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La organización y funcionalidad del espacio en la ciudad palatina de la Alhambra a finales del siglo XV

  • Autores: Amjad Suliman
  • Directores de la Tesis: Manuel Espinar Moreno (dir. tes.)
  • Lectura: En la Universidad de Granada ( España ) en 2017
  • Idioma: español
  • Tribunal Calificador de la Tesis: Juan Abellán Pérez (presid.), José María Martín Civantos (secret.), Francisco de Asís Veas Arteseros (voc.), María Isabel Fernández García (voc.), María Martínez Martínez (voc.)
  • Materias:
  • Enlaces
    • Tesis en acceso abierto en: DIGIBUG
  • Resumen
    • ,Desde que la determinante voluntad y habilidad política de Muhammad ibn Yusuf ibn Nasr ibn al-Ahmar lo llevan al trono de Granada para fundar la dinastía nasrí, hasta que su último sucesor Abu Abd Al-lah «az-Zughb?» Mohammed ben Ab? al-Hasan Ali, más conocido como Muhammad XII o, mejor y más próximo, Boabdil "el Chico" lo pierde a manos de los reyes Católicos, pasan 254 años de ascensión, esplendor y decadencia del reino de Granada, que condenado a la desaparición y el anonimato histórico desde su creación, a ojos de todos, logró hacerse un sitio en la historia del mundo y, gracias a sus obras más reconocidas, sigue en primera línea en el acervo cultural, romántico, exótico y monumental de nuestro mundo 525 años después de ese 2 de enero de 1492 que seguimos conmemorando como su último día.

      ¿Porqué un mini estado comprimido entre dos gigantes consigue resistir a la lógica y logra mantenerse a flote durante dos siglos y medio?, algo así como el tiempo transcurrido desde Carlos III de Borbón hasta nuestros días. La respuesta no es fácil, ya que se combinan muchos factores que dieron ese resultado, la debilidad de Castilla tras la muerte de Fernando III, gran amigo de Muhammad I, y los problemas generados por la sucesión de Alfonso X el Sabio, combinados con la habilidad de los primeros nasríes y el equilibrio establecido merced a la ayuda del reino meriní, marcan el inicio del milagro que, las circunstancias favorables en algunos momentos, la debilidad del enemigo en otras o la consolidación del poder interno en los años centrales de siglo XIV, consiguen arrastrar hasta la decadencia y derrota final marcada ya inexorablemente desde el primer cuarto del siglo XV.

      Y, sin embargo, me sigue maravillando la lectura de las descripciones que Ibn al-Jatid hace de su tierra, de su país, por más que ese término sea comprendido de modo tan diferente en este siglo nuestro XXI. Son descripciones encendidas, orgullosas, pletóricas de una conciencia de superioridad intelectual y moral que asombran. En ese tiempo aun pensaban en sobrevivir y fueron capaces de crear una realidad social, organizativa, militar, cultural y anímica, como para escribir los momentos más luminosos de su insegura e inesperada existencia.

      Así, Muhammad I (1237-1273) comienza la organización de su nuevo centro de poder atendiendo a las demandas más urgentes de ese momento: la organización del espacio militar y la traída de agua desde el Darro. Para ello Inicia las construcciones que asegurarán la seguridad de su familia y sus partidarios rediseñando la alcazaba para convertirla en inexpugnable e iniciando la construcción de la muralla que cerraría su nueva ciudad palatina. A la vez, se inicia la construcción de la acequia Real y las primeras estructuras hidráulicas que permitirán convertir las peladas alturas de la Sabika en el vergel presente siempre en la mente de un musulmán medieval. Abre la puerta del Estrecho a los meriníes y reorganiza su ejército y su estrategia, lo que no deja de producirle serios conflictos con algunos de sus partidarios, pero al final de su largo reinado el núcleo de su sueño ya está consolidado.

      Su hijo y su nieto, Muhammad II (1273-1302) y III (1303-1309), completan la organización de estos espacios e inician la de los espacios residenciales y urbanos de modo que a la muerte del segundo ya se puede decir que hay una estructura definida que marcará indefectiblemente el futuro de la Alhambra. Las construcciones defensivas completadas por Muhammad II y la utilización de zonas del Partal para residencia real, así como la posible construcción del palacio de Abencerrajes, se completan por Muhammad III con la construcción de la Mezquita Mayor, la primera organización del Mexuar secundario como centro administrativo del estado, la posible construcción de la Puerta del Vino, luego reformada por Muhammad V, que institucionaliza la estructura viaria de la ciudad, la construcción de su propio palacio frente al de su padre en el Partal bajo, las posibles intervenciones en la consolidación y reforzamiento de la muralla (Torre de los Picos, también Yusuf I), etc. completa un programa que estructura la Alhambra en espera de su gran proceso de organización áulica acometido por Yusuf I (1333-1353) y Muhammad V (1354-1359 y 1362-1391).

      Antes conocemos algunas posibles actuaciones de Nasr (1309-1314) con la construcción de la Torre de Abu l'Hayyay, luego Ismail I (1314-1325) levanta su palacio en lo que después será el de Comares, actuando también en la consolidación de las defensas y la definitiva estructura de acceso a la ciudad áulica con la posible construcción de la Puerta de las Armas que conducirá a la plaza de organización urbana a través de la Puerta de la Tahona. Después se produce, con los grandes sultanes de la dinastía Yusuf I y su hijo Muhammad V, todo el programa de organización definitiva de los espacios defensivo, y áulico, sin olvidar las grandes obras hidráulicas que permiten poner en producción grandes zonas del Cerro del Sol y suministrar agua suficiente para los proyectos palaciegos de Dar al-Arusa y los Alijares. Yusuf I consolida la muralla y construye o refuerza, y redimensiona, sus torres: Torre Quebrada, Torre de los Puñales, Torre del Cadí, Torre de los Picos, Torre del Peinador de la Reina, Puerta de la Saria, Puerta de los Siete Suelos, construye el oratorio junto al Partal y, a caballo entre el espacio defensivo y el áulico, construye la encantadora Torre de la Cautiva y la impresionante Torre de Comares para ser su Salón del Trono y el mayor exponente de su poder ante los asombrados ojos de los habitantes de Granada y el Albaicín. Su hijo inició, en su segundo reinado el mayor periodo constructivo y decorativo de toda la dinastía nasrí. Sus intervenciones inciden en casi todos los campos organizativos del espacio: el militar, finalizando y redecorando las torres de los Picos, del Peinador de la Reina y de Machuca; el Administrativo, Construyendo el Mexuar y sus accesos; el hidráulico, con la apertura de la acequia del Tercio y después de los Arquillos y el complejo de la Alberca Rota y sus pozos, pero sobre todo, el áulico, construyendo el Palacio de Comares añadiendo a lo construido por su padre el patio de la Alberca, con sus naves laterales, pórticos norte y sur, Sala de la Barca y resto de la crujía meridional completa, más el conjunto que es por antonomasia la imagen de la Alhambra: El Palacio de los Leones con su patio. La posterior construcción del Palacio de los Alijares le ocupa buena parte del fin de su reinado. A uno de ellos, o ambos, se debe probablemente también la organización definitiva de la Rauda Real. Tras ellos, la última obra de cierta entidad en la Alhambra: la Torre de las Infantas de Muhammad VII (1392-1408).

      Se ha querido dar una entidad especial a la organización del espacio femenino, normalmente relegado a un segundo nivel, incidiendo en la olvidada importancia de muchas de ellas en el devenir histórico de la ciudad palatina y, del mismo modo, se ha considerado especialmente interesante dedicar mayor espacio a la decoración epígrafica consciente de que la concepción estética de la arquitectura árabe se basa en presupuestos distintos a los occidentales y con frecuencia la construcción acaba constituyéndose en el andamio de la poesía, pero sin olvidar los espacios administrativos, residenciales y religiosos, aunque sea consciente de que otros muchos no han podido encontrar el hueco que hubiesen merecido en este trabajo. Los espacios, imaginados o reales, permiten incidir en aspectos desusados de una realidad tan compleja como la de la Alhambra, la ciencia y tecnología, las artes plásticas, la violencia, la jardinería, la agricultura y tantos otros que hubiesen completado esta modesta visión de conjunto.

      Pero al final de este proyecto, con sus limitaciones, aciertos y errores, teniendo en cuenta el momento histórico en el que nos encontramos, bien vendría reflexionar sobre unas palabras que mi admirado Manuel Gómez Moreno escribió en su artículo "Granada del siglo XIII", aparecido en el número dos de Cuadernos de la Alhambra, allá por el año 1966: "hoy día, mirando aquellos sucesos en el propio sitio donde tantos recuerdos se acumulan, nos atrae más la pena de los vencidos que el júbilo de los vencedores; porque verdaderamente el despojo de aquella conquista era nada menos que el alma española, vivificada en el correr de los siglos por su contacto con el Oriente".


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