Se habla mucho de realizar ejercicio físico como medio de mejora de nuestra salud, puesto que los beneficios que este aporta están suficientemente probados, pero no nos hemos parado a pensar si todos los ejercicios que realizamos son adecuados para la mejora de nuestra salud, o si estos deben reunir una serie de condiciones para que ofrezcan estos beneficios.
En líneas generales los autores coinciden en que una actividad física moderada origina más beneficios que riesgos. Pero hay que ir más lejos y concretar qué tipos de actividades físicas son las más apropiadas para conseguir dichos beneficios, y también habrá que incidir en la forma de llevar a la práctica estas actividades.
Efectivamente, el ejercicio físico, la actividad física basada en el deporte y el propio deporte no son necesariamente"sinónimo de salud". Cuando hablamos de beneficios del ejercicio físico nos estamos refiriendo a un ejercicio racional, controlado, dirigido por especialistas o asesorado por ellos.
Esa actividad deportiva desordenada, irregular, sin ningún fundamento profesional o apoyo de especialistas puede resultar perjudicial, todo lo contrario de lo que se intenta conseguir. Razones todas ellas por las que podemos afirmar que el deporte y el ejercicio físico no son buenos por el mero hecho de practicarlos. Para obtener los beneficios que conlleva su práctica hay que saber, además,"cómo" practicar esas actividades y "que" cosas se deben evitar.
Por todo lo expuesto anteriormente hemos realizado este trabajo de investigación que se compone de cuatro partes: en la primera describimos las características del entorno donde se va a realizar el estudio, situación del municipio (marco geográfico), la población en general y las instalaciones que existen en el municipio, tanto de tipo sanitario como deportivas. A continuación hacemos un recorrido histórico de cómo la actividad física y la salud han sido tratadas en las diferentes épo
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados