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Ecología del lobo (Canis lupus), del poni salvaje (Equus ferus atlanticus) y del ganado vacuno semiextensivo (Bos taurus) en Galicia: interacciones depredador-presa

  • Autores: Laura Lagos Abarzuza
  • Directores de la Tesis: Manuel L. Sanmartín Durán (dir. tes.), José Manuel Leiro Vidal (tut. tes.)
  • Lectura: En la Universidade de Santiago de Compostela ( España ) en 2013
  • Idioma: español
  • Tribunal Calificador de la Tesis: Florencio Martínez Ubeira (presid.), Jesús Domínguez Conde (secret.), Paulino Fandos (voc.), Alexandre Nuno Vaz Baptista de Vieira e Brito (voc.), Enrique Valero Gutiérrez del Olmo (voc.)
  • Materias:
  • Enlaces
    • Tesis en acceso abierto en: MINERVA
  • Dialnet Métricas: 2 Citas
  • Resumen
    • La población de lobo (Canis lupus) de Galicia constituye aproximadamente un tercio de la población española. En gran parte del oeste y centro de Galicia, los lobos coexisten con ponis salvajes (Equus ferus atlanticus) y el ganado vacuno semiextensivo (Bos taurus) es otro de los principales recursos tróficos disponibles. En estas zonas se presume un importante nivel de depredación de lobo sobre ponis salvajes y ganado vacuno semiextensivo, pero estas interacciones depredador-presa no habían sido estudiadas con anterioridad. Por otro lado, la última descripción global de los hábitos alimentarios del lobo en la región se realizó hace más de 30 años y las condiciones ecológicas del territorio gallego han variado substancialmente desde entonces. En este trabajo se aborda el estudio de los hábitos alimentarios del lobo y de diversos aspectos de la ecología de los ponis salvajes y del ganado vacuno semiextensivo, particularmente centradas en las relaciones depredador-presa.

      Para el estudio de la ecología trófica del lobo se analizaron 2.740 muestras de excrementos colectadas entre 2003 y 2006 en tres sectores distintos de la geografía de Galicia: 1) Norte de la Dorsal Gallega y Valle del río Eume (VDE); 2) Centro de la Dorsal Gallega (CDG); 3) Suroeste de los Macizos Centrales Ourensanos (SMC). En CDG se amplió la muestra con 855 excrementos examinados hasta octubre de 2008. El trabajo de campo para el estudio de la ecología de los ponis salvajes y del ganado vacuno semiextensivo fue realizado en CDG. El seguimiento de los ponis salvajes se centró en tres montes que comprendían una población de 74-86 ponis adultos y sus potros repartidos en varias manadas; su seguimiento fue realizado entre enero de 2006 y diciembre de 2008, mediante el reconocimiento individual de los ponis y, a partir de 2007, con ayuda de radiotelemetría. El estudio de la ecología del ganado vacuno extensivo fue realizado entre 2007 y 2008, en 33 explotaciones situadas en el sector CDG, que acogían un total de 1.188 vacas y 36 toros. Se abordó el estudio de diversos aspectos de la ecología de los ponis y del ganado vacuno semiextensivo que podrían influir sobre la depredación por lobo y su impacto, tales como la reproducción y la estructura social. En el caso de los ponis salvajes se realizó un seguimiento de la supervivencia de los potros, con un especial esfuerzo en tratar de localizar los cadáveres para identificar la causa de la muerte. En el caso del ganado vacuno estudiado, fue planteada una encuesta a los ganaderos, siendo revisada en detalle cada explotación, su ganado y sus parcelas; asimismo, fueron consultados los libros oficiales de registro de las 7 principales explotaciones y los registros de daños de lobo en 10. Fue empleado el fototrampeo para monitorizar la actividad de los lobos.

      La dieta del lobo en Galicia está constituida mayoritariamente por poni (24%), corzo (23%), vaca (15%) y carroña (11%). En los Macizos Centrales Ourensanos los lobos se alimentan de ungulados silvestres (70%), especialmente de corzo Capreolus capreolus (49%) y jabalí Sus scrofa (19%). En la Dorsal Gallega la mayor parte de la alimentación procede de poni salvaje (37-34%) y vaca (20-23%), resultando la prevalencia de ungulados silvestres inferior al 20%. La carroña constituida por desechos de cerdos (Sus domestica) y aves de granja, es un complemento importante en los tres sectores (7-14%). El poni salvaje en la Dorsal Gallega y el corzo en los Macizos Centrales Ourensanos constituyen las especies fundamentales para la subsistencia del lobo. La importancia de ambas especies parece haber adquirido mayor protagonismo a partir de 2003, cuando se detectó una fuerte disminución de la frecuencia de aparición de carroña en los excrementos; proceso que guarda una estrecha relación con la implementación de diversas medidas sanitarias tras la aparición de la Encefalopatía Espongiforme Bovina. El patrón estacional indica un consumo elevado de ungulados silvestres y ponis salvajes durante todo el año, especialmente alto en primavera y verano para los primeros y en otoño e invierno para los segundos, así como un consumo máximo de animales domésticos y carroña en otoño e invierno. La aparición de poni en la dieta fue alta y estable a lo largo de todo el año, lo que indica depredación sobre los potros en verano y otoño y el consumo de animales muertos por causas naturales a lo largo del resto del año. De entre los ungulados silvestres, los lobos mostraron selección positiva por corzo, hecho que había sido puesto de manifiesto también en los Montes do Invernadeiro y en otras zonas de Europa como la Toscana o Sajonia. De entre ponis salvajes y ganado bovino y ovicaprino, seleccionaron positivamente el poni en VDE y CDG, observándose en este último sector una fuerte selección trófica por los ponis en comparación con el ganado vacuno semiextensivo. La dieta del lobo en Galicia ha experimentado cambios desde los años 70, consistentes principalmente en una reducción del consumo de carroña y perro (Canis familiaris), acompañada de un incremento en el consumo de ungulados silvestres.

      En cuanto a la ecología de los ponis salvajes, nuestros resultados muestran una tasa reproductora de las yeguas de 0,67, situada entre las más altas citadas para caballos y otros équidos salvajes, y partos con un carácter marcadamente estacional: el 97% se producen entre abril y junio, situándose la fecha media de partos en el 9 de mayo; otras poblaciones de caballos asilvestrados que habitan en climas más extremos presentan los partos menos concentrados. El periodo de partos, calculado como número de días en el que se concentró el 80% de los mismos, fue de 54 días, y el rango intercuartílico fue de 29 días. La sincronización reproductora de los ponis salvajes de Galicia es comparable a la de otros ungulados silvestres. Localizamos los cadáveres del 41% de los potros muertos durante el periodo de estudio, constituyendo la depredación por lobo la principal causa de mortalidad de los potros (96%). El impacto anual de la depredación fue de 33,45 potros por cada 100 yeguas. Los eventos de depredación en ocasiones son fallidos, dando lugar a la presencia de heridas en los potros, lo que afectó anualmente a un 19-40% de la población. Estas heridas consisten en rasguños y graves desgarros de piel y músculos. El 69% de estos potros mostraban heridas en los cuartos traseros y el 43% en el cuello. Se observaron diferencias en el número y en la localización de las heridas, según la edad de los potros, de forma que en los menores de 20 días el número heridas por ataque fue mayor y se localizaban principalmente en el cuello y en la parte superior del cuerpo. Se observó que la supervivencia de los potros aumentaba significativamente tras haber sufrido un ataque resultante en heridas, lo que sugiere la existencia de una respuesta antidepredatoria aprendida. Este resultado contradice la creencia extendida de que las heridas causadas por los lobos generalmente dan lugar a la muerte de las presas. El índice de supervivencia de Kaplan-Meier en el primer año de vida de los potros fue 0,41, observándose que el color de capa y su fecha de nacimiento predicen su probabilidad de supervivencia. La supervivencia resultó significativamente mayor en potros alazanes y nacidos al comienzo de la temporada de partos (abril); esta mayor supervivencia de las primeras crías que nacen también ha sido puesta de manifiesto para ñu azul (Connochaetes taurinus) y vacas extensivas. La mortalidad de los potros por depredación se observó exclusivamente entre abril y diciembre, no afectando a los mayores de ocho meses. La edad media de los potros al morir fue de 79 días. La mortalidad de los ponis adultos (1,2 - 6,0% anual) en ningún caso fue debida a depredación. Las características sociales de las yeguas muestran cierta influencia en la supervivencia de sus potros y en su índice de éxito reproductor: las yeguas con índices de asociación altos, un grado de gregarismo intermedio, con tamaños de grupo de 8-11 individuos y relaciones sociales estables, parecen lograr una mayor supervivencia de sus potros.

      En el caso del ganado vacuno semiextensivo la tasa de partos fue de 0,72, y éstos tuvieron lugar más distribuidos a lo largo de todo el año. La fecha media de partos se sitúa en el 6 de junio, siendo la sincronización reproductora muy inferior a la de las yeguas. La depredación por lobo sobre los terneros tiene lugar a lo largo de todo el año, aunque con máximos en invierno y otoño y mínimos desde mediados de primavera a verano, coincidiendo con la época de máxima depredación sobre potros. La depredación afectó principalmente a terneros de hasta un mes de edad (57%), disminuyendo al aumentar la edad. El porcentaje de depredación durante la primera semana de vida de los terneros fue del 36% y del 18% en el primer día, lo cual podría estar relacionado con problemas asociados al parto, lo que supondría una depredación de tipo compensatorio. El 52% de las 33 explotaciones estudiadas no sufrieron daños por lobo. La tasa de mortalidad interanual de los terneros por depredación fue de 1,66%. El impacto anual de la depredación fue 1,15 terneros por cada 100 vacas, muy inferior a la experimentada por los ponis salvajes. Al analizar las características de las explotaciones que pudieran condicionar la vulnerabilidad del ganado a la depredación por lobo, se obtuvo un modelo que, en función de la raza del toro, de las vacas y el tamaño de las parcelas, clasificó correctamente el 71,4% de las explotaciones que habían sufrido daños. Las explotaciones con toro de raza Limusina, vacas mayoritariamente de raza Rubia Gallega, o sus cruces, y parcelas menores de 8 ha, ofrecían menor riesgo de sufrir ataques. La novedad más importante que aportan nuestros resultados es la clara influencia de la raza del ganado en el riesgo de sufrir ataques. Los toros de raza Limusina resultan esenciales para cubrir las vacas de raza Rubia, de mayor talla, con el objetivo de disminuir el riesgo de partos distócicos y, de este modo, la depredación que parece asociada a este problema. Se observó mayor mortalidad, achacada a la depredación, en explotaciones con toros con cuernos, lo que podría ser consecuencia de que los toros con cuernos, de determinadas formas pudieran dañar a los terneros al apartarlos de sus madres cuando éstas están en celo.


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