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Resumen de Análisis de las causas de la irrelevancia de una derecha radical populista en España (1978-2015). Una excepción en el contexto político europeo

Gonzalo Duñaiturria Laguarda

  • El objetivo principal del trabajo presentado y la finalidad del mismo es la investigación y análisis de las causas de la irrelevancia política de un populismo de derecha radical en España durante el periodo 1978- 2015.

    Si bien es cierto que desde el final de la II Guerra Mundial y de manera esporádica han surgido movimientos de derecha radical con mayor o menor éxito en distintos procesos electorales, desde hace quince años los éxitos de estos grupos se han extendido por la gran mayoría de los países europeos.

    En el Parlamento Europeo, las fuerzas de derecha radical contaban con 40 eurodiputados. En las siguientes elecciones europeas, celebradas en 2014, pasaron a contar con 86 europarlamentarios, consiguiendo más del doble de representación parlamentaria.

    La derecha radical en Alemania pasó de no tener “euro representación” a conseguir 8 escaños. El Frente Nacional en Francia multiplicó por 8 su representación, pasando de 3 a 24. En el Reino Unido, de 13 a 23, En Polonia, se pasó de no tener representación a sentar a 4 eurodiputados y en Austria y Dinamarca, se duplicó el resultado, pasando de 2 a 4 representantes.

    En España, los partidos de derecha radical que se presentaron a dichos comicios alcanzaron un 0,47 % de apoyo electoral.

    Al mismo tiempo, los movimientos de derecha radical en Europa han llegado a participar de manera activa y directa en el gobierno de sus respectivos países, como el caso de la extinta Alianza Nacional en Italia o el Partido Liberal austriaco.

    Tras sendas victorias en comicios municipales de Alianza Nacional en 1993, consiguiendo las alcaldías, entre otras, de Roma y Nápoles, en 1994 Gianfranco Fini se presenta en las listas de Berlusconi en las elecciones legislativas. La desintegración del viejo modelo político, la irrupción con fuerza del “fenómeno Berlusconi” y la nueva imagen renovada de Fini dieron a la derecha radical su mejor apoyo electoral, con cerca de un 15 % de votos y la entrada de cinco ministros en el primer ejecutivo berlusconiano.

    En Austria, el Partido de la Libertad consiguió en las elecciones generales de 1999 el 26,9 % de las papeletas, convirtiéndose en el segundo partido más votado. El Partido Popular, conservador, llegó a un acuerdo de gobierno con la derecha radical, ocupando esta la vice cancillería.

    En las elecciones presidenciales del 24 de abril de 2016, la derecha radical austriaca se alzó con el primer puesto con más del 35 % de los sufragios donde, situándose en segunda posición el candidato ecologista, los partidos tradicionales, Conservador y Socialdemócrata, fueron relegados a la cuarta y quinta posición respectivamente.

    En otros casos, estas fuerzas de derecha radical, de acuerdo con numerosos baremos demoscópicos, hoy serían el primer partido en intención de voto, como en el caso de Frente Nacional en Francia.

    Tal situación quedo refrendada en las pasadas elecciones regionales, donde el partido de Marine Le Pen acaparó en la primera vuelta de las elecciones regionales el 30 % de los sufragios, por encima de Los Republicanos del exjefe del Estado Nicolas Sarkozy y de los socialistas del presidente François Hollande.

    Este ha sido el más alto de apoyo logrado por parte de la derecha radical populista francesa, confirmando el éxito de la estrategia de la presidenta del partido de “desdiabolizar” a una formación que progresivamente gana adeptos entre las clases populares en Francia.

    Habiéndose producido dentro de un entorno global, como es el de la Unión Europea, hechos y realidades semejantes tales como la última crisis económica, el creciente euroescepticismo, el descrédito de la clase política, un desempleo creciente, xenofobia, islamofobia y conflictos migratorios, las consecuencias de todos estos han sido la consolidación de dichos movimientos.

    A diferencia de lo ocurrido en la casi totalidad de Europa, esta consolidación no se ha producido en España, cuando gran parte de los hechos enunciados se han producido en nuestro país, algunos de manera más acuciante, sin que emergiera un movimiento de derecha radical en España.

    Siendo cuantitativamente diferente el “éxito” de los referidos movimientos, existe un denominador común en cuanto a la situación generada tras diversas consultas electorales en Europa. No se trata, como pudo ocurrir antaño, de un fenómeno efímero, pasajero, producto de la crisis o como protesta.

    Se trata de un auténtico fenómeno sociopolítico qué si bien y en casos muy particulares pudiera recoger elementos o variables como las anteriormente citadas, crisis o protesta frente a lo “tradicional”, o pudiera de forma igualmente particularista ser efímera o temporal en algún Estado, sin lugar a dudas se puede afirmar que ha supuesto la entrada en el viejo continente de una nueva forma política.

    En el presente trabajo hemos acotado en primer lugar la cuestión terminológica, fundamental para clarificar el estudio realizado. De igual forma, hemos determinado y definido las características esenciales de los movimientos estudiados.

    Se ha estudiado en paralelo el desarrollo histórico de los movimientos de derecha radical tanto en Europa como, y de forma más concreta, en España, con el fin de facilitar el estudio y sacar las preceptivas conclusiones.

    Se ha comprobado y determinado que, paradójicamente, al analizar el sistema de partidos en España desde la Transición sobresale, a diferencia de lo que ocurre en Europa, la ausencia de un movimiento o partido de derecha radical, bien de los que hemos catalogado de extrema derecha tradicional bien de derecha radical populista, con proyección social o mínima y apreciable presencia en las instituciones frente a lo que está ocurriendo en la política europea, donde es notable e incluso sobresaliente la amplia capa de votantes a partidos encuadrados en esta vertiente ideológica.

    En España se ha mantenido en todo momento la misma tónica.

    La derecha radical se encuentra dividida y atomizada, sin partido, proyecto ni líder claro. En las elecciones generales de 1996 y con 17.000 votos, el porcentaje de apoyo electoral supone el 0,06 y cuatro años más tarde, en las legislativas de 2000, ese apoyo desciende al 0,01 %.

    Y ese apoyo electoral en España a movimientos objeto de nuestro trabajo se ha mantenido casi uniforme en las cuatro elecciones legislativas posteriores frente al auge de los partidos de ideología similar en el resto del continente.

    Las elecciones generales en España de 2004, 2008, 2011 y 2015 han arrojado resultados muy similares de apoyo a la derecha radical. En todas ellas resultados en torno al 0,20 % y en ningún caso más de 70.000 votos, sumando los resultados de todos los micro partidos que a dichas elecciones concurrieron.

    Se puede afirmar por ello que la derecha radical en España es absolutamente irrelevante dentro del contexto populista europeo.

    El presente trabajo finaliza con el análisis pormenorizado de los factores que entendemos han influido en lo anteriormente indicado, así como con las conclusiones extraídas y, dada la actualidad y pertinencia del tema estudiado, una breve propuesta para futuras líneas de investigación.


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