El sistema Renina-Angiotensina (SRA) ha sido considerado clásicamente como un sistema hormonal o circulante encargado de la regulación de la presión arterial, pero actualmente se sabe que muchos tejidos tienen un SRA local, incluido el cerebro. Se ha demostrado la presencia de componentes del SRA en los ganglios basales, concretamente en el sistema nigroestriatal dopaminérgico, implicado en el desarrollo de la enfermedad de Parkinson (EP). Estudios recientes apoyan la existencia de un SRA intracrino o intracelular funcional que abre nuevas perspectivas para conocer su funcionamiento, concretamente, a nivel mitocondrial, presenta especial importancia puesto que se ha demostrado que la disfunción mitocondrial juega un papel fundamental en la degeneración de las neuronas dopaminérgicas y en la patogénesis de la EP.
El envejecimiento es el mayor factor de riesgo para la EP. Además, se ha demostrado que la falta de estrógenos, que se produce durante la menopausia, aumenta el riesgo de sufrir esta enfermedad. Las alteraciones en la interacción de la dopamina y la angiotensina también juegan un papel importante en la vulnerabilidad dopaminérgica. De acuerdo con el papel fundamental que ejerce el SRA en la degeneración dopaminérgica, se ha encontrado una mayor actividad de este sistema en la sustancia negra de modelos animales con mayor vulnerabilidad dopaminérgica.
La manipulación del SRA cerebral podría constituir una estrategia neuroprotectora eficaz contra la vulnerabilidad dopaminérgica, y por tanto, contra la progresión de la EP.
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