Se realizó un estudio de seguimiento durante tres años a 118 trabajadores de invernadero expuestos profesionalmente a plagucidas. Fueron escogidos por muestreo aleatorio y se descartó que hubieran sufrido una intoxicación aguda en los dos años anteriores al estudio o que tuvieran alguna enfermedad activa. Se los clasificó en fumigadores de alto riesgo y fumigadores de riesgo moderado; y se los sometió a extracciones de sangre, anamnesis y exploración física en las fases de mayor exposición a plaguicidas en el invernadero y en las de mínima exposición. Los resultados se sometieron a análisis estadístico uni, bi y multivariante (regresión logística) aplicando un nivel de confianza del 95% (p 0'05). Se concluyó que el instrumento más eficaz para evaluar el grado de exposición a plaguicidas es la historia clínica con los síntomas: temblores, parestesias, insomnio, dolor abdominal, anorexia, vértigos y sensación de opresión torácica. Ante los signos de dermatitis, conjuntivitis, rinitis o faringitis inespecíficas hay que descartar intoxicación crónica.
Aumentan la glucemia, colesterol, transaminasas, fosfatasa alcalina, hematitis, hemoglobina, hematocrito y monocitos, descienden: plaquetas y linfocitos.
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