De acuerdo a los planteamientos teóricos más modernos de la distancia de género, en sociedades avanzadas las mujeres están participando más que los hombres en actos electorales, y votando más que ellos hacia la izquierda. En contraste, una sociedad no moderna e industrializada como la latinoamericana se caracterizaría por una distancia de género similar a la descrita por la perspectiva clásica, es decir, donde los hombres participan más que las mujeres en actos electorales, y éstas tienden más a votar por partidos de derecha. La presente investigación utilizará esta perspectiva teórica, que vincula el grado de modernización de las sociedades con una determinada distancia de género, para describir, analizar y poner a prueba algunas de las premisas del comportamiento político femenino - especialmente las vinculadas a la orientación del voto - que han provenido de los distintos autores de la perspectiva clásica. De forma específica, estas premisas aluden a que serían las mujeres quienes presentarían los menores niveles de concurrencia electoral, especialmente las de menores ingresos y quienes habitan en zonas rurales. En materia de orientación del voto, serían las mujeres quienes manifiestarían una mayor tendencia a votar por partidos de derecha, y resultarían más indiferentes que los hombres respecto al voto de clase, acentuándose esto también en las de menores ingresos y las de zonas rurales. Para poner a prueba estos estereotipos de género planteados por los estudios clásicos sobre la materia, se ha elegido a Chile en el período 1988-2001, haciendo uso de la posibilidad única que entrega este país de resultados electorales desagregados según sexo.
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