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Supersticiones, mal de ojo y buena suerte: Comparación entre jóvenes y ancianos

  • Autores: Gaetana Concetta Ragusa
  • Directores de la Tesis: Florencio Vicente Castro (dir. tes.), Manuel Vizuete Carrizosa (codir. tes.)
  • Lectura: En la Universidad de Extremadura ( España ) en 2017
  • Idioma: español
  • Tribunal Calificador de la Tesis: Sebastián Feu Molina (presid.), Ruperto Menayo Antúnez (secret.), Silvio Manuel da Rocha Brito (voc.)
  • Materias:
  • Enlaces
    • Tesis en acceso abierto en: Dehesa
  • Resumen
    • español

      Este estudio se propone analizar y profundizar las cuestiones que giran en torno al fenómeno de la superstición, en cuyo ámbito se desarrollaron y manifestaron innumerables creencias y se consolidaron tabúes inquietantes, tanto a nivel individual como a nivel social.

      La superstición es un conjunto de creencias y de prácticas rituales de naturaleza irracional típicas de otros tiempos aunque a ves también actuales. Su influencia en la vida cotidiana ha ido cambiando a medida que lo hacían los tiempos y las costumbres, infiltrándose con facilidad en el sentimiento común en las personas.

      El cristianismo, por ejemplo, en los primeros siglos de la vida terminó absorbiendo todo lo que quedaba de los antiguos cultos paganos.

      Además, dentro de la cultura laica, la superstición en sí contenía todas las creencias que contrastaban con la racionalidad y que pertenecían al universo de lo imaginario: desde la astrología a las diversas formas de adivinación.

      Incluso hoy en día la superstición sobrevive en todos los pueblos y se esconde en las más diversas clases sociales, de la más baja a la más alta. El hombre primitivo, se ha dedicado siempre a la búsqueda de respuestas concretas a fenómenos como el rayo, el trueno, los eclipses, el nacimiento y la muerte, ya que no conocía lo suficiente las leyes de la naturaleza y, no habiendo adquirido todavía los conocimientos científicos básicos, comenzó a atribuir las causas de estos fenómenos a entidades y espíritus invisibles. Incluso hoy en día, la superstición se manifiesta de formas diversas, como demostramos la esta investigación.

      Algunos ejemplos serían: los cruzar los dedos, tocar madera, el mal de ojo, el trébol de cuatro hojas, la herradura, compartir mesa con trece comensales y así sucesivamente. Añadimos la creencia de que hay días y meses favorables desfavorables.

      Entonces, ¿debemos entender que somos todos un poco supersticiosos? Imaginemos que se rompe un espejo, que se derrama la sal, que pasamos por debajo de una escalera o que en ese momento un gato negro que cruza la calle delante de nosotros. Si en estos casos nos estremecemos, entonces somos supersticiosos.

      El clásico “no es verdad pero creo” en el fondo tiene su lógica: puede que no funcione, pero como evitar un determinado comportamiento muchas veces no nos cuesta nada, es mejor no arriesgar y estar tranquilo.

      Cada periodo y cada cultura ha tenido su propia visión de la superstición, la cual se ha adaptado progresivamente a los nuevos tiempos.

      Por lo tanto, podemos concluir diciendo que los diferentes argumentos relativos a la superstición tienen un origen remoto, los cuales nos ayudan a evocar otros tiempos e imágenes olvidadas.

      La presente investigación no se detendrá solamente en la presentación y descripción de la referencia histórica de las principales creencias en las que creían los pueblos del pasado y en las cuales incluso hoy en día muchas personas siguen creyendo, pero no es la cuestión de si tales creencias siguen, incluso hoy en día, transmitiéndose y perpetuándose de una generación a otra, con la misma intensidad y la misma fuerza persuasiva.

      Con el fin de responder a esta pregunta, esta investigación ha concentrado sus esfuerzos y toda su atención para tratar de medir el grado de aceptación y el punto hasta el cual se comparten y aceptan tales creencias por parte de dos categorías de personas que difieren entre ellas solo por el factor de la edad: los jóvenes y los adultos.

      De los datos obtenidos se deduce que la muestra de los “Jóvenes” (mujeres y hombres) está más orientado hacia las creencias supersticiosas y por tanto con un mayor grado de “supersticiosidad” en comparación con la muestra de los “Adultos”. Las puntuaciones obtenidas por los “Jóvenes” son, en efecto, generalmente más altas que las incluidas en la muestra compuesta por “Adultos” de ambos sexos.

      Para conseguir este objetivo ha sido necesario definir, cuantificar y medir de la mejor manera posible el grado de aceptación de tales creencias supersticiosas por parte de las personas, utilizando una unidad de medida idónea para describir, representar y medir este comportamiento

    • English

      Superstition is a set of beliefs and ritual practices of irrational nature, typical of the underdeveloped background.

      It found its own space and its followers in every age and culture by meddling on thought and people’s behaviours in decisive way.

      Christianity, for instance, ended up by assimilating all the things remaining from the ancient pagan worships in the first centuries of life.

      Also in the sphere of laical culture, the term superstition housed in all the beliefs contrasting with rationality and belonging to the imagery universe: from astrology to various forms of divination.

      Even today, superstition survives by all the people and settles in different social classes, from the lowest to the highest.

      The primitive man, searching for answers to events such as thunder and lightning, eclipses, birth and death, knowing not the law of nature and having not acquired sufficient scientific knowledge yet, began to ascribe the reasons of those events to invisible spirits.

      Different are the forms through which superstition reveals itself. Among these, we will mention to cross the one’s fingers, touching wood, four-leaf clover, horseshoe bat, thirteen people. To these forms it is associated the belief very common of the existence of months and lucky and unlucky days.

      But are we all then, more or less, superstitious? We imagine to break a mirror, to upset the salt, to pass under a staircase or that really at that time a black cat is crossing us the road.

      If in these cases we have tried a shiver, then we are superstitious.

      The traditional “it’s not true, but I’ll believe”, is genuinely logic: maybe it does not work, but avoiding a specific behaviour costs nothing so it is better t


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