En primer lugar se realiza una valoración amplia y exhaustiva de las fuentes de información que existen sobre este tema. Se plantea para ello una gran división, agrupando la mayor parte en un apartado denominado "fuentes hagiográficas" y el resto, más reducido, incluye todas aquéllas que no se pueden considerar strictu senso como tales. Los mártires adquirieron plena historicidad a raiz de su muerte, lo que justifica que en el segundo capítulo se estudien los diferentes aspectos relacionados con su historia cultual. Por último, un repaso a las tres grandes persecuciones permite ubicarlos en el contexto histórico del que surgieron. Está claro que los mártires fueron resultado de la sociedad de la que surgieron y, sobre todo, su culto fué evolucionando en consonancia con la sociedad que lo tributaba.
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