La primera parte, teniendo en cuenta que un símbolo puede acabar por ser definido como una imagen que se nos presenta incrementada y que la causa de dicho incremento es una activación del inconsciente, está dedicada a explicar en qué consiste o cómo podemos acceder a su percepción para tomarlo como meta a la que aspirar en un proceso artístico.
La segunda parte la he destinado a resolver dos cuestiones: La primera se refiere a cómo esta manifestación áurica del símbolo a su vez da paso a la mitología, en tanto que entiendo por mito el intento por expresar toda esa serie de visiones arquetípicas que en su caso representan los dioses. También, puesto que el mito expresa al tiempo los patrones con los que aprendimos a razonar, la segunda cuestión se refiere a aclarar cómo, partiendo de un hecho concreto pero irracional, pasamos a una interiorización a partir de la cual interpretamos este hecho concreto.
Este proceso de interiorización, a su vez, pretende explicar dos cosas: La primera es cómo a partir de un pensamiento analógico pasamos a un pensamiento racional al sumar a una analogía un interrogante, cuyo conjunto, constituyendo lo que denomino una inversión, se aprende a usar como método.
La segunda se refiere a que este proceso de interiorización conforma las bases sobre las que se irá asentando este nuevo ámbito en el que desde entonces nos movemos los artistas.
Por fin, en la tercera parte, he querido proponer un ejemplo de lo que considero un buen uso de la inversión como procedimiento con el que poder cruzar conscientemente el umbral que nos conduce al inconsciente.
Puesto que esta hipótesis según la cual Platón propone dos lecturas posibles de su Fedón nos puede resultar irrisoria, y que esta reacción, a mi modo de ver, indica sobre todo que la racionalidad, al renegar del inconsciente del cual mana, sesga el ser de las cosas, a continuación he querido evidenciar este detrimento mediante lo que supone el intento siempre incompleto de interpretar un sueño.
Ante tal limitación, he propuesto finalmente que es conveniente dedicarnos a tratar de representar todo este carácter numinoso con el que se expresa nuestro inconsciente. De esta manera, al menos, conseguiremos retomar ese estatus vanguardista en el que la conciencia trata de ir ampliándose al ir ganando terreno al inconsciente desde esta perspectiva de la imagen y el ser que nos define.
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