El sentido tradicional de belleza alcanzó en el siglo XVIII el concepto de lo sublime que, daría a su vez, al valorar lo fragmentario, lo distorsionado o lo oscuro, la modalidad de lo siniestro. Sigmund Freud, en su ensayo sobre el tema de 1919 definiría lo siniestro como una suerte de espanto que se adhiere a las cosas familiares que, tras haber sido reprimidas, retornan a la luz. Mi hipótesis de partida es una elaboración estética del anterior concepto aplicado a las obras de arte. Lo siniestro debe estar presente en toda obra, pero sin ser revelado, pues de serlo, irrumpiría la percepción estética de esa obra. En la novela corta de Joyce "Los muertos", se cumple la hipótesis anterior, bajo la estampa de belleza de Gretta que escucha una balada, se esconde el fantasma de su novio muerto infundiendo a esa imagen con una dimensión celada, pero inquietante. En Ulises la anterior hipótesis permanece suspendida. En la novela de Joyce la constelación de los aspectos siniestros se hallan articulados en torno a dos episodios que actúan como dos polos. En "Hades" aparece lo siniestro en sus aspectos más macabros como ilustran las resurrecciones de los muertos, de órganos desmembrados y las descripciones macabras. Lo siniestro afluye a la superficie, no sólo con imágenes, sino con una sintaxis grotesca, desmembrada que, junto con las distorsiones léxicas, convierten el estilo en siniestro. Lo siniestro, por tanto, al salir a la luz, interrumpe la percepción estética tradicional, pero crea, por otra parte, y como ocurre en el arte moderno, nuevas modalidades de lo que puede considerarse bello: en un sentido amplio, todo aquello que aparezca en una página literaria, bajo las luces de un museo o acotado por un marco. En el otro polo de nuestro estudio, el episodio "Circe", lo siniestro aparece más como algo inquietante con sus fantasmagorías, los espectros de familiares muertos que retornan y de otros personajes que aparecieron anteriormente en la novela y que ahora aparecen estilizados y fantasmales. Finalmente, en contra de la propuesta de Freud, quien señaló el topo de ser enterrado vivo como la esencia de los siniestro, un tema más relacionado con terrores propios del siglo XIX, se propone ciertos tipos de pesadillas intensas como la esencia de lo siniestro para el siglo XXI.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados