El cáncer de mama es el más frecuente en mujeres de todo el mundo. Además de los factores genéticos, epigenéticos y hormonales, existen evidencias epidemiológicas y experimentales de que los factores nutricionales y ambientales tienen un papel en la etiología y el desarrollo de esta enfermedad. Los lípidos de la dieta se han relacionado directamente con el cáncer, fundamentalmente, el de mama. Resultados previos demostraron que las dietas hiperlipídicas de aceite de maíz, rico en ácidos grasos poliinsaturados (PUFA) n-6, y el aceite de oliva virgen extra, rico en ácidos grasos monoinsaturados (MUFA) n-9 y diversos compuestos bioactivos, ejercen un efecto estimulador y potencialmente protector, respectivamente, en el cáncer de mama experimental. Estos efectos se realizan durante la etapa de la promoción de la carcinogénesis, pero existen indicios de una influencia sobre la iniciación. El objetivo de este trabajo fue investigar si estos lípidos podían ejercer sus efectos moduladores mediante cambios en el estado de estrés oxidativo en el organismo a diferentes niveles: en el animal sano, en la etapa de la iniciación de la carcinogénesis y en el animal adulto afectado de cáncer de mama. Así, se desarrolló una serie experimental basada en el modelo de cáncer de mama inducido en la rata Sprague Dawley con el hidrocarburo aromático policíclico 7,12-dimetilbenz(a)antraceno (DMBA). Se estudiaron la defensa antioxidante enzimática, mediante la expresión de las enzimas CAT, SOD1, SOD2, GPX1, GPX4 y GR en hígado y glándula mamaria y su actividad en hígado, y la no-enzimática, mediante los parámetros del glutatión en plasma GSHtotal, GSH, GSSG, GSH/GSHtotal y GSH/GSSG. Además, se estudió el daño oxidativo en lípidos y proteínas en plasma, y en el ADN de la glándula mamaria, mediante los niveles de 8-OHdG y la expresión de las enzimas de reparación OGG y PARP. Los resultados mostraron que, en general, las dietas hiperlipídicas aumentaron el nivel de estrés oxidativo en comparación a la dieta control. Este efecto fue mayor para la dieta de aceite de maíz, tanto en los animales sanos como, sobre todo, en la etapa de la iniciación de la carcinogénesis. Ello se correspondió con una aparición más temprana de la enfermedad y mayores incidencia y contenido tumorales. En cambio, la dieta rica en aceite de oliva tuvo un efecto débilmente estimulador de la carcinogénesis y se asoció a unos niveles de estrés oxidativo en hígado y plasma intermedios entre los inducidos por la dieta de aceite de maíz y la control, tanto en los animales sanos como durante la iniciación. En la glándula mamaria iniciada los lípidos de la dieta ejercieron sus efectos sobre los parámetros de estrés mediante mecanismos específicos. Finalmente, los lípidos de la dieta ejercieron una influencia mucho menor sobre el estrés oxidativo una vez el cáncer está establecido.
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