Todas las Iglesias y Comunidades eclesiales reconocen la importancia del Bautismo en la comunion. Sin embargo, puesto que el Bautismo como fundamento de comunión no puede aislarse de otros elementos que configuran la Iglesia, como son la fe, la Eucaristia o el ministerio, el valor eclesial que cada comunidad otorga a la comunión bautismal depende enteramente de su modo de entender la Iglesia.
En una primera parte, compuesta de tres capitulos, este trabajo analiza en profundidad la diversidad que existe entre católicos, ortodoxos y luteranos a la hora de valorar el Bautismo como fundamento de la comunión eclesial.
La segunda parte, formada por dos capitulos, estudia la relación entre el Bautismo y la Iglesia con el fin de aportar luces nuevas que ayuden al dialogo ecumenico. Se parte del principio de que la comunión eclesial fundada por el Bautismo no elimina la comunión humana, sino que la transforma, purifica y eleva. Por este motivo, para comprender a fondo el papel del Bautismo en la formación de la Iglesia, se busca entender donde se apoya la llamada de los hombres a la comunion; como afectó el pecado original a esa llamada, y como el Bautismo restaura y eleva la vocación del hombre a la comunión.
Las averiguaciones realizadas acerca del efecto eclesiológico del Bautismo y sobre su conexión con la Confirmación, la Eucaristia y el ministerio ordenado,pueden ayudar al diálogo ecuménico sobre la economia sacramentaria en general y sobre el Bautismo en particular.
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