Resumen de Jóvenes en situación de riesgo social y participación ciudadana comprometida
A lo largo de la historia se han vivido, en todas las épocas, fuertes desigualdades, para lo que siempre han surgido intentos de búsqueda de soluciones y superación de injusticias. En todas las sociedades existen diferencias entre grupos sociales; el hecho de pertenecer a uno u otro puede suponer una sensación de pérdida de derechos, e incluso el no ser considerado/a ciudadano/a. Este estatus social, el de ciudadanía, implica contar con un conjunto de derechos civiles, económicos y sociales.
Con esta descripción, pareciera que nos estuviéramos refiriendo a épocas pasadas y a situaciones vinculadas al esclavismo o a una sociedad totalmente estamentada, como es el caso de la Edad Media. Sin embargo, esta desigualdad continúa existiendo en nuestros días, propiciando que ciertos grupos o colectivos de personas puedan llegar a sentirse excluidos o a que exista un percepción de exclusión. Este concepto de exclusión social está vinculado con la pobreza y con la “negación” de derechos que han sido reconocidos al resto de ciudadanos/as.
Una manera de estar excluido/a de la sociedad es la imposibilidad de participar socialmente, entendiendo la participación como la capacidad de influir en la toma de decisiones que afecten a la propia vida y al entorno, lo cual conlleva ejercer influencia en las esferas políticas. Este tipo de participación ciudadana queda reservada en ocasiones, y de manera casi exclusiva, a las personas adultas, quedando al margen de ella, además de los colectivos en situación de exclusión o en riesgo de estarlo, todos/as los/as menores, adolescentes y jóvenes de nuestra sociedad.
Esta realidad tan injusta, a pesar de todo, no es fácil de cambiar. Contamos con legislación relacionada con la participación ciudadana, desde normativa europea hasta normativa autonómica, en la que se concibe a la infancia y a la juventud como ciudadanos de pleno derecho y por tanto participantes. Sin embargo, y a pesar de este tipo de regulaciones, la sociedad no ha llegado a interiorizarlo del todo, por lo que no es fácil encontrar políticas que defiendan la incorporación de la voz y la opinión de los/as más jóvenes a la hora de tomar decisiones que les afectan.
Esta tesis se presenta como una ventana abierta a determinadas experiencias educativas construidas de forma colectiva. A lo largo de estas páginas se explica el proceso de participación que promueven asociaciones de prevención de drogodependencias de la provincia de Sevilla entre la juventud en situación de exclusión, concretamente una ubicada en la capital y otra en un pueblo de la provincia.
El objetivo principal es determinar la relación entre la participación y los programas de impulso hacia la ciudadanía activa que se promueven desde este tipo de entidades. Para ello se ha profundizado, a través de un estudio de caso, sobre los métodos utilizados por estas dos asociaciones dedicadas a la prevención de drogodependencias, que consiguen transformar su entorno más cercano mediante programas y actividades que fomentan la participación juvenil.
Han sido los/as jóvenes más implicados en las entidades sociales los/as protagonistas de esta tesis, la cual es abordada desde un enfoque cualitativo y bajo la perspectiva de la denominada Teoría Fundamentada. Esta metodología de investigación consiste en elaborar un cuerpo teórico a través del análisis de la información, lo que supone que no se aborda la investigación de manera rutinaria, sino que necesita una alta implicación de la investigadora, una continua reflexión, una comparación constante y además tiene en cuenta la diversidad de datos obtenidos, siendo el análisis el que los dirige y controla.
Se ha obtenido una gran cantidad de información mediante la utilización de diversas técnicas como la observación, la red semántica, la revisión documental y las entrevistas, con estos datos se han establecido categorías y subcategorías que han culminado en la elaboración de conclusiones vinculadas a la mejora de la calidad de vida de estos jóvenes.
Tras el paso de éstos/as por programas y actividades de dinamización promovidas por entidades sociales, han referido crecer personalmente y aprender a formar parte de una organización, atenuando así su situación de riesgo y construyendo puentes hacia un futuro mejor.
En concreto, se analizan y describen las mejoras y la transformación personal, social y comunitaria que estas actividades provocan en los más jóvenes.
Para llegar a esta conclusión ha sido necesario ir estableciendo ideas claves a lo largo de la investigación, y son estas ideas vinculadas tanto a las organizaciones sociales y sus espacios de participación ofrecido a las personas que asisten a ella, como al proceso de participación vivido por los/as propios jóvenes en situación de riesgo, que unido al crecimiento personal, conlleva una mejora en la calidad del vida del sujeto y una influencia positiva en su entorno.
