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Resumen de Relaciones entre la atención conjunta y el temperamento en la infancia

Elisa Huéscar Hernández

  • Este trabajo tiene como objetivo estudiar si las diferencias individuales en los comportamientos de atención conjunta están relacionadas con formas diferentes de explorar el mundo, propiciadas por determinadas características temperamentales. Pese a que hasta hoy, aún es escasa la investigación sobre los factores que pueden contribuir a estas diferencias en las habilidades de atención conjunta, parece que una parte de ellas puede ser el resultado de una capacidad biológica subyacente, por lo que el papel del temperamento ha cobrado mucho interés en la investigación sobre este constructo (Mundy, 1995; Mundy y Willoughby, 1996).

    Así, la literatura hasta nuestros días ha venido mostrando, frente a los escasos estudios que relacionan el temperamento con los primeros comportamientos prelingüísticos implicados en la atención conjunta, numerosos trabajos que relacionan el temperamento infantil con la adquisición y desarrollo del lenguaje del niño. La idea que apuntan muchos de ellos es que existen enlaces entre dimensiones temperamentales tales como la atención y la emocionalidad positiva, y el lenguaje receptivo y el productivo (Dixon y Smith, 2000; Karras, 2002; Matheny, 1989; Morales, Mundy, Delgado, Yale, Messinger, Neal y Schwartz , 2000a; Slomkowski, Nelson, Dunn y Plomin, 1992). En la misma línea, Dixon y cols. (2006) indican que patrones temperamentales definidos por la emocionalidad positiva, la adaptabilidad y una buena capacidad atencional podrían estar caracterizando a los niños más aventajados en el lenguaje inicial. Sin embargo, cada vez más los investigadores se plantean la necesidad de situarnos más atrás en el desarrollo de la comunicación del bebé para tratar de comprender la naturaleza de estas relaciones. Como ya sabemos, la atención conjunta constituye una de las formas más tempranas de comunicación que los niños utilizan en la interacción con los demás, y es posible que esta capacidad esté modulada desde un principio por el papel fundamental del temperamento y más concretamente, por la regulación de la emoción.

    Esta tesis propone un estudio longitudinal desde los 9 a los 24 meses de edad en una muestra compuesta por 62 niños. Para la medida de la atención conjunta se utilizó la observación en el laboratorio, mientras que para medir el temperamento utilizamos cuestionarios. Las conductas de atención conjunta se codificaron atendiendo por un lado a las Respuestas a las propuestas de atención conjunta, y por otro a los Inicios de atención conjunta (diferenciando entre Inicios de nivel alto y bajo). Los datos de temperamento se agruparon en tres dimensiones: Emocionalidad Positiva, Emocionalidad Negativa y Control con Esfuerzo.

    Los resultados demuestran que efectivamente, las diferencias individuales en temperamento parecen estar muy vinculadas al desarrollo de la capacidad de la atención conjunta en los niños, sobre todo, los perfiles temperamentales que incluían la dimensión Alto Control con Esfuerzo. Los perfiles que junto a esta última dimensión incluían también la Emocionalidad Positiva fueron muy importantes para la atención conjunta. En este trabajo, el papel del Control con Esfuerzo pone de manifiesto la importancia de la autorregulación y las diferentes rutas que su desarrollo puede tener cuando lo combinamos con la afectividad positiva o con la negativa.

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