El objetivo de esta investigación ha sido analizar la enfermedad en la Europa de la Baja Edad Media a partir del conocimiento de los factores que determinaron y condicionaron su expresión visual en los contextos sociales y culturales en los que se desarrolló. He destacado aquellos discursos que incidieron de forma directa sobre la enfermedad como manifestación real y sobre todo visible, desde un punto de vista biológico, médico, religioso y social. A este conjunto he incorporado la repercusión del discurso que la propia imagen estableció con el resto de los contextos culturales de la Europa medieval. Para el desarrollo de esta investigación he utilizado una serie de criterios metodológicos que incluyen enfoques de índole sociológica, como la historia de las mentalidades, la religión y la medicina, todas ellas disciplinas de estudio histórico y de expresión de la cultura visual. Su análisis me ha permitido por un lado profundizar en la imagen como proceso de pensamiento de la sociedad que la creó, y por otro considerar la enfermedad dentro de la medicina como ciencia, y el uso que esta hizo de la iconografía patológica. El aparato iconográfico para el análisis de la imagen procede esencialmente de la pintura medieval en cualquier soporte, aunque no he desestimado obras escultóricas, tanto en piedra como en madera, por las características iconográficas relevantes que aportan. Los ámbitos representativos de dichas pinturas están vinculados a los contextos científicos -sobre todo de filosofía natural y medicina-, religiosos y profanos, logrando por lo tanto una visión global y holística de la expresión visual de la enfermedad. El trabajo ha sido estructurado en dos grandes bloques. En el primero analizo por una parte, la enfermedad y su imagen dentro de la sociedad medieval, tanto civil como religiosa, así como sus repuestas frente a los problemas de salud pública. Por otro lado, examino de forma independiente el discurso médico sobre la enfermedad y el uso que este hacía de su imagen. El segundo bloque de la investigación se centra en el análisis visual e iconográfico de aquellas enfermedades que tuvieron una repercusión social en la época, bien por el miedo al contagio, caso de la lepra y la peste; por sus connotaciones morales y de seguridad, caso de las enfermedades mentales; bien por su efecto colectivo, caso del mal del fuego; o bien por tratarse de dolencias que relegaban a sus afectados a la imposibilidad de la normalidad como la ceguera, las parálisis o la sordomudez. En el último capítulo de este bloque, analizo la imagen del parto y las enfermedades secretas de la mujer como problemas de la intimidad femenina, llenos de prejuicios morales. Tras este amplio estudio he obtenido varias conclusiones, entre las que quisiera destacar el empleo intencionado de la imagen como reflejo de la fuerte jerarquización social, disponiendo a los enfermos en los márgenes de la sociedad y de la representación, y produciéndose una clara diferenciación en la imagen de las enfermedades que sufría cada estamento. En el contexto religioso la enfermedad se instrumentalizó al verter sobre ella toda una serie de connotaciones negativas que provenían del discurso moral y dogmático. En el ámbito de los milagros de curación los enfermos lograban un alivio físico y espiritual. En el contexto médico la iconografía patológica se empleaba como elemento didáctico, para dignificar la propia ciencia médica y al médico como el profesional que la ponía en práctica. Cada enfermedad se plasmó mediante el empleo de unas características iconográficas fruto de la propia identidad de la patología a través de sus manifestaciones externas, así como del uso de una serie de características sociales y elementos que identificaban determinadas dolencias. Por último, la propia escenografía dispuso a la enfermedad en un contexto determinado otorgándole una función específica dirigida a unas audiencias concretas.
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