En la Sevilla de mediados el siglo XVIII, una familia de tallistas-escultores, los acosta, nos siguen introduciendo de lleno, con originales estructuras de ornamentación en el lenguaje del rococó, considerado como un estilo propio segregado del barroco, tras el tratado realizado por los hermanos goncourt "l'art du dixhuitieme siecle" publicado en París en 1874. Tras un primer intento fallido de establecerse en Sevilla Cayetano de acosta, ante la circunstancia de que el artífice pedro duque cornejo acaparaba todo el mercado escultórico y de talla hispalenses, el maestro lusitano tuvo que marchar a la capital de Cádiz, y solo a finales de 1749 regresa a Sevilla, coincidiendo con la definitiva marcha de cornejo a Córdoba para tallar la sillería coral de su catedral. Los primeros trabajos realizados por Cayetano de Acosta para la capital andaluza con el auspicio de la corona fueron continuados bajo las directrices del arzobispo don francisco de solis folch de cardona, le convierten en el hombre que dirige la actividad escultorica sevillana desde su retorno de la capital gaditana hasta su fallecimiento el 24 de abril de 1778.
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