Se argumenta que lo femenino y la feminidad no son el conjunto de características que históricamente se han asignado a las mujeres, sino que son una forma de pensamiento de la sociedad que se vive como un conjunto de valores, y que genera sujetos mujeres con cuerpos, formas de sentir y de relacionarse muy concretas. Es decir, que lo femenino produce a las mujeres. Partiendo de esa premisa, se analiza el caso de chicas adolescentes originarias de países de Latinoamérica que viven en Barcelona, cuyos cuerpos e identidades no son solamente producto de sus "culturas" de origen, sino más bien de la intersección de trayectos trasatlánticos (de ellas y de sus madres), del consumo, de la necesidad de pertenecer y de las expectativas que de ellas tiene la sociedad que les acoge, dando lugar a una cultura femenina con sus especificidades.
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