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Anticoagulacion oral directa en fibrilacion auricular no valvular: resultados de la practica clínica diaria

  • Autores: Beatriz Perez Villardon
  • Directores de la Tesis: Eduardo de Teresa Galván (dir. tes.), Manuel de Mora Martín (codir. tes.), Miguel Ángel Ramírez Marrero (codir. tes.)
  • Lectura: En la Universidad de Málaga ( España ) en 2016
  • Idioma: español
  • Tribunal Calificador de la Tesis: José María Cruz-Fernández (presid.), Miguel Ángel Sánchez Chaparro (secret.), Manuel Anguita Sánchez (voc.), Juan Manuel San Román Terán (voc.), Juan J. Gómez Doblas (voc.)
  • Materias:
  • Enlaces
    • Tesis en acceso abierto en: RIUMA
  • Resumen
    • La fibrilación auricular (FA) es la arritmia cardíaca sostenida más frecuente, la que con mayor frecuencia se diagnostica y la que más hospitalizaciones y gastos sanitarios origina. Su prevalencia en la población general es de aproximadamente el 1,5-2%, aumentando hasta el 5-15% en mayores de 80 años1-3. En las próximas décadas su prevalencia se incrementará como consecuencia del aumento en la esperanza de vida. No obstante, en la génesis de la actual “pandemia” de FA influyen también otros factores que cada vez son más frecuentes: hipertensión arterial, cardiopatía isquémica, diabetes mellitus, obesidad. Este tipo de arritmia es todo un desafío cardiovascular en la sociedad moderna, y se cree que sus aspectos médicos, sociales y económicos empeorarán durante las próximas décadas1.

      La FA produce sintomatología que altera en mayor o menor grado la calidad de vida del paciente (palpitaciones, disnea, disminución de la capacidad de ejercicio, molestia precordial inespecífica,…) implicando además un aumento en la morbilidad y mortalidad cardiovascular1,2. La morbilidad de la arritmia se asocia principalmente con su sintomatología, la insuficiencia cardiaca y el riesgo de eventos tromboembólicos. La complicación de mayor relevancia clínica de la FA es el desarrollo de tromboembolismo arterial, que en el 75% de las ocasiones ocurre en la circulación cerebral1. La FA no asociada a valvulopatía conlleva un incremento de hasta cinco veces en la incidencia de ictus; la FA valvular aumenta el riesgo de ictus hasta en 18 veces. Dichos fenómenos embólicos suelen ser más extensos y se asocian a una mayor mortalidad y discapacidad residual, con mayor riesgo de recurrencias que las embolias de otras etiologías1,4-5.

      El mecanismo responsable de esta alta incidencia de ictus embólico en la FA se encuentra en relación con el éstasis sanguíneo en la aurícula izquierda (AI), especialmente en la orejuela. El éstasis sanguíneo, conjuntamente con un estado de hipercoagulación presente en muchos pacientes en FA constituyen dos criterios de la triada de Virchow para la formación de trombos5.

      La FA representa, por tanto, la primera causa de ictus cardioembólico en la práctica diaria, y supone una causa de ictus prevenible de la mayor relevancia en las estrategias de prevención y promoción de la salud a nivel poblacional6.

      Dadas las catastróficas consecuencias del ictus asociado a FA, existe consenso entre las diferentes sociedades científicas implicadas en su manejo en que la mejor profilaxis es la primaria, con el objetivo de evitar las graves consecuencias clínicas y sociales del ictus, y reducir el gran impacto económico del mismo sobre los sistemas de salud1,7-8.

      La eficacia del tratamiento anticoagulante con antagonistas de la vitamina K para la prevención del ictus asociado a FA y su impacto en la reducción de la mortalidad se ha demostrado en diferentes ensayos clínicos, por lo que ha sido una prioridad en el manejo de esta arritmia el diseñar estrategias que incrementen su implementación en la práctica diaria9-11. Sin embargo, estos fármacos, a pesar de sus demostrados beneficios, presentan numerosas limitaciones que hacen que se prescriban en una proporción insuficiente12. Para corregir esta situación se han desarrollado diversos esfuerzos en los últimos años. Por un lado, simplificar la decisión de los clínicos para prescribir anticoagulación mediante esquemas de estratificación del riesgo de embolia y hemorragia sencillos y más sensibles8,9. Por otro lado, el desarrollo de fármacos que carezcan de los inconvenientes de estos anticoagulantes orales (ACO), de mayor efectividad, seguridad y sencillez de uso; a este grupo de fármacos se les denomina genéricamente nuevos ACO8.


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