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Efectos del alcohol y la cocaína sobre el estado oxidativo y la electrofisiología oculares: tratamiento con naltrexona y topiramato

  • Autores: Maria Victoria Sánchez Villarejo
  • Directores de la Tesis: Francisco Javier Romero Gómez (dir. tes.), María Miranda (codir. tes.)
  • Lectura: En la Universidad CEU - Cardenal Herrera ( España ) en 2013
  • Idioma: español
  • Tribunal Calificador de la Tesis: Concepción Vilela Soler (presid.), María Inmaculada Almansa Frías (secret.), Francisco Javier Sancho Pelluz (voc.), Francisco Javier Puertas Cuesta (voc.), María Muriach Saurí (voc.)
  • Materias:
  • Texto completo no disponible (Saber más ...)
  • Resumen
    • El consumo de bebidas alcohólicas es un hábito ampliamente extendido y culturalmente aceptado en la mayoría de las sociedades occidentales. Sin embargo, son muchos los problemas sanitarios y sociales relacionados con el consumo de estas bebidas. España es uno de los primeros países productores y consumidores de bebidas alcohólicas.

      En las últimas décadas, la naltrexona se ha propuesto como un potente fármaco para el tratamiento de alcoholismo crónico debido a su capacidad para bloquear los receptores opioides.

      La cocaína es un psicoestimulante y un anestésico local, y es, después del cannabis, la droga ilegal de mayor consumo en la Unión Europea y también en nuestro país. Su consumo es, en general, esporádico y está asociado a la noche, a salir de marcha, fines de semanas, etcétera, ya que algunas de las características que se le atribuyen son facilitar la diversión, la desinhibición, las relaciones interpersonales, prolongar la fiesta.

      Aunque no hay farmacoterapias aprobadas para la adicción a cocaína, se han propuesto una serie de medicaciones con algunos resultados prometedores, por ejemplo el topiramato, ya que podría reducir el craving de cocaína y el uso de la misma en los pacientes dependientes de cocaína.

      Nuestro grupo ha desarrollado diversos estudios sobre los efectos o daños que el alcohol y la cocaína podrían producir sobre el tejido neuronal, especialmente, en el sistema nervioso central. Se han observado numerosas alteraciones, muchas de ellas desencadenadas por la acción de especies reactivas de oxígeno que se forman durante el metabolismo de estas dos sustancias.

      La retina es el tejido nervioso del ojo y está formada por diferentes tipos celulares, todos ellos con membranas ricas en ácidos grasos poli-insaturados, lo que las hace muy sensibles a las especies reactivas de oxígeno. Por tanto, pensamos que el consumo de alcohol y cocaína podría producir daños en la retina, al igual que lo hace en otros tejidos nerviosos, y alterar el funcionamiento de la misma. Además, esperamos que el tratamiento con fármacos como la naltrexona y el topiramato, utilizados en el tratamiento del abuso de alcohol y cocaína respectivamente, eviten el daño producido por estas sustancias sobre la retina.

      Para realizar el experimento con alcohol se utilizaron ratas macho de raza Sprague-Dawley. El tratamiento duró 42 días, aunque a partir del día 28 algunos de estos animales se trataron también con naltrexona.

      Para el experimento con cocaína se utilizaron ratas macho de raza Wistar. El tratamiento duró 36 días. Durante los 18 primeros días sólo se administró el tratamiento con cocaína y durante los 18 días siguientes se incluyó el tratamiento con topiramato.

      Cuando finalizaron ambos experimentos, los animales se sacrificaron y se realizaron dos tipos de estudios. En primer lugar, se hizo un análisis neurofisiológico de la retina, estudiando el electrorretinograma (ERG) y los potenciales evocados visuales (PEV). En segundo lugar, se realizó un análisis bioquímico de ciertas moléculas (niveles de glutatión reducido, actividad de la glutatión peroxidasa, concentración de malondialdehído) que podrían indicarnos el estado oxidativo de la retina.

      Al finalizar estos análisis se vio, por un lado, que el tratamiento crónico con etanol produce un aumento en el tiempo implícito de la onda a del ERG y de los PEV, y una disminución de la amplitud de la onda b del ERG y de los PEV. La administración de naltrexona no consigue evitar las alteraciones producidas por el etanol tanto en la amplitud de la onda b, como en el tiempo implícito de los PEV.

      Además, la retirada de la dieta alcohólica 24 horas antes del sacrificio permite la normalización de la concentración de malondialdehído en el ojo, no así las variaciones electrofisiológicas observadas.

      Por otro lado, la administración de cocaína provoca una disminución en la amplitud de la onda a del ERG, mientras que el tratamiento con topiramato previene dicho cambio en la electrofisiología de la retina.

      Finalmente, el tratamiento con cocaína produce un aumento en los niveles de glutamato de la retina, mientras que esta alteración no se produce en los animales a los que se les administró topiramato. Además, existe una correlación significativamente positiva entre la concentración de glutamato y la actividad de la glutatión peroxidasa.


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