A lo largo de todo el periodo colonial se exportaron cerámicas de distintos centros de producción europeos a través del Puerto de Sevilla. Este fenómeno, iniciado en el siglo XVI, tendría importantes repercusiones sobre la producción local que se ve alterada cualitativa y cuantitativamente. Por un lado, porque se renovaron las tradicionales formulas técnicas y se enriquecieron los repertorios tipológicos y estilísticos por la presencia en la ciudad de productos y alfareros procedentes de otros centros más avanzados, por otro, porque la producción pierde su ámbito local para abastecer a un mercado de escala internacional, alterándose profundamente las estructuras sociales y laborales del gremio.
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