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El léxico dominicano en el "Diccionario de Americanismos" de la Asociación de Academias de la Lengua Española

  • Autores: María José Rincón González
  • Directores de la Tesis: María Pilar Garcés Gómez (dir. tes.)
  • Lectura: En la UNED. Universidad Nacional de Educación a Distancia ( España ) en 2018
  • Idioma: español
  • Tribunal Calificador de la Tesis: María Lourdes García-Macho Alonso de Santamaría (presid.), Mar Campos Souto (secret.), José Ignacio Pérez Pascual (voc.)
  • Materias:
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  • Resumen
    • 1 Título de la tesis: El léxico dominicano en el Diccionario de americanismos de las Asociación de Academias de la lengua española.

      Autora: D.ª María José Rincón González Directora: D.ª María Pilar Garcés Gómez. Universidad Carlos III de Madrid y UNED UNED. Facultad de Filología Programa de Doctorado en Filología. Estudios lingüísticos y literarios: teoría y aplicaciones Nomenclatura Internacional de la UNESCO para los campos de Ciencia y Tecnología Lingüística sincrónica: 5705 Lexicografía: 570503 El léxico dominicano en el Diccionario de americanismos de las Asociación de Academias de la lengua española.

      I INTRODUCCIÓN. OBJETIVOS.

      Los estudios lingüísticos no le han dedicado mucha atención al español dominicano, a pesar de que, históricamente, se trata de la primera manifestación de la lengua española en América. Esta falta de atención ha caracterizado también la producción lexicográfica dominicana, limitada y técnicamente muy rudimentaria, y, por tanto, los estudios metalexicográficos a ella dedicados.

      Esta precariedad teórica y bibliográfica supone una escasa representación del léxico dominicano en los diccionarios generales de la lengua española y de americanismos; a la escasez numérica se suma la insuficiencia o la incorrección de la información lexicográfica sobre este léxico relacionada tanto con la definición, como con las marcas de uso o la vigencia.

      2 El Diccionario de americanismos,1 publicado en 2010 por la Asociación de Academias de la Lengua Española, es el más reciente de los diccionarios generales dedicados al léxico del español de América. Aunque el trabajo en equipo, con presupuestos metodológicos más acordes con las nuevas técnicas lexicográficas, y la participación de la Academia Dominicana de la Lengua han supuesto avances en el tratamiento del léxico dominicano en esta obra académica, nos planteamos como objetivo general el estudio de este tratamiento con el fin de realizar propuestas para su mejora, tanto cuantitativa como cualitativa.

      La investigación sobre cualquier aspecto teórico o práctico relacionado con la lexicografía debe partir de dos presupuestos metodológicos: el análisis de la tradición lexicográfica sobre la que se asienta el objeto de estudio y el examen pormenorizado del tratamiento que ha recibido en la práctica, que no es otro, que su presencia en los diccionarios. No en vano la lexicografía, como afirma Garriga (1997: 79), «es una disciplina asentada sobre la tradición y la práctica».

      En nuestro estudio sobre el léxico dominicano en el Diccionario de americanismos partimos, por tanto, de la tradición. Describimos el léxico dominicano histórica y sincrónicamente y estudiamos de forma panorámica la historia de la lexicografía que se ha dedicado a registrarlo, desde sus primeros pasos rudimentarios en 1930 con la aparición del Diccionario de criollismos de Rafael Brito, hasta la publicación del Diccionario del español dominicano en 2013,2 obra académica que aspira a aplicar presupuestos metodológicos al día con las técnicas lexicográficas actuales. La práctica inexistencia de bibliografía sobre la historia de la lexicografía dominicana, en general, y sobre cada uno de los diccionarios que la componen, en particular, ha motivado la amplitud y la exhaustividad de nuestra investigación, en aspectos teóricos y prácticos, sobre este tema. La elección del material lexicográfico registrado en el DED como base léxica fundamental de referencia para nuestro análisis justifica el extenso capítulo dedicado al estudio en profundidad de su diseño y de su aplicación macro y microestructural.

      Estos conocimientos sobre la tradición y la actualidad lexicográfica se aplican a la revisión y análisis pormenorizado del registro del léxico dominicano en el lemario del Diccionario de americanismos de la ASALE.

      1 A lo largo de la tesis nos referimos indistintamente a esta obra por su sigla DA.

      2 A lo largo de esta tesis nos referimos indistintamente a esta obra por su sigla DED.

      3 Nuestro enfoque equilibra el análisis macroestructural, generalmente el que prima en el estudio de los diccionarios dialectales, sobre todo en lo relativo a la selección de entradas, con el examen de los aspectos microestructurales, como los relacionados con las definiciones o las condiciones de uso, de forma que el acercamiento teórico y práctico pueda contribuir a la propuesta de mejoras sustanciales en el tratamiento lexicográfico de esta variedad dialectal.

      Nuestra investigación va en la línea de la sugerida por Werner (2001)3 para un estudio «profundizado y pormenorizado de problemas metodológicos específicos relacionados con las estructuras textuales de diccionarios del español americano» como forma de medir su valor documental y poderlos aprovechar sistemáticamente como fuente lexicográfica esencial para el estudio del léxico del español de América y de la historia de la lexicografía hispánica.

      En lo relacionado con la necesaria actualización de los diccionarios, López Morales (2002: 33), refiriéndose a la labor de revisión de los americanismos en el Diccionario de la lengua española de la RAE, pone en evidencia que la tarea de escrutinio de la nomenclatura de un diccionario debe ser repetida periódicamente, si se aspira a que este se mantenga vigente y refleje los cambios que experimentan las palabras.

      La metodología aplicada se basa en el establecimiento y la sistematización de un corpus de datos que proporciona una base sólida para la observación, la descripción y el análisis; así mismo permitirá la comparación de estos datos conforme a determinados parámetros y la extracción de conclusiones que produzcan propuestas concretas de actuación lexicográfica.

      Como corpus para esta investigación hemos elaborado una base de datos lexicográficos digitalizada que recopila y ordena las entradas del Diccionario de americanismos (con sus correspondientes acepciones, lexías complejas, locuciones y frases proverbiales) que cumplen uno de estos criterios: a) están marcadas diatópicamente como usuales en la República Dominicana; o b) no llevan la marca diatópica de uso dominicano, pero, sin embargo, están registradas como de uso dominicano en el DED.

      3 El artículo de Werner (2001) en línea no muestra número de páginas por lo que no hacemos referencia a estas.

      4 A estos elementos de la base de datos hemos añadido una tercera categoría que registra c) voces y expresiones complejas que, por estar registradas en el DED y cumplir con los presupuestos teóricos del DA, podrían considerarse candidatas a inclusión en futuras ediciones de este diccionario.

      A partir de estos criterios metodológicos, la base de datos resultante está formada por dos tablas combinadas de lemas y acepciones; la primera tabla, contiene 12 569 lemas; la segunda tabla registra 21 542 entradas, distribuidas entre 16654 acepciones y 5112 expresiones complejas con sus correspondientes acepciones.

      Lemas Acepciones Expresiones complejas y sus acepciones 12 569 16654 5112 Cada entrada de la base de datos incluye información concreta y detallada de cada acepción o expresión compleja (presencia/ausencia en el DA, presencia/ausencia en el DED, marca gramatical, información etimológica, marcas diastráticas, diafásicas y diatópicas, definiciones, datos adicionales a la definición, citas y ejemplos, campos semánticos predeterminados, posibles incidencias detectadas en cuanto a su ordenación, lematización, variabilidad gráfica, definición, separación de acepciones o contorno).

      La recopilación y ordenación en forma digitalizada nos permite añadir al análisis comparativo detallado, que arroja datos cuantitativos y cualitativos sobre presencias o ausencias léxicas relevantes, un estudio pormenorizado del tratamiento macro y microestructural que hace el DA de los elementos léxicos dominicanos presentes en su nomenclatura.

      A partir del análisis pormenorizado de los datos incluidos en la base de datos en relación con los criterios de análisis establecidos elaboramos las siguientes categorías de propuestas: a) elementos candidatos a inclusión: omisiones; b) elementos sin marca RD en los que debe añadirse la marca; c) elementos candidatos a revisión para enmienda o exclusión.

      La aplicación de un método analítico y crítico a la descripción de los contenidos del DA recoge numerosos datos que, una vez organizados, pretenden convertirse en propuestas detalladas que contribuyan a mejorar y a enriquecer la presencia léxica en la obra académica de la variedad dominicana del español; cada 5 propuesta de inclusión, modificación o exclusión estará avalada, por tanto, por el análisis previo de su adecuación a los principios metodológicos que organizan el diccionario académico.

      Con nuestro trabajo se pretende, por tanto, una investigación cuantitativa y cualitativa que, partiendo del conocimiento particular y pormenorizado del DA y el DED y de sus propias estructuras, pueda aportar conocimientos y propuestas lexicográficas concretas tanto para nuevos proyectos como, esencialmente, para nuevas ediciones de los diccionarios estudiados.

      Tomando estas necesidades de investigación como punto de partida y siguiendo estos pasos metodológicos, hemos establecido los siguientes objetivos específicos, que nos permiten verificar la pertinencia de la hipótesis planteada, establecer conclusiones sobre su veracidad y elaborar propuestas coherentes para la mejora de la obra lexicográfica estudiada: a) Un acercamiento histórico y sincrónico a la diferencialidad léxica dominicana.

      b) Una panorámica histórica y una revisión técnica de los principales diccionarios de americanismos.

      c) Una revisión metalexicográfica de los principales diccionarios dedicados al ámbito dominicano, con especial atención al Diccionario del español dominicano, que va a ser utilizado como obra de referencia léxica.

      d) Una revisión y un análisis pormenorizado del Diccionario de americanismos de la ASALE en los aspectos relacionados con el léxico dominicano.

      e) En caso necesario, la elaboración de propuestas de mejora, adecuación y enriquecimiento del DA.

      Los capítulos de esta tesis se estructuran en torno a estos objetivos específicos.

      II LA DIFERENCIACIÓN LÉXICA: JUSTIFICACIÓN DE LA LEXICOGRAFÍA DIALECTAL El capítulo II, dedicado a la diferenciación léxica dialectal, aborda los aspectos teóricos relacionados con la caracterización del léxico del español de América en general y del español dominicano en particular, y con la justificación de la lexicografía diferencial que registra este léxico.

      6 La lengua española en América es una realidad extraordinariamente compleja.

      Desde su etapa fundacional, y a lo largo de toda la época colonial, el español en América muestra la convergencia de tendencias fonológicas, morfológicas y léxicas que habían nacido y se habían desarrollado en el español con anterioridad al descubrimiento, conquista y colonización americanos. La diferenciación diatópica del español de finales del siglo XV y comienzos del XVI, demostrada por la documentación histórica, estuvo siempre apoyada por la ausencia de factores uniformadores y por la expansión territorial del castellano.

      La confluencia de estas tendencias de diversificación con las circunstancias históricas que caracterizaron la difusión e implantación de la lengua española en los territorios americanos –amplitud territorial, contacto con lenguas indígenas, africanas y europeas, diverso origen social y regional de los colonizadores, conformación de una nueva sociedad surgida del proceso colonizador– determina el origen histórico y la evolución de una variedad lingüística del español en América. Cuando esta modalidad lingüística regional se forma y es asumida por la nueva sociedad criolla americana como propia y diferenciada de la peninsular, que le dio origen, estamos ante lo que Frago (2003: 300) denomina la criollización lingüística americana.

      Si los factores fonéticos adquieren preeminencia en la etapa fundacional del español americano, la diferenciación léxica se convierte en una de sus características definitorias desde los orígenes.

      Los mismos factores que provocaron el surgimiento de la variedad americana del español produjeron, simultáneamente, su diferenciación regional interna, más patente, si cabe, en su vocabulario.

      El español dominicano se inscribe en una de las zonas dialectales más ampliamente reconocidas, el español antillano. Dentro de la modalidad caribeña insular, de base andaluza-canaria, que se extiende también a Cuba y Puerto Rico, esta variedad está condicionada, como bien apunta Vaquero (1996: 53), por su propia trayectoria histórica y por sus propios factores socioculturales.

      En la caracterización del léxico propio del español dominicano podemos observar los mismos procesos que definen léxicamente al español americano en su conjunto, aunque teñidos de particularidades provocadas por el particular desarrollo histórico, cultural y poblacional de la República Dominicana: a) Adaptación del léxico patrimonial –general, dialectal o especializado–, que produce nuevas acepciones. Se generalizan términos que en el español peninsular eran 7 vocablos de difusión estrictamente regional, como los andalucismos, occidentalismos o portuguesismos.

      El análisis de los arcaísmos depende siempre de su pervivencia, o no, en comparación con otras variedades diatópicas, diastráticas o diafásicas del español. Los estudios apuntan a la pérdida de su vigencia en el español dominicano.

      Esta adaptación a los nuevos referentes americanos se realiza mediante soluciones diferenciadas: a.1) Aplicación de una palabra a un nuevo referente, originando una diferenciación semántica.

      a.2) La aplicación al nuevo referente americano de un derivado de la palabra patrimonial.

      a.3) La creación de locuciones en las que se especifica la localización del referente americano para distinguirlo del peninsular.

      b) Las lenguas de las Antillas, arahuaco y taíno principalmente, por ser las de primer contacto, son las que aportan los préstamos más antiguos y la mayoría de los de difusión panhispánica. En cuanto a los indigenismos de difusión regional antillana o exclusivamente dominicana, está pendiente el estudio de su significación cuantitativa y de su vigencia.

      c) Los afronegrismos, destacados históricamente en los orígenes del español en el Caribe como resultado de la numerosa presencia africana, parecen ir perdiendo terreno tanto en el conocimiento como en el uso activo.

      d) Influencias de lenguas europeas: portugués, inglés y francés.

      Históricamente los lusismos, por su adopción temprana, representan un componente léxico muy interesante. Como para otros componentes léxicos, carecemos de un análisis documental diacrónico que establezca su procedencia, su difusión, su generalización o su pervivencia, imprescindible para un estudio que debe abordarse simultáneamente con el de los occidentalismos léxicos.

      Entre las influencias léxicas contemporáneas destacan los anglicismos, por razones de proximidad territorial, de influencia económica y cultural, especialmente en el caso dominicano, por la relevancia de la colonia dominicana residente en los Estados Unidos, que supera ampliamente el millón de personas, lo que representa más del 12 % de la población dominicana.

      Un rasgo particular, que aporta personalidad propia a la variedad léxica dominicana, lo constituye el proceso de contacto lingüístico, histórico y sincrónico, 8 con el francés y con el créole de Haití, país con el que la República Dominicana comparte una amplia zona fronteriza, de norte a sur de la isla Española. La influencia que ejercieron estas lenguas sobre el español durante el período histórico de dominación haitiana de la República Dominicana (1822-1844) es considerada indiscutible por Granda (1991: 173). A este contacto directo, que podríamos considerar histórico, hay que añadir, siguiendo lo analizado por Klump (2007: 192), dos tipologías adicionales: el contacto fronterizo y las migraciones. Al cierre fronterizo inmediatamente posterior al proceso independentista, siguió un intenso contacto poblacional. El flujo migratorio se convirtió, paulatinamente, en unidireccional, hasta constituir una extensa colonia haitiana, que inicialmente se encontraba muy concentrada en las zonas de explotación de caña de azúcar, pero con una presencia cada día más generalizada en todas las áreas laborales y sociales de la vida dominicana y extendida cada vez más a los centros urbanos del país.

      El estudio de todos y cada uno de estos rasgos caracterizadores del español hablado en la República Dominicana, tanto en su enfoque diacrónico como sincrónico, está aún por hacerse.

      III LOS DICCIONARIOS DE AMERICANISMOS El capítulo III aborda el estudio de las principales obras lexicográficas dedicadas al registro de la diferencialidad léxica americana en su conjunto.

      La lexicografía del español de América nace con obras que responden a la necesidad de dar cuenta de las diferencias que se observaban en el léxico del español de los territorios americanos (nuevas palabras, nuevas acepciones, nuevas connotaciones): «Sabiendo la historia de nuestra lengua no sorprenderá mucho que los primeros repertorios de regionalismos sean de voces americanas» (Alvar, 1996-97: 84-85).

      La panorámica de las obras lexicográficas americanas parte de los glosarios de voces provinciales del periodo de unidad (siglos XVI al XVIII) que registraban las diferencias léxicas americanas siempre tomando como punto de referencia el español peninsular (Carriscondo, 2006: 699), sin una metodología estrictamente lexicográfica, y generalmente incluidos como apéndices en tratados históricos, geográficos o naturalistas.

      La conciencia de la peculiaridad lingüística se convierte en el siglo XIX se en 9 una forma de afirmar la personalidad de las nuevas repúblicas (Carriscondo, 2006: 699). Estamos aún en una etapa lexicográfica precientífica, obra de autores sin formación lingüística profesional, que se caracteriza por una estructura simple, y en la que el diccionario se concibe desde una perspectiva doble: a) registro de hechos léxicos diferenciales y b) corrección de usos considerados censurables, desde el punto de vista de una norma prestigiosa siempre asociada al español de la metrópoli como referencia para la diferencialidad, con primacía de lo normativo frente a lo descriptivo.

      En el siglo XX los diccionarios diferenciales van apartando paulatinamente la valoración normativa. Los diccionarios generales de americanismos debaten en su macroestructura posturas en torno al concepto de americanismo y a los criterios de selección léxica o de contrastividad. El Diccionario de americanismos de Malaret (1925), considerado el primer diccionario que abarcó todo el ámbito hispanoamericano, marca una diferencia cuantitativa respecto a los repertorios precedentes. López Morales registra más de 13 200 artículos en su primera edición, 14 500 en la segunda edición y casi 19 000 en la tercera y definitiva (2008: 262-263), con estrictos criterios de selección léxica y una reseñable aspiración a la regularidad en el sistema de marcas, desde la categorización gramatical a la marcación diatópica, así como la introducción de marcas contrastivas. Alvar (1996-1997: 86) destaca también la diferencia cualitativa que aporta la obra de Malaret en lo relacionado con la definición, por la escasez de digresiones anecdóticas o de explicaciones enciclopédicas.

      Francisco J. Santamaría publica en México en 1942 su Diccionario general de americanismos. Aplica criterios de gran amplitud para su selección léxica lo que le permite acopiar materiales léxicos sin límites cronológicos para los que renuncia a establecer la difusión diatópica definitiva, basándose en la carencia de documentación fiable.

      El tercer gran diccionario de americanismos es el que Marcos A. Morínigo publicó en 1966 en Buenos Aires con el título de Diccionario manual de americanismos. Se trata de la obra de un lingüista que descarta la pretensión de exhaustividad en lo relativo a la selección de entradas, para las que prefiere el léxico de difusión más general que local, que reserva para repertorios léxicos restringidos regionalmente; en la microestructura destaca el avance en la aplicación de los principios de sinonimia e identidad categorial en la definición, así como la 10 independencia formal entre el enunciado de la definición y el resto de los elementos incluidos en el cuerpo del artículo. Morínigo califica su obra de ensayo y prefigura el proyecto panhispánico de un diccionario de americanismos fruto de un esfuerzo mancomunado.

      IV LA LEXICOGRAFÍA DOMINICANA El análisis panorámico sobre la lexicografía dominicana, al que se dedica el capítulo IV, se centra en tres diccionarios que consideramos particularmente relevantes: el Diccionario de criollismos de Rafael Brito, publicado en 1930, por su primacía, a pesar de tratarse de un rudimentario glosario de particularismos cibaeños, especialmente fonéticos; los Dominicanismos de Manuel Patín (1940, 1947), considerado el primer diccionario dominicano, con aspiración de exhaustividad y que supone un avance extraordinario en la disciplina en el contexto dominicano; y el Diccionario de dominicanismos de Carlos E. Deive (1977, 2002), que, aunque perfila escasamente la rudimentaria técnica lexicográfica de sus precedentes, se ha mantenido para los lectores como el único diccionario dialectal dominicano a lo largo de más de tres décadas.

      Las tres obras combinan el registro de la diferencialidad léxica y la actitud purista, lo que los ancla a prácticas lexicográficas superadas. La inexistencia de estudios sobre estos diccionarios ha motivado la amplitud y la exhaustividad de nuestra investigación, en aspectos teóricos y prácticos, especialmente porque mucha de la información sobre el léxico dominicano que encontramos en el Diccionario de americanismos procede de estas fuentes.

      V. EL DICCIONARIO DEL ESPAÑOL DOMINICANO DE LA ACADEMIA DOMINICANA DE LA LENGUA Se dedica especial atención a lo largo del capítulo V al Diccionario del español dominicano; un capítulo aparte que se justifica puesto que lo hemos establecido, por sus características estructurales y sus principios metodológicos, como obra de referencia léxica para el análisis de la nomenclatura del Diccionario de americanismos de la ASALE.

      11 Se trata de un diccionario restringido que registra descriptivamente el léxico dominicano usual desde un punto de vista diferencial respecto al español general.

      Dos son las exigencias macroestructurales para la selección de sus entradas: su uso en la República Dominicana y su no pertenencia al español general. Las fuentes documentales del DED se clasifican en fuentes directas (obras literarias, publicaciones periódicas, páginas electrónicas) y fuentes lingüísticas (diccionarios y estudios léxicos).

      No se le otorga a ninguno de los lemas registrados la condición de exclusividad de uso en la variedad dominicana del español; probablemente por esta razón se evita el término dominicanismo.4 La aplicación de los criterios de selección del lemario da como resultado una nomenclatura compuesta por 10 900 artículos lexicográficos (Rincón, 2016a: 325).

      En lo relacionado con la lematización es esencial el estudio del tratamiento de las variantes gráficas producidas por los fenómenos dialectales y por la adaptación de extranjerismos. Los rasgos dialectales del español dominicano que pueden tener consecuencias gráficas son muy numerosos; a ellos se suma el fenómeno de la ultracorrección. Esto provoca que una sola palabra pueda aparecer en los textos representada por un conjunto de realizaciones gráficas que se diferencian por uno o por varios rasgos fonéticos dialectales. Estas variantes gráficas son más frecuentes cuando se trata de términos que no pertenecen a la lengua estándar, cuyo uso está restringido diastrática, diafásica o diatópicamente; estas restricciones de uso provocan su escasa aparición en textos escritos, literarios o no, y, por lo tanto, la ausencia de una norma ortográfica asentada para su escritura.

      Esta situación no es exclusiva de la variedad dominicana de la lengua española, sino que se presenta en muchas de las variantes dialectales del español, tanto en América como en la Península Ibérica. El DED opta por la normalización ortográfica convencional. A esta opción normalizada se añade la posibilidad de lematización doble a la que solo parece recurrirse en los casos en que las fuentes textuales registran variantes cuya aparición recurrente apunta a un uso refrendado de las variantes.

      4 Esta consideración de la condición de exclusividad de los términos es uno de los problemas planteados por Coseriu (1981: 29–30) para la aplicación rigurosa del criterio diferencial en la selección de entradas.

      12 En la microestructura se destaca la uniformidad en la estructura de los artículos y su presentación regularizada; sin duda estamos ante uno de los aportes fundamentales en la puesta al día de la lexicografía dominicana conforme a pautas lexicográficas modernas. Lo mismo sucede con la aplicación de la marcación y el seguimiento de los principios técnicos que deben regir la redacción de las definiciones, que se respetan regularmente.

      VI EL DICCIONARIO DE AMERICANISMOS DE LA ASOCIACIÓN DE ACADEMIAS DE LA LENGUA ESPAÑOLA Y EL LÉXICO DOMINICANO El capítulo VI, el más extenso, y punto central de la tesis, recoge el estudio del DA desde su nacimiento en forma de proyecto académico panhispánico.

      El Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias de la Lengua Española representa un hito lexicográfico para el español americano. Su análisis a la luz de la metalexicografía contemporánea y su valoración crítica deben aspirar a convertirlo en un punto de partida para la lexicografía académica americana.

      El cuerpo del estudio se centra en sus aspectos macro y microestructurales, siempre analizados en relación con su tratamiento del léxico dominicano. Nuestro objetivo es la revisión rigurosa de sus postulados teóricos, de sus fundamentos metodológicos y de su plasmación práctica puesto que consideramos que su conocimiento redundará en beneficio de esa vocación que se le reconocía en sus preliminares de forjador de nuevas iniciativas lexicográficas americanas.

      En el caso dominicano la aparición del DA funcionó necesariamente como germen para la construcción y publicación del Diccionario del español dominicano, deudor de muchas de sus características esenciales y ejemplo de intento de superación a escala dominicana de algunos de sus puntos más controvertidos.

      La caracterización tipológica del DA se perfila en torno a seis presupuestos definidores: descriptivo, usual, descodificador, actual, dialectal y diferencial.

      La carencia de propósitos normativos, tanto lingüísticos como ideológicos, diastráticos o diafásicos, es una opción que marca una diferencia sustancial con la de la lexicografía precedente. Tratándose de un diccionario académico, al que generalmente se relaciona en el entorno hispánico precisamente con el establecimiento de la norma lingüística, es oportuna y necesaria la aclaración 13 explicativa de este principio, como se hace en los preliminares, para que los usuarios puedan valorar adecuadamente la información que proporciona la obra.

      Las actualidad del uso es imprescindible para que la obra cumpla su objetivo de ser un diccionario útil para los usuarios contemporáneos. El periodo temporal abarcado corresponde a las últimas cuatro décadas del siglo XX y a la primera del XXI. A pesar de las críticas metodológicas que ha recibido por la decisión macroestructural de matizar su actualidad con la inclusión de términos obsolescentes, consideramos incuestionable su utilidad práctica para la decodificación de la literatura clásica hispanoamericana, más aún cuando se convierte para muchos lectores en la única obra accesible donde localizar esta información.

      Es evidente como característica definitoria el registro del léxico del español americano en toda su extensión geográfica y humana, lo que en la actualidad supone como novedad lexicográfica la inclusión de la variedad del español de los Estados Unidos.

      La diferencialidad del español americano se establece acertadamente respecto al español estándar general. Si es acertado este planteamiento teórico, para que su materialización sea adecuada es necesario reconsiderar rigurosamente sobre qué bases establecer esta diferencialidad y, especialmente, ampliar sustancialmente la base documental y lexicográfica de referencia.

      El Diccionario de la lengua española no puede constituirse en obra de referencia única. Sus datos deben complementarse sistemáticamente con otras obras lexicográficas actuales, tanto las dedicadas al español de España como a sus variedades diatópicas. Se trata por tanto de construir un corpus lexicográfico del español que pueda considerarse como parámetro de referencia fiable para establecer la diferencialidad.

      Las fuentes lexicográficas componen el corpus de partida esencial del Diccionario de americanismos y son responsables en gran medida de su riqueza, pero, al mismo tiempo, de no pocos de sus errores. La base de datos ARU, que registra la mayor parte de la lexicografía tradicional americana, aporta un valioso caudal léxico; sin embargo, es imprescindible una revisión concienzuda de sus materiales y una evaluación de su nivel de fiabilidad. La utilidad del acceso sistematizado a la información debe conjugarse con que esta información cumpla con ciertos presupuestos que la hagan válida y aprovechable.

      14 Para lograr este objetivo Werner proponía en 2001, en su análisis de las áreas pendientes de la lexicografía hispánica (en su mayoría pendientes aún), dos métodos de trabajo inexcusables: a) ediciones críticas de las obras lexicográficas históricas y b) compilación de este material, una vez analizado y depurado críticamente con métodos lexicográficos científicos.

      A estos dos métodos nos permitimos añadir la necesidad de profundizar en los estudios dialectales del léxico americano, como apoyo imprescindible para una adecuada selección léxica de los americanismos, que debe basarse en un conocimiento riguroso de los amerindianismos, de los africanismos o de los portuguesismos, pero también de los andalucismos, occidentalismos o canarismos, todos esenciales en las etapas de formación del léxico americano y responsables, en gran medida, de su diferenciación actual. Solo un conocimiento adecuado de la historia del léxico americano permitirá abordar además el tan debatido tema de los arcaísmos y, fundamentalmente, valorar el grado de diferenciación léxica real entre el español americano, el español europeo y sus distintas diatopías regionales.

      Una base de datos crítica y actualizada de la lexicográfica americana es esencial para la labor de redacción de un diccionario de americanismos, aunque proponemos que pase de ser la fuente fundamental de la selección léxica a una herramienta de referencia.

      El lugar preeminente como fuentes del diccionario deben pasar a ocuparlo los corpus textuales académicos, como garantes de una sólida base documental: Corpus diacrónico del español (CORDE), Corpus de referencia del español actual (CREA) y Corpus del español del siglo XXI (Corpes XXI), pero también a los más recientes Corpus del Diccionario histórico (CDH) y al Corpus diacrónico y diatópico del español de América, el CORDIAM, elaborado y gestionado por la Academia Mexicana de la Lengua, que reúne más de tres mil documentos escritos en América entre los siglos XVI y XIX.

      Sin lugar a dudas, la ampliación de estos corpus académicos que la RAE y la ASALE están llevando a cabo para la nueva edición del DLE los convertirá en herramientas esenciales, también para una nueva edición del DA, si se logra mejorar en cantidad, variedad y calidad la representación de los textos americanos, con un equilibrio entre las distintas áreas americanas.

      El corpus textual, si no garantiza, al menos se aproxima al objetivo de que tanto la selección léxica como la diferenciación de acepciones, las correspondientes 15 definiciones y la marcación corresponden a la realidad del uso americano. La selección léxica macroestructural debe partir de estos corpus para, con posterioridad, apoyarse, si es necesario, en la información proporcionada por las fuentes lexicográficas.

      Los criterios para la selección del lemario están basados en el establecimiento de los americanismos léxicos, y siempre a partir del primario criterio diferencial respecto al español general: a) Lexemas autóctonos: indigenismos y sus derivados. Se consideran incluidos tanto los indigenismos de difusión geográfica general en América, o panamericanismos, como los que solo muestran una difusión parcial, independientemente de su extensión, aspectos estos que quedarían evidenciados mediante el uso de marcas diatópicas.

      b) Creaciones originales americanas: derivados de términos patrimoniales. En este apartado se incluyen las palabras de uso americano, independientemente de su difusión general o parcial, que se hayan originado en América. Estamos, por tanto, ante americanismos de origen, creados por hablantes hispanoamericanos sobre elementos propios del español, el criterio de uso diferencial subyace, como en los restantes americanismos, parámetro vertebrador del diccionario.

      c) Criollismos morfológicos. Estamos ante derivaciones que respetan las reglas morfológicas generales del español que han adquirido una forma y valor específicamente americano. Se trata, por tanto, de un criterio contrastivo morfológico.

      Basándonos en criterios internos estaríamos ante americanismos formales.

      d) Americanismos semánticos. Se describen como lexemas de procedencia española con cambio o especificación de contenido semántico.

      e) Arcaísmos. Se registran los considerados arcaísmos españoles que mantienen su vitalidad en América. Su selección supone una contrastividad diatópica a la que se suma un criterio de distribución cronológica (Werner, 1993-94: 511). Estamos, por lo tanto, ante términos que podemos calificar como arcaísmos solo si los consideramos desde un punto de vista eurocentrista, puesto que su vigencia de uso americana queda patente con su registro en el DA.

      f) Préstamos de otras lenguas. Este criterio selectivo se basa en el origen de los términos. Se trata de lexemas procedentes de otras lenguas; estos préstamos vienen a sumarse a los indigenismos como americanismos cuyo origen no es la lengua española. El registro de estas voces se realiza con independencia del momento histórico en que pasaron a formar parte del acervo léxico del español americano. El 16 DA incluye los extranjerismos que se han incorporado al léxico americano a lo largo de su historia y que mantienen vigencia de uso; algunos datan de la etapa fundacional, como la mayoría de los afronegrismos, ejemplificados con el sustantivo matungo, para el que, sin embargo, no se propone etimología. A la mención de los afronegrismos habría que añadir, en el caso dominicano, y generalizable al contexto antillano, la importante influencia léxica portuguesa.

      Estos parámetros dan como resultado una nomenclatura compuesta por 54 962 artículos, 120 109 acepciones y 72 960 bloques semánticos (López, 2010-2011). Sus dimensiones y estas cifras, consideradas aisladamente, bastan para dar una idea de la importancia de esta obra lexicográfica (Mazzocchi, 2015: 53).

      Artículos Acepciones Bloques semánticos 54 962 120 109 72 960 Su aplicación es adecuada, aunque, inevitablemente, siempre pueden revisarse casos concretos de lemas o de acepciones respecto a su adecuación a estos criterios.

      Sobre todo, si se apuesta por la versión digital, una nueva edición del DA debería incluir como lemas los materiales léxicos recogidos ahora como apéndices (gentilicios, nombres de etnias y lenguas, nomenclatura monetaria, siglas), que en casos como el dominicano deben completarse para subsanar errores, tanto de cobertura geográfica como de adecuación a la realidad léxica.

      La aplicación de los criterios para la exclusión, especialmente en lo relativo a los derivados nominales (aumentativos, diminutivos, despectivos, superlativos), debe ser revisada pormenorizadamente; en el caso dominicano hemos localizado muchos derivados cuya inclusión en el lemario no está justificada puesto que no muestran ni irregularidades ni desarrollos semánticos más allá de los habitualmente expresados por las voces primitivas.

      Los resultados de esta selección léxica deben ser valorados individualizadamente para cada variedad diatópica americana. Nuestro análisis en relación con el léxico dominicano, siempre teniendo presentes las limitaciones de espacio que supone la versión tradicional en papel, concluye que la cobertura cuantitativa del DA puede considerarse adecuada; no así la cobertura cualitativa, muy influida por la multiplicación de variantes gráficas. De otros estudios en esta misma 17 línea dependerá conocer si esta cobertura es proporcionada en relación con otras variedades léxicas. No obstante, una aspiración genuina busca que esta presencia léxica dominicana se mejore en la medida de lo posible.

      En el siguiente cuadro se muestran los datos cuantitativos totales relativos a las propuestas de adición a la nomenclatura del DA de a) artículos, b) acepciones (tanto de artículos ya incluidos como de los propuestos para inclusión), c) formas complejas, d) acepciones de formas complejas (tanto de formas complejas ya incluidas como de las propuestas para inclusión) y e) marca diatópica RD en acepciones ya incluidas en el lemario.

      Adiciones de artículo Adición de acepciones Adición formas complejas Adición de acepciones formas complejas Adición de marca 2118 5805 2141 2575 2290 La Guía del DA ofrece al usuario una delimitación teórica detallada sobre la lematización y sobre el tipo de unidades que se incluyen como entradas o subentradas en su nomenclatura, cuya aplicación práctica no siempre está exenta de dificultades.

      Sus consecuencias macroestructurales, tanto cuantitativas como cualitativas, y el reflejo de estas en la microestructura convierten a estos presupuestos en uno de los aspectos que conviene revisar más en profundidad.

      La opción por el registro macroestructural de la homonimia como una forma de la polisemia, es decir, en el interior del artículo lexicográfico como un ámbito semántico del lema, es sistemática y coherente; no obstante, debe mejorarse sobre todo en relación con la información etimológica y de origen de estos ámbitos semánticos. La mejora de este contenido redundará en una mayor adecuación y claridad en la presentación de la homonimia y en una mejor comprensión de este fenómeno por parte del usuario del diccionario.

      La lematización de algunas fórmulas e interjecciones, como cabeceras de entrada, incluso cuando están directamente relacionadas con lemas que figuran en el lemario, mientras que otras se lematizan como subentradas, es fuente de asistematicidad, multiplica innecesariamente el número de entradas y contribuye a dificultar la consulta.

      18 La necesidad de combinar criterios semánticos (para las fórmulas complejas y las frases proverbiales) y gramaticales (para las demás unidades complejas) para la lematización de la fraseología complica la consulta del diccionario.

      Debe considerarse la utilidad de lematización en entradas independientes de lemas de uso masculino, femenino o con flexión de género; aunque esta división aligera el contenido de muchas entradas, se convierte en fuente de problemas para la localización de la información, sobre todo en los usuarios menos familiarizados con los aspectos gramaticales. Documentamos múltiples casos de ausencia del lema masculino o femenino a consecuencia de una lematización discutible de variantes gráficas de origen dialectal; además registramos la ausencia del masculino o del femenino en lemas con referente sexuado provocada por un sesgo sexista, mucho más delicada por sus implicaciones ideológicas.

      En variedades dialectales donde los rasgos fonéticos tienen innumerables consecuencias gráficas, los criterios para la selección y la lematización de variantes se convierten en uno de los aspectos teóricos de mayor complejidad; a estas variantes hay que sumar las producidas por el proceso de adaptación fonética y gráfica de los préstamos de otras lenguas.

      En consonancia con su anormatividad, el Diccionario de americanismos hace que todas las variantes encabecen artículos lexicográficos, sin referencia a cuál de ellas puede considerarse preferida o más cercana a la norma. El inconveniente de la duplicación innecesaria y redundante de información se soluciona con el recurso a las entradas de remisión. El criterio académico de dar preferencia como cabecera del artículo desarrollado a la variante ortográficamente normalizada se sustituye por la aplicación del criterio de frecuencia de uso: la variante de mayor frecuencia de uso encabeza este artículo desarrollado que, además, registra entre paréntesis todas las variantes.

      Si la planta del diccionario se decanta por considerar las distintas variantes de una misma palabra como dos palabras distintas a efectos lexicográficos, el resultado, como sucede en el DA, es la multiplicación de entradas y el incremento de la complejidad en el sistema de correferencialidad. Esto aconseja un replanteamiento teórico de los presupuestos de este diccionario académico.

      Aunque la mayoría de las variantes gráficas documentadas textualmente pueden ser irrelevantes desde el punto de vista lexicográfico, no es imprescindible 19 renunciar a su registro, sino unificar criterios gráficos que limiten su número y las hagan confluir en un único artículo desarrollado.

      Esta normalización de criterios no siempre es fácil, e incluso obliga a corregir gráficamente los datos registrados en las fuentes (Alvar, 2000a: 12-14). Siempre cabe la opción de mantener el sistema de referencias internas y la inclusión de un número determinado de variantes gráficas, justificables desde el punto de vista léxico, que podrían registrarse al final del artículo lexicográfico.

      La selección de variantes, la normalización ortográfica del lema o el sistema de remisiones representarían un cambio radical en los fundamentos teóricos y en su plasmación práctica en el DA, con consecuencias inmediatas en la estructura del diccionario: a) facilitaría la consulta de la obra; b) aligeraría la ya de por sí cargada macroestructura de esta extensa obra lexicográfica, manteniendo la cantidad de información, pero evitando las redundancias innecesarias, en lemas y en acepciones; c) favorecería la coherencia macro y microestructural, evitando los casos en que dos variantes se registran como palabras completamente independientes; d) permitiría la comparación cuantitativa y cualitativa de las variedades dialectales nacionales en un nivel estrictamente léxico y no gráfico o fonético.

      Alvar (2001) y Ahumada (1998: XXVI), especialistas en lexicografía regional, abogan por una normalización ortográfica de las entradas que no distorsione la percepción de la riqueza léxica dialectal. En conclusión, no se trata de condicionar la anormatividad o descriptividad del DA, sino de vincularla directamente al plano de la descripción léxica, brindándole al diccionario coherencia y facilidad de uso, sin renunciar al registro de la riqueza y la variedad léxica dialectal.

      En la Guía del consultor se dedica un apartado a la estructura de los artículos lexicográficos, que se tipifican como artículos simples, ya sean plenos o remitentes, o artículos complejos. Solo la rigurosidad en la aplicación de esta estructura formal y de su presentación tipográfica permite presentar inteligiblemente la extraordinaria riqueza del material lexicográfico del DA. Esta regularidad microestructural marca un hito en el contexto de la tradición lexicográfica de los diccionarios de americanismos, teniendo en cuenta el volumen y la complejidad de la información que registra. El DA recurre a todo un aparato de convenciones gráficas (cursivas, versalitas, abreviaturas, números romanos, superíndices, signos como □ o ○) que le permiten registrar toda la información lexicográfica de la que dispone de forma diferenciada y sistemática con 20 un considerable ahorro de espacio. La presentación formal y los recursos gráficos facilitan la consulta y la ordenación del contenido lexicográfico.

      La remisión es el aspecto microestructural que merece una revisión más profunda, puesto que, la complejidad del material léxico objeto de este diccionario y los presupuestos macroestructurales relacionados con el registro de variantes y sinónimos provocan que esté presente en la mayoría de los artículos, bien sea en forma de remisión directa, bien sea en la relación de variantes o de sinónimos.

      La proliferación de la correferencialidad aumenta las posibilidades de aparición de incongruencias o errores de todo tipo, desde la información etimológica o el registro de sinónimos hasta la separación de acepciones o sus definiciones, llegando incluso a la aparición de la circularidad.

      La inclusión de la etimología, de indicaciones sobre adopción léxica o de procedencia es uno de los aspectos que se destaca en la promoción del DA; sin embargo, ya en la Guía se indica que la llevan los lemas que la necesitan para su mejor comprensión, sobre todo los que no tienen procedencia patrimonial española.

      Esta descripción da idea de que su tratamiento no es sistemático y de que, a pesar de su nivel de detalle y especialización, debe revisarse en profundidad.

      La información etimológica no se limita al lema, sino que puede relacionarse con el ámbito semántico cuando estos tienen su propia etimología. Esta diferenciación etimológica dentro del mismo lema es la forma en la que el DA plantea los casos de homonimia.

      Aunque la metalexicografía critica la pertinencia de la inclusión de información etimológica en un diccionario sincrónico, esta es siempre muy apreciada por los usuarios; entre estos, es considerada muy interesante por los docentes en su aplicación en el aula. Aunque desde algunos países se ha criticado su adecuación y corrección, sobre todo respecto a los amerindianismos, merece que el esfuerzo que se aprecia en el DA se continúe, especialmente para que gane en sistematicidad y se amplíe el número de lemas que lo registran. Como información adicional a la etimológica, sería aconsejable que la microestructura del DA aportara referencias a la pronunciación habitual de los lemas, sobre todo cuando se trate de extranjerismos crudos o en proceso de adaptación gráfica y fonética. Estas indicaciones podrían considerarse también como una forma de registrar la pronunciación dialectal en casos muy concretos, con implicaciones morfológicas o expresivas, si se adopta la normalización ortográfica de las variantes dialectales.

      21 La Guía explica la disposición de la información gramatical en el diccionario de sustantivos, adjetivos, verbos y sufijos, además de los casos en los que se combinan varias categorías o subcategorías gramaticales en una misma acepción; exceptúa expresamente referirse al tratamiento de adverbios, preposiciones, interjecciones y pronombres, por considerar que no muestran ninguna complejidad.

      No se refiere tampoco a las indicaciones gramaticales de las lexías complejas ni de las fórmulas; una aclaración expresa en este sentido sería interesante para los usuarios.

      El complejo sistema de marcas diasistemáticas y pragmáticas destaca por la sistematicidad en el diseño y la aplicación, y se constituye en uno de los principales aportes de este diccionario a la tradición lexicográfica dialectal americana, especialmente en su separación rigurosa del enunciado definicional, en lo explícito de las correspondencias de cada marca y sus parámetros y en la regularidad de su aplicación.

      En el DA se ha consolidado la sistematicidad, pero en lo relacionado con la objetividad sigue sin establecerse con claridad a partir de qué fuentes o con qué mediciones se han establecido las marcas y, al parecer, pervive lo que Garriga (1997: 102) describe como «la técnica tradicionalmente consolidada, basada en una práctica intuitiva por parte del lexicógrafo, que echa mano de su propia competencia lingüística a la hora de valorar el uso de las unidades léxicas».

      Los criterios de marcación han dependido directamente de las fuentes lexicográficas y de los aportes de los equipos académicos, lo que aun tiñéndolos de apreciaciones subjetivas, supera la personalización en un lexicógrafo único. El signo de avance puede estar representado en que el papel del lexicógrafo, tradicionalmente individualizado, se convierte en una labor de equipo y en que la valoración del uso la asume la competencia lingüística de cada una de las comisiones lexicográficas académicas americanas. Concuerda con lo que concluye Fajardo (1996-1997: 43) sobre la necesidad, por razones prácticas, de que estas indicaciones no aspiren siempre a la «cientificidad estricta» puesto que estas apreciaciones de los lexicógrafos, aunque subjetivas, responden a la sensibilidad general lo que, al menos, les resta arbitrariedad.

      En este sentido, este trabajo colegiado puede auxiliarse además del análisis de los contextos de aparición en los corpus de los que ya disponen las academias como una forma de superar el subjetivismo intuitivo en la valoración del uso de las voces.

      22 El DA considera dos marcas de transición semántica, aquellas «indicadoras de la modificación o desplazamiento semántico que un significado de la palabra-entrada puede suponer en relación con otro dentro del artículo lexicográfico correspondiente» (Porto Dapena, 2002: 254). Están señaladas por las abreviaturas correspondientes, en redonda e inmediatamente antes de la definición: metáforas (metáf) y metonimias (meton). Como destaca Porto Dapena (2002: 254-255), las acepciones que no llevan este tipo de indicación se consideran significados rectos y, por lo tanto, genéticamente anteriores a los señalados por algún tipo de transición semántica. Aunque esta visión diacrónica de las acepciones no estaría justificada en un diccionario de uso sincrónico, el DA la mantiene cuando la acepción recta y la figurada tienen la misma frecuencia de uso.

      Una acepción solo podrá considerarse como figurada si en el mismo artículo se registra también, generalmente inmediatamente antes, la acepción no figurada de la que deriva. Este planteamiento es dificultoso en extremo en un diccionario dialectal, que puede no registrar entre las acepciones la de significado recto precisamente por no mostrar ningún tipo de diferencialidad.

      El DA muestra algunas incoherencias en el señalamiento de estas transiciones semánticas, incluso cuando aparecen los significados rectos en el mismo artículo.

      Generalmente la ausencia de consideración de la acepción como una transición semántica hace que aparezca relacionada con un ámbito semántico diferente dentro del artículo.

      La marcación diatópica tiene como objetivo aproximarse a la delimitación del área geográfica americana donde se usa cada palabra. En el DA todas las acepciones están marcadas diatópicamente mediante abreviaturas en cursiva, separadas por comas, que se incluyen inmediatamente después de la cifra, arábiga o romana, que indica el orden de cada acepción. Lo que les da significación como sistema de marcación es cuáles de estas marcas aparecen en cada caso.

      La disposición formal de las marcas diatópicas, atendiendo a criterios geográficos, aunque criticada en algunos análisis, es una solución sistemática; una vez que el usuario la conoce, facilita la consulta y establece en la mayoría de los casos unas zonas supranacionales que proporcionan una idea aproximada del ámbito en el que una palabra o una acepción se utiliza, también gracias al acierto que representa el que estas marcas se asignen a cada una de las acepciones y no solo a los lemas.

      23 López Morales defiende esta estructuración innovadora, frente a la tradicional alfabética, «que no dice nada al consultor de un diccionario dialectal [...] porque presenta una información extra que el lector interesado podrá adquirir de momento: las manchas de isoglosas que quedan dibujadas sobre el mapa, y que permiten la identificación inmediata de los ámbitos de uso» (2010a: 15).

      Las marcas diatópicas del DA se valoran por proveer datos actualizados sobre el área geográfica de empleo de palabras y acepciones, necesarios en relación con diccionarios generales o parciales anteriores. La precisión de estas marcas diatópicas dependerá sin duda de la información más o menos acertada que de cada zona hayan proporcionado las investigaciones sobre geografía lingüística, no siempre equilibradas en número y rigor en cada área, y, sobre todo, de las revisiones a las que fueron sometidas las entradas por parte de los equipos lexicográficos de cada academia americana.

      En el caso del léxico dominicano hemos localizado 2290 acepciones en las que recomendamos la inclusión de la marca RD, lo que representa menos de un 2 % de las acepciones que incluye el DA. Resulta significativo el número de acepciones a las que les falta la marca RD; si esta ausencia se subsana, el reflejo de la variedad léxica dominicana mejoraría sustancialmente. La mayoría de las 1180 acepciones marcadas como de uso exclusivo dominicano propuestas para revisión están relacionadas directamente con la lematización de variantes gráficas dialectales, ortográficas o por adaptación de extranjerismos.

      Puesto que el sistema de marcas de restricciones de uso presenta diferencias estructurales notables en el DA y el DED, usado como referencia para el uso dominicano, sobre todo en lo relacionado con la combinación de los parámetros diafásicos y diastráticos, el análisis de su aplicación se ha abordado en términos relativos y así deben considerarse las propuestas de mejora. Teniendo esto presente, podemos concluir que la marcación en cuanto al léxico dominicano es adecuada, aunque siempre puede avanzarse en su mejora en casos concretos, que hemos incluido en las correspondientes propuestas.

      Debe prestarse especial atención a las marcas pragmáticas, en los que encontramos más incidencia de la ausencia de marca cuando sería aconsejable su aparición. En la marcación pragmática, como en los restantes subsistemas de marcas, puede manifestarse cierta asistematicidad en la aplicación, que en el DA destaca especialmente debido a la gran cantidad de entradas interrelacionadas entre sí a causa 24 de sus amplios criterios de selección de variantes. Esto provoca que, en ocasiones, difieran injustificadamente las marcas aplicadas a lemas que son simples variantes gráficas de una misma palabra.

      Como apunta Fajardo «las marcas connotativas están también muy cerca de las de nivel y estilo, de manera que la inclusión de algunas en uno u otro grupo puede plantear dudas y dificultades. En el DA se da un paso más allá estableciendo relaciones entre ellas cuando se da la concurrencia de estas marcas pragmáticas con las diastráticas y las diafásicas.

      El análisis realizado a las entradas solo en relación con el léxico dominicano da una idea general de la necesaria revisión y reorganización de las acepciones que debe realizarse en el DA con vistas a nuevas ediciones. La separación de acepciones debe analizarse pormenorizadamente. Si la amplitud geográfica y humana de la diatopía lingüística registrada provoca inevitablemente el aumento de los matices de significado en el léxico registrado, debe estudiarse la reorganización de este contenido en muchos artículos para evitar la multiplicación injustificada de acepciones a causa de esta matización que, por otro lado, podría reflejarse en muchos casos mediante otros recursos microestructurales.

      El criterio de frecuencia de uso para ordenar acepciones y ámbitos semánticos ha recibido críticas, especialmente por parte de Lara (2012: 353), que considera que «la agrupación por frecuencia da al traste con cualquier arreglo que permita facilitar el reconocimiento de isoglosas léxicas, pues […] da lugar a una extrema aleatoriedad en la comprensión de los significados». Desde nuestro punto de vista sus consideraciones deben ser tomadas en cuenta sobre todo por la dificultad que este tipo de ordenación representa a la hora de la comprensión de los significados, especialmente en los artículos extensos.

      El primer índice clasificador dentro del artículo lo constituyen los ámbitos semánticos, definidos en la Guía como un espacio semántico compartido por unas acepciones que tienen en común las más importantes unidades mínimas de significado. Los ámbitos semánticos se organizan según la frecuencia de uso de su primera acepción. Para establecer esta frecuencia de uso se recurre, paralelamente a lo aplicado para las remisiones, al número de hispanohablantes que emplean el término según sus marcas diatópicas.

      El segundo índice lo representan las acepciones, que se ordenan, dentro de cada ámbito semántico, van ordenadas también conforme a su frecuencia de uso, 25 según los parámetros utilizados para los ámbitos semánticos.

      Las únicas excepciones a este criterio de frecuencia de uso parecen representarlas las acepciones metafóricas y metonímicas, que se incluyen, independientemente de esta frecuencia, después de las acepciones que registran los significados rectos de los que derivan (López Morales, 2004: 26); esta excepción no puede aplicarse en los casos en que el significado del que derivan no esté registrado en el diccionario o cuando la misma acepción figurada no está señalada como tal.

      El criterio de frecuencia para la ordenación de acepciones es según Porto Dapena (2002: 227) el más apropiado para un diccionario sincrónico, frente a ordenaciones cronológicas, etimológicas, lógicas, categoriales o diasistemáticas; sin embargo, se reconoce la dificultad de su aplicación, que depende de datos estadísticos de un corpus. Intermedia parece ser la solución del DA, que considera el criterio de frecuencia no directamente a partir de las estadísticas de aparición en un corpus, sino del uso, sea extendido o no, de una palabra o acepción determinada en ciertos países.

      Sin duda, el orden condicionado por la frecuencia de uso prima las acepciones usadas en los países con mayor número de hablantes, independientemente del arraigo, la difusión o las restricciones de uso que esa acepción tenga en ellos, y obliga a los usuarios de países con menos población a localizar sus usos particulares casi siempre al final del artículo. En cualquier caso, apreciamos la sistematicidad de la aplicación de este criterio, independientemente de su cuestionamiento.

      La Guía del consultor del DA dedica una atención especial a las definiciones del diccionario, reservando a este contenido un amplio apartado en el que se describen sus características, los casos particulares, se aclara la tipología de las definiciones de los términos de la fauna y la flora y el tratamiento del contorno definicional. La aclaración teórica expresa de estos aspectos metalexicográficos sobre la definición constituye una innovación para los diccionarios de americanismos, e incluso para los diccionarios generales del español. Si resulta cada vez más frecuente encontrar explicaciones preliminares de los criterios de selección léxica, de lematización o de aplicación de marcas, las puntualizaciones sobre las definiciones lexicográficas y sus aspectos técnicos son excepcionales en la lexicografía hispánica.

      Las principales críticas que López Morales (2008: 270) venía planteando para las definiciones en los diccionarios de americanismos estaban relacionadas con cuatro aspectos fundamentales: la presencia de definiciones enciclopédicas, el incumplimiento del principio de sustitución debido a la ausencia de marcas para los 26 contornos, la presencia de los elementos subjetivos en el enunciado definicional, especialmente los que representan una valoración positiva, y la reiteración innecesaria de contenido.

      La conciencia de estas limitaciones le lleva a destacar en repetidas ocasiones el esfuerzo innovador que representa este diccionario académico en lo relacionado con la estructura de las definiciones y con la distinción de sus elementos constitutivos mediante el recurso a la tipografía (2010a: 10), hasta convertirse en uno de los aspectos relevantes en la información promocional de la obra (definiciones claras, precisas y objetivas).

      Seis son las características que se destacan en la Guía acerca de las definiciones del DA: a) son definiciones lexicográficas, no enciclopédicas; b) son definiciones propias y cumplen con el principio de identidad categorial; c) son definiciones neutras desde el punto de vista ideológico; d) mantienen la unidad sintáctica; e) son claras y precisas; f) pueden ser escuetas, pero también venir acompañadas de informaciones marginales o complementarias.

      Del análisis realizado a las definiciones dedicadas al léxico dominicano se desprende que los aspectos caracterizadores de las definiciones del DA que se destacan en la Guía del consultor se mantienen acertadamente. Se cumple con un alto grado de sistematicidad la preeminencia de la definición lexicográfica sobre la enciclopédica, la redacción de las definiciones en metalengua de contenido, el cumplimiento del principio de identidad categorial y el mantenimiento de la unidad sintáctica. La claridad y la precisión del lenguaje definicional puede potenciarse con el recurso menos frecuente a la definición sinonímica, ya sea simple o acumulativa. El principio de transparencia se respeta adecuadamente, aunque puede mejorarse el nivel de neutralidad diasistemática del lenguaje empleado en la redacción de las definiciones en casos concretos, que hemos señalado para las acepciones dominicanas. El sistema de remisiones internas asiste en la comprensión del significado en los casos, casi siempre justificables, de aparición de léxico dialectal americano en la definición. Sí merecen revisarse otras definiciones que incorporan en su enunciado definicional términos marcados por restricciones de uso diastráticas, diafásicas o pragmáticas.

      La marcación tipográfica del contorno definicional representa un avance teórico sustancial en el contexto de la lexicografía académica en general y americana en particular. El detalle de su planteamiento teórico en la Guía del consultor da una 27 idea de la importancia que se le concede a este aspecto, que debe, no obstante, sistematizarse, especialmente en la frecuente aparición innecesaria de contornos que están implícitos en la definición.

      Es precisamente en lo que se refiere a la neutralidad ideológica en lo que consideramos que la revisión de la macro y la microestructura del DA debe ser más profunda y más consciente, precisamente por la trascendencia social del diccionario y de la idea del mundo que en él se refleja. Detectamos evidentes sesgos ideológicos, sobre todo en lo relacionado con el ámbito de lo femenino y de la sexualidad, no solo en el lenguaje definicional, sino en la lematización, en las indicaciones gramaticales y en la marcación. Sin duda son casos concretos que destacan más en un diccionario que desde sus presupuestos establece su aspiración a la neutralidad ideológica, aspiración muy encomiable, pero que debe reflejarse en la práctica suprimiendo sistemáticamente estos vestigios implícitos del significado subjetivo del propio lexicógrafo, para lo que no basta, visto el resultado, con que la redacción sea una tarea colegiada.

      La detallada Guía del consultor, que en esta investigación ha servido además como guía de análisis, es uno de los grandes aportes del DA a la lexicografía americana. En una nueva edición debe considerarse que su evidente utilidad justifica una revisión que elimine algunas erratas y que, en la medida de lo posible, adecúe el lenguaje, inevitablemente especializado en algunos aspectos técnicos, para acercarse a todos los usuarios. Tanto para los aspectos lexicográficos que en este diccionario mantienen un tratamiento tradicional como para aquellos en los que la planta introduce innovaciones sustanciales, la Guía resulta imprescindible como asistencia de primera mano para los usuarios que aspiren a sacar de este diccionario y de la valiosa y minuciosa información en él contenida el mayor partido posible.

      El esfuerzo técnico y humano que supone la construcción de un diccionario como el DA merece que sus resultados sean accesibles. Las características sociales y humanas de Hispanoamérica dificultan, a veces de manera insalvable, el acceso de los usuarios al DA en formato tradicional, un volumen extenso y muy costoso. Sin duda las Academias deben seguir desarrollando la calidad del acceso digital al contenido, teniendo en cuenta que la versión en línea debe respetar la valiosa información que aportan algunos recursos tipográficos de la versión en papel.

      Un diccionario como el DA, en cuya concepción es fundamental la correferencialidad, es la obra ideal para aprovechar las posibilidades que ofrece el 28 formato digital. Es esencial que las remisiones no supongan, como en el formato en papel o en la actual versión en línea, una nueva consulta, sino que se resuelvan en forma de vínculos; de la misma forma, se puede aplicar este tratamiento a los sinónimos o a las voces dialectales que aparecen en las definiciones. Esta vinculación digital es indispensable para la búsqueda de expresiones complejas; las dificultades tradicionales para su lematización y su localización por parte de los usuarios justifican que pueda accederse a ellas en forma de enlaces digitales desde cualquiera de sus componentes léxicos. Para hacernos una idea de lo que supondría esta posibilidad es suficiente con el dato de que solo en la entrada correspondiente a dar(se) se registran 668 unidades complejas.

      La aspiración del Diccionario de americanismos debe encaminarse a convertirse en un eslabón fundamental para la consecución del diccionario integral del español, ese que Werner consideraba irrealizable en 2001 y que describía como el diccionario que registrara con uniformidad de criterios el léxico del español de España y de Hispanoamérica, con indicación de sus restricciones geográficas, diastráticas y diafásicas.

      La trayectoria recorrida por el proyecto del DA desde su concepción hasta su publicación ha servido para establecer un método colegiado de trabajo basado en la constitución de equipos lexicográficos en todas las academias americanas. El éxito de una nueva edición depende del desarrollo de cada uno de estos equipos. El perfeccionamiento del trabajo interacadémico, que se facilita con las nuevas tecnologías, debe basarse en equilibrar el nivel de formación en la técnica lexicográfica de todos los equipos académicos, en su profesionalización y en su participación equilibrada en el proyecto panhispánico. El énfasis en la especialización técnica de este personal académico redundará, además, en el estudio de los diccionarios clásicos de cada país y colaborará en el surgimiento de proyectos de los diccionarios nacionales que consideramos imprescindibles para el crecimiento de la lexicografía americana.

      El esfuerzo de la Asociación de Academias de la Lengua Española por llevar a buen puerto un proyecto lexicográfico con una trayectoria plagada de vicisitudes es más que encomiable. En la valoración de sus resultados deben tenerse siempre presentes el pasado, el presente y el futuro que enmarcan el diccionario. Debe tenerse presente la tradición lexicográfica de la que se parte, sobre todo cuando el conocimiento de las obras que lo preceden proporciona la justa dimensión de lo 29 alcanzado. Debe tenerse presente el alcance de la tarea propuesta; se olvida con frecuencia que se trata de registrar en toda su riqueza, su variedad, su extensión geográfica y humana y su dimensión cuantitativa el léxico, y las restricciones de uso con él asociadas, de veinte países y cuatrocientos millones de hispanohablantes. Y especialmente debe tenerse en cuenta que este proyecto desde su concepción aspira a servir de punto de partida para otros proyectos académicos nacionales o panamericanos. Nuestra aspiración es que esta investigación y sus resultados aporten en la mejora y en el enriquecimiento de estas tres dimensiones temporales indiscutibles del Diccionario de americanismos.

      VIII REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS AHUMADA, Ignacio (1998): «Prólogo». En Antonio Alcalá Venceslada, Vocabulario andaluz. Jaén: Universidad de Jaén/Caja Sur, pp. XI-XXXV.

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      41


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