Hay acciones de tipo débil que pueden encadenar transformaciones y cambios profundos en el proyecto arquitectónico o en la ciudad; que pueden surgir de lo espontáneo, que en ocasiones sólo dejan un rastro efímero, o que aun siendo invisibles y sin cuerpo, crean vínculo, uniones o derivas que humanizan, transforman, enriquecen o hacen más habitable la ciudad. En ellas se centra esta investigación.
La ciudad no es sólo el producto físico y palpable del planeamiento o de las grandes infraestructuras, a pesar de la importancia indiscutible de ambos. Se trata de descubrir otras formas posibles de lo urbano a través de la mirada atenta de los artistas, pensadores o arquitectos (como sismógrafos notables de los cambios). Se quiere indagar en ideas de carácter abierto o en nuevos modos de usar el espacio, capaces de convivir con la incertidumbre, la inestabilidad o la indeterminación. Que se alejan de la imposición de estructuras fuertes y jerárquicas. Esto, manifiesta una forma de ser o de situarse ante las cosas que nos afecta a todos hoy en día, y que parece trasladarse inevitable al modo en que en que se enfoca el proyecto arquitectónico y la ordenación urbana.
Se aborda esta investigación en el contexto de los años 60 y 70. Estudiando acciones débiles en el arte y la arquitectura como son el evento, lo efímero, el recorrido, la negación de la disciplina, e incluso aquello que tiene menos presencia, como la fragilidad, la discontinuidad, la desaparición o la indeterminación. Acciones que tocando lo sutil, logran hacer visible el je ne sais quoi.
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