José Ortiz-Echague fue un aficionado a la fotografía, un "arte seductor" -según él- al que dedicaba sólo su tiempo libre.
Sin embargo, reunió una gran colección de imágenes e influyó notablemente en su generación hasta el punto de ser durante décadas el fotográfo español más admirado y premiado en nuestro país y fuera de él.
Hoy, muy pocos se acuerdan de él y de los logros que consiguió.
Este trabajo ofrece una visión del autor desde sus múltiples facetas: pionero de la aviación, impulsor de la industria aeronáutica, responsable de una empresa automovilística y fotógrafo amateur.
Este último punto es el que centra toda nuestra atención. De este modo, detallamos todos los acontecimientos fotográficos en los que sus imágenes han estado presentes y los logros obtenidos, enumeramos el material empleado en la consecución de negativos y positivos, y hacemos especial hincapié en la descripción de los procedimientos pigmentarios de positivado, en especial, el procedimiento al carbón directo, que José Ortiz-Echague no inventó pero utilizó durante toda su vida fotográfica como ningún otro.
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