Se trata de un estudio valorativo de las actividades y modelos de formación permanente. Se incluye un estudio cuantitativo y otro cualitativo-teórico a partir de datos aportados por entrevistas y 3066 encuestas-cuestionarios pasados a maestros y profesores. Con los resultados y el tratamiento y relación de estos cuestionarios, se han sacado algunas conclusiones. El trabajo teórico que acompaña al estudio, le da validez y corrobora los resultados empíricos. Los maestros y profesores han de ser los agentes de su aprendizaje. El propio profesional ha de tener un papel determinante en la organización, planteamiento y evaluación de las actividades de formación, también en cómo debería evolucionar la formación permanente para satisfacer las expectativas.
Además han de planificarse desde el propio centro y atendiendo sus necesidades. Así, un modelo de formación innovador debería ser considerado desde la vertiente de una responsabilidad ética frente a la sociedad y a los alumnos y escuela. Esta actitud de constante aprendizaje es vital, sobre todo de los aprendizajes asociados a los centros. En el modelo se constata la necesidad de una estrecha colaboración entre las instituciones organizadoras, los centros educativos y el profesorado (protagonista).
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