Partimos de la globalidad como dato de la sociedad y la economía a finales del siglo XX. Dato que se entiende como positivo para un desarrollo ciudadano más solidario y más libre. Ello en la medida que las oportunidades para el bienestar y la información son alcanzables para más gentes. No para la totalidad, por supuesto. El marco de la investigación es el de la ciudad.
La ciudad en un entorno, el del occidente europeo y sus sucesores ultramarinos, lo que constituye una primera restricción. A la que se añaden el mercado como instrumento de asignación de recursos y la democracia como elemento constitutivo de la ciudad, de la ciudadanía, y, finalmente, de la devolución de los poderes a ésta.
Se entiende la ciudad como espacio de libertad, como instrumento economico fundamental para los procesos de integracion de la diversidad, y base de la movilidad, de la difusión de las ideas para un objetivo de bienestar compatible con el medio ambiente natural y el patrimonio historico.
La ciudad en la era global es un elemento de identidad, frente a la desaparición de las referencias indentitarias precedentes: estados, bloques, y ante las exclusiones de nacionalismos o fundamentalismos. A la desarticulación o la exclusión, la ciudad opone referencias no excluyentes, integradoras.
Y un espacio,propicio al debate y, en su caso, a la solución de los conflictos, desde una perspectiva de aceptación de la diferencia, desde la raza a otros codigos.
El trabajo se ha divido en tres partes. La primera insertando la ciudad en la historia; la segunda analizando el pensamiento sobre la ciudad desde las más diversas perspectivas: politicas, urbanisticas, economicas, sociologicas, etc, siguiendo un método de cierta promiscuidad en las fuentes y documentación.
La tercera, en fin, se ocupa de la ciudad en la era de la globalidad desde la perspectiva de la sostenibilidad, de la devolución de los poderes a la ciudadanía, y el nuevo papel de la
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