El artista, excluido de la ciudad ideal por Platón en "La República", es finalmente bienvenido y encomiado en la post-urbe globalizada como uno más del equipo, indispensable en el programa de atracciones de la ciudad-espectáculo. ¿Cabe otra posibilidad? ¿Puede evitar el arte ser engullido por el contínuo fluir de las imágenes, ser puesto al servicio de la reducción de la ciudad a imagen turística? En el cruce entre los procedimientos propios de las geografías radicales y la demanda social de recuperación de las memorias y los relatos subalternizados, se atisban experiencias híbridas entre la investigación y la práctica artística: otras cartografías, mapas críticos que tensan y desbordan sus propios límites para trenzarse en la lucha por el derecho a la ciudad.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados