Orientación encubierta de la atención en el primer semestre de vida: la prematuridad como factor de riesgo
- Autores: Melània Figueras Montiu
- Directores de la Tesis: Laura Bosch Galceran (dir. tes.)
- Lectura: En la Universitat de Barcelona ( España ) en 2011
- Idioma: español
- Tribunal Calificador de la Tesis: Carles E. Escera Micó (presid.), Joan López Moliner (secret.)
- Materias:
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- Resumen
El estudio sobre el desarrollo y la naturaleza del mecanismo que rige la orientación espacial ha generado mucha investigación en las últimas décadas. La orientación encubierta de la atención, es decir, mover la atención sin realizar movimientos oculares, se estudia mediante las tareas de señalización espacial. En una tarea de señalización mediante cambios encubiertos de atención, los participantes tienen que responder a un estímulo que puede aparecer en una de dos posibles localizaciones. Antes de que el estímulo se presente, se atrae la atención hacia una de las localizaciones mediante la aparición de una pista o señal breve. Al manipular el intervalo de tiempo entre el inicio de la pista y el inicio del estímulo, tiempo conocido como SOA (Stimulus Onset Asynchrony), suelen obtenerse dos efectos. Un primer efecto conocido como facilitación, donde se responde más rápidamente hacia la localización señalizada. Y un segundo efecto conocido como inhibición de retorno (IR), donde se responde más lentamente hacia la localización señalizada (Posner y Cohen, 1984).
El objetivo de esta tesis ha sido estudiar el desarrollo, la naturaleza y los efectos de la prematuridad en la maduración del mecanismo que subyace a la IR. Para ello adaptamos el procedimiento de Johnson y Tucker (1996) para el estudio de los efectos de señalización durante los primeros meses de vida.
En una primera serie experimental investigamos el desarrollo del mecanismo de la IR en tres grupos de edad, 3, 4 y 6 meses. Obtuvimos IR en todas las edades y observamos un desarrollo gradual del mecanismo de la IR de los 3 a los 4 meses de edad.
En una segunda serie experimental investigamos la influencia de la manipulación de las variables experimentales en 6 nuevos experimentos en 6 grupos de 4 meses de edad. Todas las manipulaciones contribuyeron a la aparición temprana del efecto de IR pero dos de ellas, el efecto de fijación y el efecto de distancia influyeron también en la magnitud de la IR observada en un SOA largo. En base a la interacción de los dos efectos, establecimos un vínculo entre el sistema motor y la IR y entre el sistema atencional y la IR, disociando ambos procesos.
En una tercera serie experimental, investigamos la influencia del grado de prematuridad en la maduración del mecanismo de la IR mediante cambios encubiertos de atención. Testeamos tres grupos, a término, prematuros extremos y prematuros moderados, longitudinalmente, a los 4 y 6 meses (edad corregida para los prematuros). Encontramos IR en el grupo de bebés a término en ambas edades estudiadas, sin embargo, el grupo de prematuros extremos mostró un retraso madurativo en el establecimiento de las conexiones córtico-subcorticales necesarias para la aparición de la IR. El grupo de prematuros moderados, aunque mostró IR, presentó mayores dificultades que los bebés a término en la condición de SOA corto, la más demandante en velocidad para hacer cambios encubiertos de atención.
Las conclusiones de este trabajo sugieren que la IR surge a los 3 meses, está completamente funcional a los 4 meses y se mantiene estable a los 6 meses. La naturaleza del mecanismo de la IR, a los 4 meses, muestra muchas similitudes con la IR observada en los adultos, donde las características de la tarea influyen en la aparición y mantenimiento de los efectos de señalización. Por otro lado, la participación del componente atencional y del componente motor en el proceso de la IR se pueden investigar mediante la manipulación de las variables de la tarea. Finalmente, nacer prematuro influye en la maduración del sistema de orientación encubierta de la atención. Aunque se trata de un retraso madurativo que se acaba compensando, nuestros resultados confirman la necesidad de seguir investigando para conocer sus implicaciones a largo plazo
