La crisis energética a la que nos estamos enfrentando ha llevado a la Comunidad Científica a optar por el uso de la energía nuclear de fusión que, al no producir emisiones de gases de efecto invernadero, representa una alternativa segura, sostenible y económica. Para darla a conocer la Comunidad Europea (Efda) organiza exposiciones itinerantes sobre su uso y sus características dentro de las cuales una de las herramientas elegidas para suministrar informaciones es el video. Al ser una temática nuclear, desconocida por la mayoría de las personas, la fusión se vincula socialmente a la fisión, energía que a partir de sus orígenes ha tenido ciertas oscilaciones en su aceptación, como consecuencia de su estigmatización. Precisamente el estigma nuclear (asociado a la fisión) llega a extender la marca a todo lo que está relacionado con el concepto nuclear en si, a aquella entidades generalmente etiquetadas como indeseables (peligrosas) y, por ende, a los lugares donde estas entidades se ubican (centrales nucleares, lugares de almacenamiento etc.). Así que la percepción de los riesgos vinculados a la tecnología nuclear (entendida socialmente como fisión nuclear) llega a expandirse hasta la fusión, determinando su desaprobación y consecuente rechazo social. En este contexto, esta investigación nace con el objetivo de estudiar si proporcionar información por medio de videos breves tiene la capacidad de modificar (mejorar) las actitudes negativas tenidas hacia la energía nuclear de fusión, tendencialmente vinculadas a la marca nuclear. Para alcanzar el objetivo se ha diseñado un quasi-experimento longitudinal en el que se somete a los participantes (estudiantes universitarios) al visionado de dos videos breves, en un ambiente controlado, cuyo contenido proporciona información de corte cognitivo y de corte proposicional – afectivo, respectivamente. Antes y después de los videos se han facilitado siete cuestionarios de los cuales cuatro pre y tres post. En los primeros cuatro se investigan las predisposiciones iniciales para participar al quasi experimento, las actitudes previas de los participantes hacia ambas tecnologías (con el intento de estudiar el vinculo entre ellas) y los conocimientos técnicos tenidos sobre la fusión nuclear. Después del visionado de uno u otro video, los tres cuestionarios post, a parte de indagar sobre juicios relativos a aspectos propios de los videos, vuelven a estudiar el nivel de conocimientos y las actitudes hacia la fusión nuclear. Para estudiar la estabilidad del cambio actitudinal, al cabo de un mes ha sido repetido el cuestionario sobre actitudes. Los resultados señalan que el uso del video como herramienta para proporcionar información tiene la fuerza necesaria para modificar las actitudes negativas hacia la fusión nuclear, desvinculándola de la configuración actitudinal distintiva de la fisión nuclear. A pesar de que el mensaje afectivo parece tener más poder de cambio de las actitudes que lo cognitivo, añadir información sobre la temática tratada logra incrementar el nivel de información final, y por ello se considera una buena opción para estos fines. En general el cambio se ha mantenido estable en el tiempo.
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