Sant Ramon de Penyafort. Imatge, devoció i santedat
- Autores: Ramon Dilla Martí
- Directores de la Tesis: Sílvia Canalda (dir. tes.), Rosa Alcoy i Pedrós (tut. tes.)
- Lectura: En la Universitat de Barcelona ( España ) en 2017
- Idioma: español
- Tribunal Calificador de la Tesis: Pere Beseran i Ramón (presid.), María Cruz de Carlos Varona (secret.), Elisa Novi Chavarria (voc.)
- Programa de doctorado: Programa de Doctorado en Sociedad y Cultura: Historia, Antropología, Arte y Patrimonio por la Universidad de Barcelona
- Materias:
- Enlaces
- Tesis en acceso abierto en: Dipòsit Digital de la UB TDX
- Resumen
La tesis versa sobre las representaciones plásticas del dominico catalán Raimundo de Peñafort (c.1185-1275) dentro del marco de la construcción de la imagen religiosa en época moderna. El punto de partida es el análisis de las primeras figuraciones medievales del célebre jurista, con el objetivo de observar de manera amplia y transversal la génesis, evolución y variantes experimentadas en su iconografía, especialmente a partir de 1601, cuando el personaje es solemnemente canonizado por Clemente VIII.
Durante las últimas décadas se han llevado a cabo diversas investigaciones internacionales sobre la imagen de los santos hispánicos más conocidos de la época moderna como san Ignacio de Loyola, san Francisco Javier, san Tomás de Villanueva o santa Teresa de Jesús. Estos personajes disfrutan de la protección de la Monarquía Hispánica, así como de sus respectivas órdenes religiosas, que los elevan a los altares y difunden su culto. Raimundo de Peñafort, elevado a los altares en 1601, también participa de este proceso, con la peculiaridad de ser un antecedente, pues estamos delante del tercer santo canonizado después del Concilio de Trento, el segundo perteneciente a la Orden de Predicadores, y el primero procedente de los reinos de la antigua Corona de Aragón.
Estos parámetros convierten al personaje en uno de los primeros casos de implantación de una nueva devoción siguiendo las directrices tridentinas, pero a su vez también configuran una cartografía particular y genuina. Esta geografía sacra, propia del caso de Raimundo de Peñafort, convierte Cataluña y Barcelona en centro simultáneamente promotor y receptor de la imagen devota respecto a otros territorios europeos adscritos al catolicismo como Sicilia, Nápoles, Roma o Valladolid, que en la época resultan no únicamente centros políticos, sino también algunos de los principales focos artísticos del Mediterráneo occidental.
