ECG fueron inferiores que los del PO. Al inicio de las maniobras de reanimación la PO ofreció menor proporción de medidas fiables que el ECG. Se obtuvo una correlación de mediciones adecuada, pero analizando los primeros minutos de vida se objetivo una subestimación de la FC inicial mediante PO. En el análisis de las bradicardias medidas por ECG se vio que el PO no era capaz de detectar desde el inicio hasta un 69 por ciento de los casos, existiendo un retraso en la detección del inicio y de la recuperación de la FC mediante PO respecto al ECG. Se analizó la capacidad del PO para detectar las bradicardias usando como referencia el ECG, la sensibilidad, especificidad y valores predictivos positivo y negativo del PO fueron 81.8 por ciento, 92.4 por ciento, 55.2 por ciento y 97.8 por ciento, respectivamente. Los resultados del presente estudio indican que durante la reanimación de los recién nacidos extremadamente inmaduros, la PO ofrece una medida fiable y real de la FC de forma más tardía que el ECG. Según nuestros resultados se sugiere una subestimación de la FC medida con PO en los primeros minutos de vida, lo que puede conducir al inicio de maniobras de reanimación no indicadas. Asimismo se analizó el rendimiento de la PO en la detección de bradicardias observando que no era capaz de detectar gran porcentaje de las mismas y en la mitad de las que eran identificadas no hubo confirmación con el ECG. Lo que puede implicar que el uso exclusivo del pulsioxímetro en la sala de partos podría ser insuficiente para garantizar que las maniobras de reanimación se realicen de acuerdo a las recomendaciones internacionales.
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