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Influencia de la dieta de la embarazada sobre el crecimiento fetal.

  • Autores: Rogelio Zaragoza Noguera
  • Directores de la Tesis: Pilar Zafrilla Rentero (dir. tes.), Alejandro Galindo Tovar (dir. tes.)
  • Lectura: En la Universidad Católica San Antonio de Murcia ( España ) en 2017
  • Idioma: español
  • Tribunal Calificador de la Tesis: Isabel Tovar Zapata (presid.), Begoña Cerdá Martínez-Pujalte (secret.), Joaquín Jordán Bueso (voc.)
  • Materias:
  • Enlaces
    • Tesis en acceso abierto en: RIUCAM
  • Resumen
    • Recientemente se ha evidenciado la relación existente entre la nutrición materna, el crecimiento fetal y los resultados antropométricos neonatales (Abu-Saad & Fraser, 2010). Tanto la desnutrición como la sobre nutrición durante el embarazo afecta a la salud de la madre y a la de los bebés a corto y a largo plazo (Blumfield et al, 2012). Las tres principales causas de muerte en niños nacidos sin anomalías congénitas son: bajo peso de nacimiento, parto prematuro y RCIU (Bhutta et al, 2005). Las secuelas del RCIU incluyen muerte fetal, deterioro en el desarrollo neurológico en la infancia (Collette S, 2005), y mayor riesgo de desarrollar enfermedades degenerativas como diabetes, u otras enfermedades cardiovasculares como la hipertensión en la edad adulta (De Rooij SR, 2007). Neonatos con un peso entre 4500 y 4999 g tienen una significante mayor tasa de muerte intrauterina y el doble de tasa de mortalidad perinatal (Bamberg et al, 2013).

      En una reciente revisión sistemática y meta análisis de estudios dietéticos entre mujeres embarazadas de países desarrollados, observaron un desequilibrio en las ingestas de macronutrientes (Blumfield et al, 2012), mientras que la ingesta de micronutrientes fue bastante inferior a las óptimas (Blumfield et al, 2013).

      Una ingesta adecuada de nutrientes debe conseguirse a través de una dieta adecuada, las gestantes que siguen patrones dietéticos caracterizados por el consumo de fruta, vegetales, productos lácteos bajos en grasa, carne magra y fibra dan a luz bebés de mayor peso de nacimiento que las gestantes que consumen menos de estos alimentos y basan su dieta en lácteos ricos en grasa, baja ingesta de fibra, carne procesada, cerveza y dulces (Grieger & Clifton, 2015). Uno de estos patrones dietéticos es la dieta mediterránea, que se caracteriza por abundancia de alimentos de origen vegetal (frutas, verduras, pan, otras formas de cereales, patatas, legumbres, frutos secos y semillas), alimentos muy poco procesados, de temporada y locales, y el aceite de oliva como principal fuente de grasa, mientras que dulces, lácteos y carne roja se consumen en cantidades bajas. Timmermans et al (2012) concluyeron que una baja adherencia a la dieta mediterránea durante la primera mitad del embarazo se asociaba con un menor tamaño intra-uterino y un menor peso del bebé en el nacimiento.

      Para optimizar los resultados del embarazo, la salud de la madre tras el parto y la de los bebés en la vida postnatal y en la vida adulta es necesaria una mejor comprensión de la fisiología de la nutrición durante el embarazo e identificar la composición ideal de nutrientes durante el mismo para poder desarrollar protocolos de intervención nutricional a través de una dieta equilibrada.

      MATERIAL Y MÉTODOS: La población objeto de estudio está constituida por 197 mujeres caucásicas, con embarazos simples de entre 22 y 45 años de edad en el momento del embarazo, reclutadas a la edad gestacional de 10-13 semanas. En la primera visita se les informó detalladamente sobre el proyecto y se les propuso la participación en el estudio. Las participantes firmaron un consentimiento informado de acuerdo con la declaración de Helsinki (World Medical Association of Helsinki, 1997).

      La valoración nutricional durante el embarazo se realizó a través del cálculo del índice de masa corporal en el momento del reclutamiento y de tres encuestas que fueron rellenadas por las pacientes en tres momentos distintos del embarazo, el día de su reclutamiento, entre la semana 10 y la 13 de gestación, las tres segundas entre la 18 y la 23 semanas de gestación y las tres últimas entre la 24 y la 40 semanas de gestación. Las encuestas comprenden un recuerdo de 24 horas, un cuestionario de frecuencia de consumo de los alimentos ingeridos en los dos últimos meses y un cuestionario de adherencia a la dieta mediterránea.

      El seguimiento del crecimiento fetal se llevó a cabo a partir de los datos biométricos obtenidos mediante ecografía. La edad gestacional se estableció a partir de la fecha de última regla y de la longitud cráneo-nalga (LCN) medida en la primera ecografía. Si la fecha obtenida por ambos métodos difería más de 7 días se tuvo en cuenta la calculada a partir de la LCN. Para la valoración del crecimiento a lo largo del embarazo se usaron las variables de PA (mm), LF (mm), DBP (mm), PC (mm) y PFE (g). La valoración del crecimiento fetal en el momento del parto se determinó a partir de los valores de peso (g), longitud (cm) y perímetro cefálico (cm).

      Los datos obtenidos se codificaron en una base de datos de Microsoft Excel. Los nutrientes ingeridos por las embarazadas se obtuvieron introduciendo los alimentos de los cuestionarios de recordatorio de 24 horas en el programa Dietsource versión 3.0. El análisis estadístico incluyó la prueba T para una muestra para valorar si la ingesta que de cada nutriente y/o cada alimento hacía la gestante era adecuada a la ingesta recomendada o no. La prueba T para muestras independientes para valorar las diferencias en la ingesta de nutrientes, alimentos, adherencia a la dieta mediterránea y de las variables biométricas fetales y antropométricas neonatales. Se realizó también un estudio de correlación mediante un modelo de regresión lineal, entre las variables biométricas fetales y antropométricas neonatales con las variables socio-demográficas de las gestantes y las variables nutricionales. Se consideró que había diferencia estadísticamente significativa cuando se obtuvo un valor de p < 0.05.

      RESULTADOS: El peso al inicio del embarazó correlacionó positivamente con el Prn (p = 0.0002) y la Lrn (p = 0.0009). El consumo de tabaco tuvo una correlación negativa débilmente significativa con el PCrn (p= 0.05). En el tercer trimestre, el consumo de alimentos proteicos correlacionó positivamente con la Lrn (p = 0.0009) y el PCrn (p = 0.01) y la adherencia a la dieta mediterránea con el PCrn (p = 0.02). La ingesta de vitamina B12 correlacionó negativamente con la Lrn (p = 0.0002), el PCrn (p = 0.011) y el PFE (p = 0.001), y la de HC con el Prn (p = 0.011) y con la LF del feto (p = 0.047).

      La dieta seguida por las embarazadas se caracterizó por ser insuficiente en la ingesta energética y de fibra, con un exceso de proteínas y de HC en cantidades absolutas, mientras que en términos de porcentaje encontramos un exceso de lípidos, un déficit de HC y una ingesta adecuada de proteínas. La ingesta de lípidos en porcentaje y en cantidades absolutas fue superior a la media europea, pero con menor porcentaje de AGS y AGPI y mayor porcentaje de AGMI.

      La ingesta de vitaminas y minerales solo fue adecuada en el caso del calcio, zinc, vitamina B1, y vitamina B6. La ingesta de magnesio, yodo, flúor, ácido fólico y vitamina D fueron inferiores a las recomendaciones, el resto de vitaminas y minerales fueron ingeridos por encima de las recomendaciones pero sin sobrepasar las ingestas máximas tolerables.

      CONCLUSIONES: La dieta seguida por las embarazadas de nuestro estudio es desequilibrada, con un exceso de proteínas y de HC en cantidades absolutas, mientras que en términos de porcentaje encontramos un exceso de lípidos, un déficit de HC y una ingesta adecuada de proteínas. Encontramos también un fuerte desequilibrio en la ingesta de vitaminas y minerales, dicha ingesta solo fue adecuada en el caso del calcio, zinc, vitamina B1, y vitamina B6, mientras que las ingestas de magnesio, yodo, flúor, hierro, ácido fólico y vitamina D fueron inferiores a las recomendaciones. La puntuación obtenida en la adherencia a la dieta mediterránea en el tercer trimestre se correlaciona positivamente con neonatos de mayor PCrn.

      Consideramos de suma importancia que la dieta de la embarazada sea equilibrada y adecuada, pues tanto el déficit como el exceso de determinados alimentos y/o nutrientes afectan negativamente el desarrollo y crecimiento fetal.


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