Uno de los descubrimientos más importantes en la investigación etiológica del cáncer de estos últimos 25 años ha sido la demostración de que el cáncer de cuello uterino y la mayoría de sus lesiones preinvasivas están causados por la infección persistente de ciertos serotipos del Virus del Papiloma Humano (VPH). La infección por VPH no tiene tratamiento y solo podemos luchar contra ella de la mano de la prevención primaria, mediante la educación, la información y las vacunas anti VPH y de la prevención secundaria o cribado cuyo objetivo es la identificación o diagnóstico de lesiones de alto grado para así poder tratarlas y evitar la progresión a cáncer. En mujeres adultas el tratamiento estándar de estas lesiones preinvasivas es quirúrgico mediante una conización, pero esta técnica no deja de ser un procedimiento invasivo que puede condicionar resultados reproductivos adversos. Las mujeres jóvenes soportan la mayor prevalencia de esta infección pero también constituyen el colectivo que más fácilmente la aclara. Durante el período de infección el VPH puede producir displasias cervicales, sobre todo de bajo grado, que desaparecen espontáneamente cuando se aclara la infección. Por eso, ante una anormalidad citológica de grado menor, en este grupo de mujeres, la actitud recomendada es la observación sin tratamiento. En las lesiones de alto grado la actitud no está tan consensuada. Hasta hace unos años el tratamiento escisional también era el tratamiento de primera elección en la mujer joven pero a medida que se va conociendo más la historia natural del virus en este grupo etario se va abriendo la puerta al tratamiento conservador, es decir, a la observación sin tratamiento esperando que la lesión regrese espontáneamente. El objetivo principal de nuestro trabajo es analizar la regresión espontánea de alteraciones citológicas HSIL y lesiones de alto grado CIN 2 y CIN 2-3 en mujeres de edad menor o igual a 25 años. Métodos Estudio longitudinal prospectivo. Se analizan los datos del seguimiento a 24 meses de pacientes menores de 25 años remitidas a la Unidad de Patología del Tracto Genital Inferior del Hospital 12 de Octubre por citología de cribado con resultado de HSIL y de aquellas pacientes del mismo grupo etario ya controladas en la Unidad por otra alteración citológica con diagnóstico histológico de CIN 2 y CIN 2-3. Resultados Se seleccionaron 105 pacientes con una edad mediana de 22 años y una paridad media de 0,28 hijos. El 64,7 % de las pacientes no había fumado nunca y un 4,7 % eran ex fumadoras. El 43,8 % nunca había tomado anticonceptivos orales y el 29,5 % eran usuarias de dicho método anticonceptivo en el momento del diagnóstico. La edad media de inicio de actividad sexual de las pacientes de nuestro estudio fue de 16,56 ±1.95 años y la mediana del número de parejas sexuales en los últimos tres años es de 2 parejas. En el momento del diagnóstico el 66,3 % tenían pareja estable. Estudiamos el porcentaje de regresión a los 6, 12 y 24 meses y el tiempo transcurrido hasta esta curación mediante curvas de supervivencia. Además se estudia la influencia de distintas variables como las características epidemiológicas o la presencia de distintos serotipos de VPH en este proceso de curación. Encontramos un porcentaje de regresión del 49,6 % (IC 95 %: 40,15-59,9 %) a los 6 meses, de 67,15 % (IC 95 %: 56,03-77,87 %) a los 12 meses y de 76,11 % (IC 95 %: 63,69-86,78 %) a los 24 meses. Observamos, además, que la nuliparidad y la ausencia de serotipo VPH 16 son los únicos factores que se relacionan con una mayor posibilidad de curación. Para el resto de variables estudiadas no encontramos diferencias estadísticamente significativas, no observamos que determinen una mayor o menor regresión. Conclusiones El manejo conservador es una forma de tratamiento eficaz y segura de alteraciones citológicas HSIL y lesiones de alto grado cervicales, CIN 2 y CIN 2-3, en mujeres jóvenes.
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