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Relato histórico y multilateralismo: la construcción del espacio euromediterráneo (1995-2012)

  • Autores: Martí Grau i Segú
  • Directores de la Tesis: Josep Fontana Lázaro (dir. tes.), Joaquim Albareda i Salvadó (tut. tes.)
  • Lectura: En la Universitat Pompeu Fabra ( España ) en 2015
  • Idioma: español
  • Tribunal Calificador de la Tesis: Enric Ucelay Da Cal (presid.), Laura Feliu Martínez (secret.), Luigi Mascilli Migliorini (voc.)
  • Materias:
  • Texto completo no disponible (Saber más ...)
  • Resumen
    • Presentación de las partes La tesis doctoral analiza el uso de referencias históricas relativas al Mediterráneo contenidas en los discursos de los máximos responsables de la política exterior de Francia, España e Italia durante el período que va desde la Declaración de Barcelona (1995) al inicio de la Primavera Árabe.

      El trabajo se divide en ocho capítulos precedidos de una introducción en la que se pone en relación el tema estudiado con la nueva visión de la historia mediterránea -una historia ¿humana¿ del mar- ofrecida por David Abulafia en The Great Sea (Oxford y Nueva York: Oxford University Press, 2011).

      Los tres primeros capítulos se ocupan del marco teórico en el que se basa la tesis, cubriendo cada uno de ellos una vertiente distinta: el primero, la cambiante relación entre el conocimiento histórico y la praxis política a lo largo del tiempo; el segundo, los paralelismos entre el encogimiento y el ensanchamiento de las preocupaciones historiográficas y la evolución del contexto geopolítico desde la Segunda Guerra Mundial, que explican como el multilateralismo regional ha podido generar un relato histórico a caballo entre la historia nacional y la historia global; y el tercero, el rol de la analogía histórica en el discurso político como nexo entre la política internacional y la política interna, con especial atención al caso de la política mediterránea de los tres países mencionados.

      El análisis de los datos ofrecidos por los discursos políticos se desarrolla en los capítulos 4 a 7. El capítulo cuarto muestra como desde la Declaración de Barcelona de 1995, que instituyera el partenariado euromediterráneo, hasta los ataques del 11 de septiembre de 2001, el tipo de discurso político que nos ocupa estuvo dominado por la idea de interdependencia. Con el lanzamiento del llamado Proceso de Barcelona, el nuevo partenariado se estructuró entorno a tres ¿cestas¿ -política, económica y cultural- que abarcaban toda área de acción que pudiera catalizar el desarrollo regional. Aunque la UE no escondía que el objetivo último de su mayor implicación en el Mediterráneo era reforzar su propia seguridad, el diálogo político era presentado como la piedra angular del nuevo marco multilateral: sin él, el progreso en otras áreas no se consideraba posible. El capítulo quinto, cubre el período 2001-2005, durante el cual se observa una doble estrategia europea hacia el Mediterráneo: por un lado, se institucionaliza el diálogo cultural como medio para disipar la animosidad hacia Occidente en las sociedades arabo-musulmanas; por otro lado, se diseña y se convierte en prioritaria una nueva estrategia de seguridad que adquiere el aspecto de un ¿plan B¿ para el caso de que el diálogo no funcionara. En la cumbre para celebrar el décimo aniversario del proceso de Barcelona (2005), el compromiso de los socios se hallaba en una situación de mínimos, cómo muestra el hecho de que un código de conducta antiterrorista fuera el único resultado algo concreto. El capítulo sexto analiza cómo durante la etapa 2005-2008 el espectro de las prioridades políticas se redujo a un número muy limitado de intereses emergentes: tanto en el lenguaje como en la práctica, el esfuerzo antiterrorista se asoció al control de migraciones, de modo parecido a como el auge de las políticas medioambientales resultaba ser en muchos casos sólo la cara amable de una competición a gran escala para obtener acceso privilegiado a la energía. El capítulo séptimo se centra en el cambio radical del multilateralismo euro-mediterráneo que supuso la creación de la Unión por el Mediterráneo en 2008: el enfoque integral de la Declaración de Barcelona fue substituido por proyectos-estrella de naturaleza técnica -inicialmente la descontaminación del mar, las llamadas ¿autopistas del mar¿, la protección civil y la energía solar- los beneficios de los cuales se esperaba que pudieran propiciar nuevas áreas de cooperación, como modo de reforzar la cohesión regional. La idea de ¿co-propiedad¿ de la nueva organización entre el Norte y las élites autoritarias del Sur fue introducida como principio fundamental, mientras el diálogo político desapareció como elemento estructural de las relaciones. El interés por las infraestructuras dominaba la escena. Ante la necesidad repentina de ofrecer respuestas a los movimientos de la Primavera Árabe, la Unión Europea halló su propia legitimidad, y su relevancia como actor en la zona, seriamente mermadas tanto por los giros frecuentes y las estrategias erráticas de antaño, como por la más reciente liquidación de los canales institucionales para el cambio democrático.

      Motivación de la tesis Dadas las constantes a las que se ve sometida toda política exterior, la imaginación histórica relacionada tiende a reproducirse a ella misma. Sin embargo, un examen detallado permite observar cómo, entre la declaración de Barcelona de 1995 y el inicio de la Primavera Árabe, las imágenes históricas utilizadas en el discurso político se deslizan hacia nuevos significados. A través del estudio de estos significados cambiantes, se descubren diferencias en cómo el partenariado euromediterráneo y sus objetivos han sido legitimados a lo largo del tiempo, revelándose en la secuencia una desaparición del diálogo político, que acarreará a su vez la decadencia del propio marco multilateral.

      Sobre las conclusiones En las conclusiones, se expone como los distintos lugares comunes de raíz histórica que han servido tradicionalmente para justificar la política mediterránea de los tres países han podido amoldarse, defendiéndola, a la evolución de los intereses materiales. Los principales temas identificados son, para el caso de Francia, la herencia de la Ilustración, el "mar francés", y la laicidad en el sistema internacional; para el caso de España, la amistad tradicional con los países árabes, la convivencia medieval y la avanzadilla de la civilización; para el de Italia, la "romanidad", la mediación y la naturaleza dual del Mezzogiorno. El estudio muestra como las distintas variantes nacionales pueden en última instancia subsumidas a dos elementos fundamentales, uno de los cuales subraya la contribución nacional a un común denominador mediterráneo -y, por extensión, global- a través de la imagen de la traslatio imperii, mientras que el otro transmite el excepcionalismo que cada uno de los estados-nación cree reconocer en su propia historia, y que permite a los respectivos gobiernos no perder de vista el interés nacional dentro del contexto multilateral.

      Los discursos analizados revelan un imaginario transversal y recurrente en el que el Mediterráneo es visto como "cuna de la civilización", "cruce de culturas", "mar abierto" y espacio invariablemente fracturado por el "choque de civilizaciones". Importantes contradicciones se ponen de manifiesto: mientras que, en tanto que "cuna de la civilización", los responsables políticos han defendido que el Mediterráneo podía regenerar el mundo con el ejemplo, han percibido igualmente el conflicto entre grandes bloques de civilización como una constante en la historia mediterránea, con lo cual no han logrado ofrecer una base histórica útil a los objetivos declarados de cohesión regional e inclusión cultural.


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