Salud, sexualidad y bienestar en las personas mayores
- Autores: Aina Faus Bertomeu
- Directores de la Tesis: Rosa María Gómez Redondo (dir. tes.)
- Lectura: En la UNED. Universidad Nacional de Educación a Distancia ( España ) en 2016
- Idioma: español
- Tribunal Calificador de la Tesis: María Dolores Puga González (presid.), Raquel Osborne (secret.), Loïc Trabut (voc.)
- Materias:
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- Resumen
Resumen: Esta tesis doctoral se enmarca en el contexto de transformación del envejecimiento en el que se aborda el estudio del comportamiento sexual de las personas mayores. Se analizan en profundidad las diferentes concepciones de la sexualidad que la población de 60 a 85 años presenta, los condicionantes que permiten proseguir con la trayectoria sexual a estas edades, así como sus prácticas habituales y sus grados y fuentes de satisfacción. El contexto de envejecimiento poblacional actual incita a considerar los vínculos entre el envejecimiento, el género y la sexualidad y a extender el concepto de salud sexual a la población mayor. Este trabajo parte de una amplia definición de sexualidad en la que se incluye toda práctica que contribuya a dar y recibir placer sexual, como hecho histórico y sociocultural; entendida como un componente más para alcanzar el bienestar personal y, por lo tanto, como elemento integrante del estado de salud.
La tesis adopta un necesario enfoque multidisciplinar, que aglutina conocimientos provenientes de diferentes campos científicos. En primer lugar, se ha recurrido a la sociología de la salud de la que se ha tomado la perspectiva biopsicosocial, enfatizando los factores no sólo físicos, sino también emocionales y relacionales de la salud. En segundo lugar, se ha requerido de las contribuciones de la sociología de la vejez, tomando como base para este proyecto el paradigma del envejecimiento satisfactorio. Y, finalmente, ha sido imprescindible partir desde la sociología de la sexualidad que ha brindado la oportunidad de analizar las conductas sexuales como conductas sociales. A ello se suman las aportaciones teóricas de los estudios de género que han contribuido a facilitar la comprensión de los fenómenos que acontecen a mujeres y varones. El punto de encuentro entre estos tres ámbitos de estudio se configura alrededor del concepto de salud sexual, que adoptando una mirada integral, asume que tanto la práctica como el deseo y la satisfacción sexual, en condiciones adecuadas, pueden durar toda la vida configurándose como elementos de calidad de vida y bienestar en las personas mayores.
El método utilizado para el desarrollo de esta investigación es el cuantitativo. Los datos proceden de la Encuesta Nacional de Salud Sexual (ENSS) realizada por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), eje vertebrador de este trabajo doctoral. Así mismo, determinados análisis han requerido el uso de otras fuentes como la Encuesta de Actitudes y Prácticas Sexuales (EAPS) desarrollada también por el CIS, así como fuentes de datos demográficas procedentes del Instituto Nacional de Estadística (INE) y del Human Mortality Database (HMD) para establecer un marco conceptual como punto de inicio.
La salud sexual de las personas mayores no puede ser reducida a la disfunción sexual sino que se debe entender como la interacción de elementos emocionales, sociales, culturales y contextuales. El comportamiento sexual en la vejez -o la ausencia de éste- está mediatizado por factores biológicos y por el estado de salud, pero también intervienen factores estructurales como el sexo y la edad, la socialización, la relación entre géneros o la disposición de una pareja estable. Asimismo, componentes personales como la salud emocional y la adaptación a los cambios en el proceso de envejecimiento o las actitudes sexuales. También elementos relacionales como el apoyo social y la calidad de la relación con la pareja. Además de contextos histórico-sociales en los que se construye el significado de sexualidad, con sus controles y prejuicios sociales, y donde se expresa el comportamiento sexual. El análisis de estas variables, por un lado ha permitido observar los elementos que conducen a proseguir o interrumpir la práctica sexual en la vejez; y por el otro, a constatar que la sexualidad es una fuente de calidad de la relación con la pareja y contribuye al bienestar general al favorecer la expresión del deseo y la satisfacción sexual de las personas mayores.
